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Luis Milán, es tenida en- tre los bibliófilos por un libro de los más raros de nuestra antigua literatura; tan- to que uno de los más entendidos, el Sr. D. Vicente Salva, decia en 1826; «Es uno de los más escasos de cuan- tos hay en idioma castellano; Xime- no no tuvo ocasión de ver ninguna de tas dos ediciones que menciona de 1561 y 65, tal es su rareza : este ejemplar es de la primera edición, y está completo aun cuando aparenta carecer de portada, pues nunca U tuvu. Perteneció á don • • • • • • • I • •• • • • • • • *•• • . • • • • • • • • * k * • k • • • • • • • • • • *• • • 1 * * * ¡ > • * • • • • • • • • * • • • • • * * * • • • • • • • • » • • • *• * • • * • *•* *• * * • • • >• • • • » •> • k * • k fc fc V fc «« te b b V. o V 124407 VI ADVERTENCIA PRELIMINAR. Gregorio Mayans)) (i). A incluirla en nuestra colección nos ha movido, no sólo 'su extraordinaria rareza, sino tam- bién su indudable mérito, pues aun cuando la gbra de Milaíi no admite com- paración con la de Castiglioni, que le sirvió de modelo, tiene más interés para nosotros bajo el punto de vista español, porque al hacer una exacta descripción de las costumbres y manera de vivir de aquella época en el palacio del duque de Calabria (2), pinta también, y admirable- mente por cierto, la sociedad de entonces haciendo figurar en su libro, no perso- najes ficticios, sino lo más escogido de los nobles y poetas valencianos ; es, en una palabra, la resurrección del si- glo> XVI , y hace pasar ante nuestra vista los saraos , fiestas y trajes de su tiempo. Más afortunados nosotros que el señor Salva, tenemos noticia de seis ejempla- (i) Catálogo de Salva, publicado en Londres, 1826- 29, parte i.% pág. 142. (2) Don Fernando de Aragón, duque de Calabria y Príncipe de Tjiranto, fué hijo de D. Fadrique, rey de Ñapóles; casó con doña Germana de Fox, viuda del rey D. Fernando el Católico, y en segundas nupcias con doña Mencía de Mendoza, segunda marquesa del Ze« nete: murió en 1^51. ADITBRTBirCIA FKEUlflNAR. VU res ' de El Cortesano ( i ); todos los cuales tienen, como ym advirtió aquel dis- tinguido bibliófilo, la página j>rimeni en blanco, empezando al reverso el libro, de modo que ^te no ll^ó a tener porta- da; rareza que en sentido inverso se en- cuentra en otro del misma Luis Milán» titulado: El Maestv i música ii vihue^ la (2), pues hemos visto en los ejempla- res que de él se conservan en la Biblio- teca de Palacio y en la de nuestro que- rido amigo el Sr. D. Pascual de Gayán- gos que en la portada tienen el folio 2, lo cual parece indicar debieron tener otra anterior ó al menos una ante-portada; porque de no ser así, no se concibe em- piece la numeración en ese folio, si- guiendo luego correlativa. (i) Dos h^y en la Biblioteca Naciona^y otro en la Colombina, en Sevilla, otro tiene nuestro querido ami- go el Sr. D. Pascual de Gayángos; el Sr. D. Ricardo Heredia tíene el que ñié de Salva, y por últímo don Blas Hernández el que perteneció á D. Bartolomé José GaUardo. (2) Libro de mvsica de vihuela de mano, intitulado £1 Maestro, el qual trahe el mesmo estilo y orden que un maestro traheria con un discípulo principiante : mos- trándole ordenadamente desde los principios toda cusa que podría ignorar para entender la presente obra. Año 1535. Fól. VI ADVERTENCIA FRBLIMINA Gregorio Mayans» (i). A in- nuestra colección nos ha m solo su extraordinaria rareza, bien su indudable mérito, cuando la obra de Milah no ad* paracion con la de Castiglioi sirvió de modelo, tiene más ii nosotros bajo el punto de vist porque al hacer una exacta ¿ de las costumbres y manera c. aquella época en el palacio de Calabria (2), pinta también , y mente por cierto, la sociedad d haciendo figurar en su libro, najes ficticios, sino lo má^ de los nobles y poetas valen^ en una palabra, la resurrecc glo XVI , y hace pasar ante ni los saraos , fiestas y trajes de Más afortunados nosotros q Salva, tenemos noticia de sei (i) Catálogo de Salva, publicado en I »9, parte i.*, pág. 141. ^z) Don Fernando de Aragón, duqu> I'rincipe de Taranto, fué hijo de D. F. Ñapóles ; casó con doña Germana de Fu\ I). Fernando el Católico, y en segund doña Mencía de Mendoza, segunda m. ;:ctc: murió en l.$5i« VI ADVERTENCIA PRELIMINAR. Gregorio Mayans» (i). A incli nuestra colección nos ha mov solo su extraordinaria rareza, si bien su indudable mérito, pi cuando la obra de Milán no admi paracion con la de Castiglioni, sirvió de modelo, tiene más inte nosotros bajo el punto de vista porque al hacer una exacta des de las costumbres y manera de aquella época en el palacio del i Calabria (2), pinta también, y ac mente por cierto, !a sociedad de haciendo figurar en su libro, i najes ficticios, sino lo más de los nobles y poetas valenci en una palabra, la resurrecci^ glo XVI , y hace pasar ante nu< los saraos , fiestas y trajes de s Más afortunados nosotros qi Salva, tenemos noticia de sei> (i) Catálogo de Salva, publicado en I 29, parte i.% pág. 142. (z) Don Fernando de Aragón, duqu- Principe de Taranto, fué hijo de D. F Ñapóles; casó con doña Germana de Fu I). Fernando el Católico, y en legun doña Mencia de Mendoza, segunda 11 nctc: nwirV) en 1^51. ADVBKTENCIA PRELIMINAR, IX n objeto, y con una eficacia que le 5>í':ccmos vivamente; ni en el Dicta- J-_'' Ayuntamiento owciió Is y dixo : Güoce, á ]a Rcüm, aü seion, bo he pesa que seas mkahiiete del Dttqve, má se> ñor, que pues no se puede esonar por lia- ber tantos dése oficio, más rale que ni lo seas que no el Reverendo canónigo Ester. Re^xxndió k la camarera el Canónigo , di- ciendo : Donos reverent ab tal sobrescrít, seTnora don Ana, ¿qni li ka dit que vo so al- cabot? Dixo la camarera : Señor canónigo Ester, en verdad que no se lo alevanto, que Gilote me lo ha dicho, y no sé qué me crea. Tomóse á reir como quien regaña el Canónigo, y dixo : La dob es bo pera uns guants, diu que no me alleva; alle\'antmo ab un no sé qué me crea, Senyora don Ana, yo li diré per quen diu alcabot lo bellaco de Gilot : En dies passats porti unes co- I o EL CORTESANO. mendacions á la sua Beatriz de part de don Luis Vich, pera yo teñir entrada en sa casa, y Gilot haguen sentiment que estaba amagat escoltantme, y feuse á la finestra cri- dant com un orat : Veyns, veyns, socorreu- me, que un lladre tinch en casa. Y venint tot lo veynat diguerenli : ¿A hon es lo lla- dre : Y ell dix : Vel vos aquí ; lo canonge Ester es quem vol robar la honra, portant alcabotcries á la mia Beatriz, que pijor es que lladre un alcabot. Prcnguérense á riure y dexárenlo tots pera qui es, que tal es com ell qui creu al orat. Salió á esta caza don Luis Vique y la se- ñora doña Mencía Manrrique, su mujer, con unas ropas de terciopelo morado, pasama- nadas de oro y plata, llenas de unos ojales con un ojo en cada ujio dellos, y el mote decia Fi que vi; y como la señora doña Mencía oyó al canónigo Ester, que habia traido á Beatriz de Gilote encomiendas de parte de D. Luis Vique, su marido, dixo : Señor canónigo Ester, si no hubiera empres- tado mis celos á la señora doña Violante Mascó, mi vecina, que los ha bien menes- ter, yo me hiciera celosa por haber traido vuesa reverencia encomiendas á Beatriz de Gilote de parte de D. Luis Vique , mi señor ; y aun que os amparastes del nombre BL CORTESANO. 1 I de mi mando para entrar en su casa, más me siento deso que si fuérades tercero, que no es bien tomar nombre honrado para ha- cer deshonras. Respondió el Canónigo, y dixo : Señora doña Mencla, Gilot es lo cor- nut, y vosa merced la celosa, y yo. lo alca- bot; parme que danzan los furios los tres, y lo señor D. Luis Vich, son marít, sen riu; dexen esta danza, que en jornades de plaer lo furios no sa de fer. Don Luis Vique, con- firmando la razón del Canónigo, dixo á su mujer: Señora, el señor canónigo £ster dice bien y obra mal ; disimúlense, los celos en esta jornada y no gastemos la fiesta, pues yo disimulo la reverenda traición que se me ha hecho, que entre en casa de Beatriz de Gilote el Canónigo, como alcahuete mió, para alzarse con ella. Vino á esta caza D. Luis ^^rgsinte y la señora doña Violante, su mujer, con ropas muy bien divisadas y ricas, de terciopelo, aforradas de tela de oro ; y entre unos reca- mos y bro&laduras de cañutillo estaban unas medallas, y en las del marido los rostros del y su mujer que se miraban el uno al otro, y el mote decia : Fio/a ante mi deseo que la veo. Y en las medallas que la señora doña Violante traia estaban unas manos con el puño cerrado, y el dedo más pequeño alto, 12 EL CORTESANO. que se nombra el margante, y el mote decía : MI mano muestra con razón Quién está en mi corazón. Llegóse riendo la señora doña Violante Mascó, y dixo á la señora doña Mencía : Yo' vuelvo los celos que vuestra merced me ha emprestado, que más los ha menester que yo, según va embeatrizado el Sr. don Luis, su marido, de Beatriz de Gilote, y no lo tome por mote; pues le he oido decir aquí que el canónigo Ester le ha hecho una reve- renda traición , que no se puede adevinar si son burlas las que pueden ser veras. Respon- dió la señora doña Mencía : Señora doña Violante Mascó, yo quiero cobrar mis celos, y de aquí adelante no me los ampreste más que no se los emprestaré, pues burla dellos, sino á la señora doña Castellana Belvis, su cuñada, que me han dicho que por no ser ce- losa dice su marido que no es amorosa, y va á buscar el amor de fuera de casa ; y por- que sea más casero no debe dexar un dia en la semana de ser celosa, que á maridos que se desmandan los celos los enfrenan , y si muerden el freno como á caballos desboca- dos, y pasan la carrera hasta á donde quie- ren, quando se cansarán ó alcanzarán vol- EL O0ft.T8SAlKK I3 verán á sa casa, j coooscerán que sa majer les mostraba ccm los celos los recelos que tenían de sa perdición ; que no hay amor sin cdos, ni cordura sin recelos. Dizo don Luis Margarite : Señora doña Mencía, beso las manos de vuestra merced de los celos qae ha emprestado á mi mujer, que yo lo deseaba y diciáidole cadal dia : mujer,, ha- ceos celosa porqne no engordéis, que si más engordáis, yo me buscaré un festejo flaco y unos amores éticos. Y desparóme un dia con unos celos rabiosos que bien parescen em- prestados, pues se lo rie en ser yo fuera casa con una castellana, camarera suya, que se nombra Mariseca. Dixo la sefiora doña Violante : Señor marido, pues queréis que hagamos la tortilla de celos que hacen Joan Fernandez y su mujer, séanos juez la señora doña Mencía; y diga si tengo de ser celosa de marido que cadal dia va de boda en boda festejando toda Valencia,' dándome á entender que fes- teja por competir de burlas con el comen- dador Montagudo, por ver cómo se hace ce- loso, y he caldo en la cuenta que suelen con las burlas encubrirse las veras. Vino á esta caza don Pedro Mascó y la señora. doña Castellana Belvis, su mujer, con unas ropas de terciopelo encarnado, to- 14 KL CORTESANO. das brosladas de unos manzanos al natural, las hojas verdes y la fruta cdorada, con unos letreros de oro colgados dellos, y te- nían unas letras que, haciendo de cada una dellas sílaba, dicen : Él es de ella y ella es de él, como dice este letrero : L. S. D. L. A. Y. L. A. S. D. L.; conformando á esta voluntad el manzano y la manzana, quel uno procede del otro. Fué tan buena esta invincíon como la burla que la señora doña Castellana pasó dicien* do : Señora doña Mencía, yo recibo la merced ^úe me hi^o cuando dixo á lá se- ñora doña Violante, mi cufiada, que me em- prestarla celos para que un dia en la sema- na sea celosa', porque le han dicho que por no tener celos don Pedro, mi señor, me tiene por desamorada y vase á buscar nuevos amo- res-fuera de casa ; suplico á vuestra merced me los empreste, que para luego es tarde lo que mucho es menester. Dixo la señora doña Mencía : Señora doña Castellana, to- me vuestra merced, que con un abrazo se debe emprestar y volver lo que es para bien hacer. La señora doña Castellana dixo : Agora que soy celosa verá mi . marido qué cosa son jinetes, por más que él sea buen jinete. Respondióle su marido : Señora mu- EL CO&TESANO. I 5 jer, si como dixo jinetes dixera jinetas , que son raposas ^ guardara mis pollos que no me los coma. Dixo la señora doña Castellana : Pues por mucho que los guardéis yo come- ré dellos. Su marido se rió y dixo : Eso sería la comida que hizo una mujer de Hierusa- len, que, estando cercada por Vespasiano, emperador de Roma, y su hijo Tito, tenién- dola en gran aprieto, al ñn de diez años que turó la guerra, vinieron los cercados en tan gran rabia de hambre, que una viuda hebrea, de las qtte estaban dentro la ciudad, dio la muerte á un solo hijo que tenía mochacho, haciéndolo quatro quartos y comióselo. Dixo la señora doña Castellana : ¿Esos son los po- llos? ¿y de qué gallina los habéis sacado? que si son vuestros hijos y de buena ca'^ta, no los comeré como la mujer hebrea, sino criarlos he para que no se pierdan, que los celos de la mujer no han de ser para hacer receloso á su marido. Salió Joan Fernandez de Hercdia y la se- ñora doña Hierónima, su mujer, con unas ropas de terciopelo azul, recamadas de hilo de plata y Oro, broslados unos ruiseñores, que son páxaros que no cantan ni muestran ale- grarse sino en la primavera, y el mote decia: Gozan del que yo quisiera Cantar en la primavera. 1 6 EL CO^TBSANO. Doña Hierónima dióse cata que su ma- rido habia sacado la invincion y el mote por una prima suya, y con un zuño dijo : . Señor marídoy Hablemos un poco al oído. Y él respondió : Señora mujer, Guárdeme Dios de tal hacer. Dixo la señora doña Hierónima : Vos temos que yo os dixera Quién es vuestra primavera, Ques tan falsa para vos. Como sois alisos los dos : Decidle ques por demás Quella me vesite más , Pues que vuestros ruiseñores Cantan que me sois traidores. Dixo Joan Fernandez : ¿Quién os hizo trovadora, Mi señora, Quién 06 hizo trovadora ? Dixo la señora doña Hierónima, su mu- jer : Por trovar vuestras maldades, Digo en versos las verdades. Que meresceis que yo diga Que vestís mujer y amiga; EL CORTESANO. 1 7 Pues dos jaobs parescopos, Destas aves que traemos j Ya nos dicen £uaa es ésta , Pazareros son de fiesta ; Yo me voy , quedaos con Dios , Que corrida voy con vos. La Reina, viendo que se iba, le dijo : doña Hierónima, pqr me hacer placer, y pesar á quien os quiere mal, que volváis, que nunca se debe hacer lo que el enemigo quiere. La señora doña Hierónima volvió á la Reina y dixo : Señora, con tan gran fiivor Yo seré tan socorrida Que no me veré corrida Sino por mi corredor. . Dijo Joan Fernandez, su marido : ¿Quién 06 ha mal enojado, Mi buen amor. Que me hicistes corredor? Respondióle su mujer : ¿Quién os hizo pajarero, Caballero , Quién os hizo pajarero ? La Reina le dijo : Señora doña Hierónima , más querría ser vos que yo, que muy gran 1 8 EL CORTESANO. cordura es sah^r enojarse y desenojarse cuando es menester. Vino á esta caza don Diego Ladrón y la señora doña María, su mujer, y por lo que le pareció, él no salió vestido de fiesta y ella sí, con una ropa de terciopelo negro, toda l)roslada de unas sierpes, muy al natural, que tenian cortado del pescuezo un tercio y de la cola otro tanto, y en una montera quede lo mismo traia estaba este letrero : £n el medio está lo buenoj Que en los estremos Se pierden los que perdemos. Paresció esta invincion y mote muy bien á todos y alabáronselo mucho, y don Diego dixo : Señores, todos pienso que me enga- ñáis, si no me desengaña la señora doña Hierónima, que del señor Joan Fernandez, su marido, desengañado estoy, que las más veces burla alabando el que va lisonjeando. Dixo la señora doña Hierónima : Señor don Diego, pues yo no soy lisonjera, dice mi marido que tengo mala condición, yo tengo por mal acondicionado el corazón falsifica- do, que por eso se dice : vé con él y guarte del. Lo que yo siento de invincion es, que á nosotras habéis hecho sierpes y á vos apoti- cario, que para que nos puedan comer, que EL CORTESANO. 1 9 no emponzoñemos, nos habéis Jiecho sacar á la señora, vuestra mujer, cortadas 'las cabe- zas y colas, mostrando que las mujeres te- nemos la ponzoña en la cabeza y en los pies, de mal parleras y muy andariegas , y enco- bris esta malicia con el aviso que dais en el mote, diciendo : £n los extremos se pierden los que perdemos. Vos y mi marido sois en esto médico y apoticario, que ordenáis con- tra mujeres. Yo creo que tan poca paz tiene su mujer en casa como yo en la mia , pues no son portapaces los maridos que son des- places. Dixodon Diego: Señora doña Hieró- nima, yo no pensé decir t^nto, ni he dexado de tocar mucho , mas yo, de lo mucho que dixe, no he querido decir tanto de lo malo que vuestra merced ha sacado; y por esto se dice : no hay nada mal dicho si no es mal tomado, como ha hecho agora vuestra mer- ced , que ha sospechado que para decir mal de mujeres hice sacar á mi mujer doña Ma- ría las sierpes por invincion , y no ha sido sino por la semejanza que tiene la sierpe á lo que dice el mote, y es que así como tie- ne en el medio gran virtud, y en los estre- mos, que son la cabeza y cola, ponzoña, así se ve que en el medio está lo bueno, don- de consiste la virtud para bien obrar, que __ i__ ^ 1 j_„ :«« 2 o EL CORTESANO. den los que los siguen. Mi inunción no fué hacer sierpes á las damas, mas vuestra mer- ced, para hacernos médico y apoticario, á vuestro marido y á mí, contra mujeres, ha- béis hecho esta glosa, y lo demás, dcxo á Joan Fernandez; su marido, que lo dirá me- jor que yo. Armóle á Juan Fernandez ir á la mano á la señora doña Hierónima, por vengarse de las que ella le habia dado y dixo : Señora mujer, quien tiene la cola de paja, del fuego se teme; como vos sois una sierpe para mí, habéis sospechado que el se-' ñor don Diego Ladrón las hizo sacar para mo- tejar á las mujeres, y cuando por esto lo hu- biese hecho, no tenéis que enojaros, pues se dice : sed prudentes como serpientes, esto tienen por quien las crió, que es la prudencia, y la ponzoña por la serpiente, que á la pri- mera mujer engañó; ya veis qué mal os vie- ne porque os hayan acomparado á serpientes, diciendo la mesma verdad que son de su na- turaleza sabias, y cuando no lo quieren ser es por creer á Lucifer, que les dice que ha- gan lo que les vedan. Respondió la señora doña Hierónima y dixo : Señoras, preicador es mi marido y yo no lo sabía, sepamos dónde preica la cuaresma y vamos á oillc, yo creo que será á casa de don Antón Vila- ragut, que por lo que allí hace y dice le EL CORTESANO. 21 hizo don Luis Milán una obra, donde le hace en ella Adán y á doña Antona Vilaragut y de Heredia Eva ; que no se cazarla mejor cosa en esta caza que don Luis Milán la hi- ciese correr por aquí como á liebre, á ruego de todas las damas , que yo creo que lo hará si una dama de las que han salido aquí se lo manda, que nadi puede mandar si no es bien mandado. Dixo Joan Fernandez : Se- ñora mujer, si tales liebres levantáis contra mí en esta caza, yo las haré correr á mis galgos. Respondió don Luis Milán : Señor Joan Fernandez, si la dama que la seño- ra doña Hierónima, vuestra mujer, ha dicho, lo manda, mis coplas saldrán, y no serán vuestros galgos tan corredores que las cor- ran , pues nunca las mias quedaron corridas de las vuestras. Salió don Francisco FenoUet á esta caza, y la señora doña Francisca, su mujer, vesti- dos de monte, con ropas y monteras de ter- ciopelo amarillo, aforradas de tela de plata, con muchas guchilladas y prendederos de oro, y el mote decia : Sus ojos son prendederos Que los míos aprendaron ; Amarillo me dexaron , ¿Cómo pude meresceros? 22 EL CORTESANO. Dixo don Francisco : Bien habéis 'escara- muzado con la seftora vuestra mujer, seftor Joan Fernandez. CatSallero de frontera Sois en todo, mi señor, Siempre escaramuzador Por de dentro y por de fuera. Respondióle Joan Fernandez : Don Francisco, ballestero, Con virote habéis tirado, Qjae muy mal está encarado Quien hiere su compañero. Don Diego Ladrón, que vio escaramuzar á motes á don Francisco y á Joan Fernandez, entró cq la escaramuza y dixo : ¿Jugáis á pasa Gonzalo ? Señores, decídnoslo, Que también jugaré yo. Si Joan es el Gonaalo. Don Luis Milán atravesó como á valedor de Joan Fernandez, y, mostrando d^fende- lle, le hirió sin sacar sangre y dixo : Dexad vos ese mi Joan, Que no sufre papirote. Sino á quien le da en el mote Más del palo que del pan. EL CORTESANO. 23 Joan Fernandez revolvió sobre don Diego y don Luis, y con una piedra mató estos dos páxaros y descalabró á don Francisco, di- ciendo : Mirad qué Milán y Diego, Para competir conmigo; Don Francisco, nuestro amigo, Sedles vos mozo de ciego. Vino á esta Caza don Miguel Fernandez y la señora doña Ana, su mujer, con ropas de monte de terciopelo naranjado, llenas de muchos bidos broslados, que estaban entre unas obras, que hacian muy buen matiz, de cordoncillo de hilo de plata y seda verde ; y los motes que en sus monteras traián , decia el del marido : Todo estoy hecho oidos £n sentiros, por oiros. Y el de la señora doña Ana , su mujer, decia : Toda estoy hecha oidos. Del que oigo de maridos. Dixo don Miguel Fernandez : Señora mu- jer, vuestros oidos querría ser, por oir si os dice algunas mentiras contra mí vuestra ¿4 BI* CORTESANO. Castellana Marínuevas, que por vuestra au- toridad no la debríades escuchar^ que mu- jer novicholera^ nunca fué buena casera. Dijo la señora doña Ana : Señor marido, vos querríades ser mis oidos, yo querría ser los vuestros, por saber si es verdad lo que decis en vuestro letrero, que os volvéis todo oidos en sentirme por oírme, que yo creo lo debéis decir por huirme, según huis mu- chas veces de casa; que el marido mal case- ro canta en otro gallinero. Salió á esta caza don Baltasar Mercader y la señora <Íofla Isabel Ferrer, su mujer, ves- tidos de terciopelo verde, con muchas flores de jazmil, brosladas de hilo de plata, y el mote decia : Como flor es de jazmil £1 amor de poca fe, Que entre manos secase. Dixo don Baltasar Mercader: Señora mu- jer, ¿cómo le paresce este nuestro letrero que hice para decir una gran verdad? Res- pondió la señora doña Isabel: Señor mari- do, mucho querría saber en quién ha pro- bado vuestra merced esta verdad, que por mí no se puede entender. Dixo don Baltasar: Señora, muy poco há que se probó con la vida de mi bcn&iBo don Bcreqgver Mcm- dcr, que murió de amores por ana dama que se ]e casó, pensando qoe estaba tan ca- sada en la vohmad del como no lo foé, pues podo casar con ocro y descasar á quien tan casado estaba de amor ctm ella; no digo que por ser majer tuvo poca íe, sino porque no fué hombre en agradescer, que tan de vén% es el amor que mati, como es de bur- las el que no da yida ; pues piensan que todo le es debido á la dama que matando pone en ñuna. Dixo la señora doña Isabel, su mujer : Señor , dicho me ha la señora doña Ana Mercader que le ha parescido muy bien todo lo que vuestra merced ha dicho, sino tachamos á las mujeres de poca fe, y alabar á los hombres de agradescidos, que no quedan desculpados los que culpan á mujeres, si ellos quedan infamados ; y lo más dirá la dama que he nombrado, pues lo siente mejor que ya Respondió la señora doña Ana Mercader : Señora doña Isabel, no tengo parescer sino el de vuestra mer- ced; aquí está don Luis Milán, que, yo creo, según ha escuchado á vuesa merced, que guarda muy bien esta razón que ha dicho, y ella es tan avisada que descubrirá el pa- rescer de algunos para mostrar lo que sien- ten, pues hay razones que no dcbrian ha- %6 £L COUTCSANO. bkr en ellas, &ino el que puede entendellas« Entendamos por qué trae las víboras en el vestido que ha sacado , que bien viene inr vincionado, y dígalo» por vida de qnie/i las sacó. Dixo don Luis Milán : Señora dofia Ana, lo que se debe callar no es de decir, y lo que se puede decir no es de callar. Las me- jores invinciones son las que ellas- mismas hablan sin letrero, y éstas apenas las hallan sinb los bien invincionados cortesanos, como fué el Almirante de Castilla, que traía un corazón de piedrazufre, que nombrándole, dice la intincion del que le trae ; y don Fer- nando de Torres, baile general de nuestia Valencia, que sacó la vela de la nave que nombran contramesana, que claro dice: contra mí es Ana ; y nuestro caballero va^ lenciano don Baltasar Romani, que traía un sino de libra, que es uno de los sinos del cielo, que esta invincion quiere decir : si , no, delibra; como es verdad que si ó no de- libra al que espera. Y un otro que por Ana traia una partesana, que claro dice : parte es Ana, queriendo decir que Ana es parte p^ra matar ó dar la vida ; y ésta que yo he sacado, que son las víboras, que ellas mis- mas son el letrero, pues dicen por el que las trae, vivo horas, que bien se p^ede de- £1. CORTESANO. ZJ cir que en esta vida no se vive sino horas ; Qoe las horas del pesar Más son que las del reposo, Pues que se puede mudar Lo yentnroso^ y el que se acordare desto no estará sin sintir. Que las horas del pesar, Que es el morir. Más son que las del placer. Que es el vi^r. Salió don Berenguer Aguilar y la señora doña Leonor Gualvez, su mujer, con unos vestidos de terciopelo leonado ; y el marido traia unos círculos redondos de plata, con un león de oro dentro dellos, que tenían este letrero : Leonor de oro es mi invincion , Como muestra este león. Y la mujer sacó unas águilas volando, brosladas de hilo de oro, y en una montera traia el mote que decia : Tras águilas fué mi volar, Dixo don Berenguer á la señora su mu- jer : Una dama me ha dicho que por haber casado con vuestra merced me pueden de- cir el marido de la gala y que no me falta- ba sino que me dixesen Martin, pues ya 28 EL CORTESANO. tenía la gala. Dígame cómo se ha de enten- der esto, que yo no lo entiendo. Respondió la señora doña Leonor : Se- ñor, pregunte vuesa merced al señor Joan Fernandez, qué quiso decir esta dama, que no la entiendo, por qué quería que le dijesen á vuestra merced Martin, si yanoes ella por quien se dixo esta canción , \ ¿Por qué no tramas tela, ' s Di, Berenguela? ^ Respondió Joan Fernandez : Señora doña Leonor, pues vuestra merced lo manda, y el señor don Berenguer se lo ríe, digo que esa dama quisiera ser Berengiiera, y como no lo ha sido, se burla de lo que ella quisiera ser burlada, y quiere decir que pues el se- ñor don Berenguer alcanzó renombre de ma- rido de la gala, que si le dixesen Martin le dirían Martingala. Don Berenguer se corrió de la risa que este apodo levantó, y dixo : Señor Joan Fer- nandez, ese nombre mejor sería para vues- tra merced, pues un tiempo usó la mar- tingala en las calzas, quando se iba de cá- maras de baxas coplas , que contra don Luis Milán trobó, que pullas las llamo yo. Res- pondió Joan Fernandez: Si el Milán dice que son pullas, yo lo otorgaré, y de otra manera £L CORTESANO. 29 no. Dixo don Luis Milán : Pues el Sr. Joan Fernandez se fia de mí, yo no digo que son pullas, sino repullones, y dígalo su exce- lencia, si fueron coplones lo que respondió á mis coplas, y séanos juez. Respondió el Duque : Si yo tengo de ser el juez, para bien juzgar he de oir las dos partes cuando yo daré audiencia, que será mejor después de haber cazado, porque los monteros traen los sabuesos que no los pue- den tener de sentir los puercos, que no de- ben estar léxos; y en esto levantaron un gran puerco, y maltrató los perros que le asieron, y el Duque demandó una porque- ra y mató al puerco^ y presentóle á la Rei- na con este requiebro : Un muerto presenta á otro; Que el amor Mata y hace matador. • La Reina respondió al requiebro del Du- que con una risa, y dixo, á mí me dicen: Je vus entendo ben,Y el Duque respondió: Y á mí me nombran Sans malpensier; y por- que es así como digo, qualquier de la com- pañía que mate caza, preséntela á quien qui- siere y no á mí, por quitar de sospecha á vuestra alteza que la tomo para presentalla á damas; pues no quiero hacer presente sino 30 EL CORTESANO. á quien no soy ausente , que es á la Reina, mi señora. Levantóse un otro pyerco muy HerOy y matóle don Luis Vique> y presentóle á la señora doña Mencía, su mujer, con este requiebro : Presento de lo que dais, Muerto, pues que vos matáis. Dixo la señora doña Mencía : No sabía yo que fuese matadora, por esto el médico de nuestra casa no sabia decirme el otro dia qué mal era el de vuestra merced ; agora veo que mejor están los amadores enfermos que estando buenos. Dixo el Duque : Seiíora doña Mencía, á esa razón no se le puede responder estando á las manos, sino á las lenguas en conversa- ción de damas, y no entre puercos. Yo me acordaré della á su tiempo, porque vuestra merced nos la haga de dárnosla á entender. Salió un puerco muy bravo que puso espanto á todas las damas, porque iba entre las mu- las, y mató la de la señora doña Violante Mascó ; y don Luis Margante, su marido, saltó del caballo y púsose á las espaldas su mujer, y el puerco vino para ellos, y este galán le puso la espada por la boca hasta la empuñadura , y muerto el puerco, dixo este requiebro : L. £L CORTESANO. 3 I CuanHo en vos me tí salvar De la muerte que moría , Nunca llegaré á pagar Con esta muerte la mía. Dizo la señora doña Violante, su mujer : No me ganaréis á requiebros más de lo que ya me habéis ganad o, y respondió con este otro : Si de muerte os he librado, Fué porque vos me librastes j Con lo que vos me pagastes He pagado. Don Pedro Mascó se fué con los monte- ros de ciervos, y no tardó mucho á venir con un ciervo que habia muerto, y trüxole con los cantores del Duque que delante del venian canundo : Sicut cervus adfontes aqua- rufiiy viene el ciervo del marido que su mujer le ha herido. Dixo la señora doña Castellana, su mu- jer : Señor don Pedro, el que hizo ese can- tar muy gran verdad ha dicho, porque así como el ciervo herido va á las fuentes de las aguas, con el mismo deseo viene el ma- rido á su mujer, si della ha sido herido an- tes de casar. Dixo el Duque : Señora doña Castellana, guardemos esa razón, que hay mucho que 32 EL CORTESANO. decir, para la conversación qae se tema en la comida desta caza, que 70 la sacaré por postre, pues á vuestro marido le dio tan buenas primerias. Dixo la señora doña Hierónima/ mu- jer de Joan Fernandez : Señor Duque, su servidor y mi marido he visto de aquí tra- bado con un puerco al pié de aquel monte- cico, y parésceme que su caballo está mal herido; mándeme dar un caballo y una lanza, que yo le quiero socorrer. Hele allá, agora le veo, y está á pié, muerto debe ser su caballo. Socorrieron el Duque y todos los caballeros, y hallaron á Joan Fernandez á caballo sobre el puerco, asido de las ore- jas con la mano izquierda, y con la derecha dándole de puñaladas, que ya le tenía casi muerto, caido entre sus piernas. Levantóse de tierra y vio venir con el socorro á su mujer, con un caballo y una lanza á la ji- neta ; y como su marido Joan Fernandez la vio venir de tal manera, rióse y díxole : doña Hierónin^a, li quién veníades á so- correr, á mí ó al puerco? Y ella le respondió : Yo os respondo con lo que dixo el Duque de Ferrara en un socorro que hizo á los franceses contra los españoles en la batalla de Rávena, que viendo los dos campos muy trabados y per- 35 didos, para acabaHos del todo, flujkdó des- parar su ardUena á todos ▼ dijo : Tmni sm Rieron mocho y Joan Fernandez respon- dió : Señora mnier, poes decis qoe á k» dos tenéis por enemigos, á mí 7 al puerco, bien será que 70 le presente á la ptimaTen vues- tra amiga, que nos tema por amigos, con este mote : Mi ^¡aíc mi naqa k comieni , Sino por un acódente. Respondióle doña Hierónima : Sepamos por qué decis que 70 comiera el puerco, sino por un acidente, que ninguno tengo para dejar de comelle, sino ser mal ca- sada. Dixo Joan Fernandez : Pues sabed, se- ñora mujer, que, hablando de veras, el puer- co es vuestro, que matándole me dixo : Yo me dexo á tu mujer, 7 así os le presento con este cantar : Mal casada, no te enojes, Que me matan tus amores. Y ella le respondió con este otro : ¡Ay, señoras, si se usase Que quien mal marido tiene Que lo dexase! 34 El' CORTESANO. Y así se volvieron cantando y riendo, para «legrar á las señoras, que tristes estaban has- ta que vieron á Joan Fernandez sin peligro. No muy lejos deste placer donde estaban, se levantó un puerco muy fiero, y don Diego Ladrón tomó una lanza y fué para él, y tlióie una lanzada por los costados, que le pasó de parte á parte ; y el puerco le rom- pió la lans^a con los colmillos, y le hirió el caballo, y dixo estas palabras : Mahoma, no me faltes. Joan Fernandez se rió, diciendo : A no decirse vuestro caballo Mahoma, pensáramos que sois moro. Respondióle don Diego : Mas antes yo lo soy después que moro con vuestra amistad, aunque más lo parescistes vos el tiempo que trujistes la turca de grana, que enojastes en traella á dos veranos de caliente y á tres inviernos de frío, que don Luis Milán se acordó desto en una copla que os hizo ha- ciéndoos turquesa quando sacastes una ropa larga, de paño azul, como la que traen los pregonamuertos de la cofradía de Santiago, quo si don Luis Milán la quiere decir y vos no os corréis, seréis mucho de palacio. Dixo Joan Fernandez : Sólo por paresce- ros cortesano sufriré papirotes del Milán, cuanto más coplas. EL CQItT£SANa 35 Dixo don Luis Milán : Bien será decilla, y no os corráis» que de color os madais. No se TÍO ipgor empresa , Ni azulea más galana. Tan torco sois con b grana Como con Us«l tiin|iiesa. Asmiqoy mi señor. Turquesa contra púda ¿ No tengáis ningún temor, Qoc no caeros de amor ' £n Tvestn Tida. Dixo Joan Fernandez : Pues habéis em- pezado la escaramuza de coplas, vos seréis como Moriana, bien servida y mal contenta de mis respuestas ; y recebid ésta con per- don que os hace báfalo, por ser animal que aborresce la grana, y á toda cosa que con ella está. Pues mi ropa azul aborrecistes por vos haber sacado tras ella mi turca de grana que me quisistes matar á motes cuan- do la traia, así como el búfalo quiere quitar la vida á quien la trae ; y la respuesta que doy á vuestra copla es ésta : Nombrar mi ropa azuleja, De azulejo fué tomado, Paresce que habéis sacado Vestido de ropa vieja. Turco y turquesa me heciste » Coniste carrera vana, $6 EL CORTESANO. Burilo me parecntety Que laxul aborrecktes Por la grana. Don Francisco Fenollct^ como no es muy amigo de cazar puercos , siguió á los mon- teros de ciervos, y vino con un ciervo ca- riblanco, que tenía el pie derecho negro, y cuando fueron en vista y oida de la señora doña Francisca, su mujer, venía delante del ciervo cantando Olivarte, cantor del Duque, este romance : Aquel ciervo cariblanco Que corre por aquel llano , Quien fuere mi caballero. Tráigamelo á la mano. Diat há que yo entoné Que mi mal no será sano Si no me traen un ciervo Cariblanco y rabicano. Con el pié derecho negro , Que no es de señal villano Por la propiedad que tiene , Que sabella no es en vano. Quien comiere deste ciervo De Cupido será hermano ; No le matará el amor. Que no le dará de mano. En acabar de cantar Olivarte, don Fran- cisco le presentó á la señora, su mujer, y Ic dixo : Señora, con el romance que hice EL oonxsANa 37 por servicio de voesa merced, antes de seros marido, os he presentado este ciervo cariblanco, que la ventura me ha hecho ca- zar, para que se cumpliese mi deseo de pre- sentaros lo que 70 represento. CSerro cazado dd amor PuaKT vuesbfoainadM'. Dixo la señora doña Francisca : Señor, si las señales no mienten , vuesa merced las tiene de buen marido, que hasta agora no tengo de qué quejarme, sino que anda mu- cho en burlas con Gilot. Que á las yccc» salen veras Las burlas que son terceras. Dixo Gilot : Señora doña Francisca , to- tes les celoses son com á cigales, que en can- tar una responen molges. La Reina ha co- menzat lo cant, que de cels es un encant ; y la señora doña Mencía fa lo contralt, que son marit ne stá malalt, y vosa merced es un tenor sospitos, que pijor es que la tos; y la seniora doña Hierónima lo contrabaix, puix son marit va tos temps baix en amors. Que pijor es que dolor De mal ñ'ances, Baix amor en caballers. Don Miguel Fernandez vio un ciervo no 38 BL COIITÍSANO. muy léjo» de donde estaban, y dixo á la señoni doña Ana, su ínttjer : Yo quiero Ir á matallc como á servidor, y no como á tta- ridoy porque si lo presento á Ttsestra mer- ced le tomará de mejor gana, pues yo* le daré con mejor moda Y tomó tm arcabuz dp un montero, y macó el ciervo y presen- toselo con este requiebro : Tencéme por reccbMo Ckcvo^ vuestro servidor» Y sabráos mucho mejor Que de marido. t Dixo la señora doña Ana> su mujer : No le toman Si como i marido le fietentán^ Y en preseotollc como á servidor. Le tomo con más amor, que, para conservarse la voluntad entre los casados, siempre ha de saber como á ser- vidor el marido, porque no sea tenida en poco la mujer. Pues en ser casada es olvidada, Lo que no dobria ser , Que la guerra en la posada Peor mal no puede ser, Dixo el Duque : Señora doña Ana, por- que no le responda su marido á esta pláti- 59 par ic T ▼ifio kicxa áoat' de cstal» doa Bahsar Mercader, j toBÓ uu Isbh, 7 dixo á la scíon dofia Isabei, sa mnjcr : fin mamhrc Toestio le daré lan- zada, porque soseaK vaTa;3rmai6el puer- co, y díaselo can este legipebro : Si coa v« ao k Imó Re^Kxidió la sefiora doña Isabel : No es tin mortal Mi hntuia, Pocs ove ao poedo ir^f-^r Voeitro burlar. Venía don Berenguer Aguilar corriendo tras un ciervo que había herido al pié de un monte, á vista de todos, y vino á morir de- lante de la señora doña Leonor Gualvez, su mujer, y presénteselo con este requiebro : Por vuestra vista murió £1 que 06 miró. Dixo don Luis Milán : Basilisco ha hecho 40 EL CORTESANO. el señor don Berengaer á vuesa merced, que mata con la vista. Díganos en qué está muerto. Que no lo entiendo por cierto j Qac en la carne está engordandcr Y en su espíritu burlando. Creo que esta muerte debe ser Que murió de gran placer Por haber con vos casado , Y vióse resucitado, Más sabido Por habella conoscido. Ya era mediodía, y el Duque mandó que cesase la caza , y dixo : Buena caza habernos hecho , Como hacen en cazar Los que cazan para dar A su provecho. Hora será de córner^ Que ya espero esta comida , Pues comer es para vida Gran placer. Dixo don Francisco Fenollet : ¿Trovador es vuestra excellencia? Respondió el Duque : No soy sino per- dedor. Dixo don Luis Milán : Nadi pierde por otro sino por sí. Replicó Joan Fernandez : En el meresccr está el tener. EL OMlTBSANa 4I Respondió don Diego Lidron : Nadi me- resce sino á quien se le paresce. Todos allegaron con gran regocijo á la comida, que fué en Liria, y sentados que fueron á la mesa, dieron muy buen tocino con vino blanco y azúcar, y dixo el Duque : Gilot, muy buenos principios son éstos, del tocino de Aragón deben ser, que tú lo de- ' bes conoscer. Respondió Gilot : Señor, gran merces del mot quem habeu donat ; juheu me habeu fet, mas no so cobart, á un canonge ne fas part, ques diu Ester, que sé que lin fas gran placer. . El Canónigo . le tiró un bofetón , y erró á^él, y dio al paje del mal recaudo, y los dos para vengarse trujeron dos halcones muertos de hambre, y soltáronlos al Canó- nigo, que sin bonete en la cabeza estaba de- lante el Duque, y asidos del le picaron en la calva y él gritando, y Gilot y el paje te- níanle, porque los halcones estuviesen como en barra asidos con las uñas del ; y quedó tan ensangrentado que si el Duque no le so- corriera, muerto fuera, y el paje le apodó, y díxole : Señor mosen Agron , ^ Cómo os fué con mi halcón ? Y él respondió : 4a BL CORTESANO. Y á TOS, patge del ganget , i Cóm Tot ¥« ab lo mol bofet f A ruego de las damas el Duque loa per- donó, y mandó que no se desmandasen más de manos. • Sacaron unas aves asadas de tan estrmfio olor y sabor, que de no conocellas les pu- sieron nombre las desconocidas. El gober- nador Cabanillas, por haber tomado el car- go desta comida, no le vimos kasca la hora del comer y dixo : Ninguno sabe el nom- bre destas aves sino yo, que de ks Indias me han enviado dellas poco há, y en Beni- zano y Bolbait las hago criar dentro en los castillos, porque son de tan gran sentido que sirvep por sentineks, pues por poco ruido que sientan de noche dan grandes voces, y hace la guardia una dellas despierta, como está la grulla con la mano alta y una piedra en ella, mientras las otras duermen ,*. porque si se aduerme, al caer de lo que tiene entre las uñas despierta, y desta manera no pue- de dormir, que por esto no me ha de tener en poco su excelencia de las muchas que yo he traido aquí, teniendo la propiedad que tienen para centinelas, que guarda fuerzas se debrian nombrar, y no el nombre que tienen. £l CORTESANO. 43 Dizo el Duque : Cabanillas, nadi alcan- za lo que vos, pues alcanzáis hasta las in- dias á tener lo que dclks no alcanzan re- yes. Decime, por vida de la Reina, mi se- ñora, qu^ nombre tienen^ si es tan bueno como el que vos les habéis puesto» Respondió Cabanillas: Sefior, soy con- tento ; el nombre dellas es perdizajeras. Dixo doña Hierónima, la mujer de Joan Fernandez : Esto, perdices son con ajos, que el nombre se lo dice , pues nombran- do una que se dirá perdizajera, lo dice claro. Rieron mucho de la borla de Cabanillas, y el Duque le dixo cómo las habian apare- jado; y él respondió : Ponen dentro dellas agiaceite, de manera que no pueda salir, y al asar incorporase todo en la perdiz, y queda tan desconoscida como conosci- da de la señora doña Hieróníma , por ser muy enemiga de los ajos, que su marido no los osa comer en su casa, porque un día le corrió con el majadero que los habian he- cho y arrojóselo; y él vino huyendo á mi casa, ahora de comer, hediendo á los ajos y díxome : Señor, acógeme en vuestra mesa, que huyendo vengo del majadero, que nun- ca estuvo más donoso en su vida, por los do- naires que aquel dia dixo, y fueron tales. 44 ^^ CORTISANO. que doña Elena, mi nuera, le puso nombre Joan Donaire. Dixo Joan Fernandez : Señor Cabanillas^ buen sermón habéis estudiado para venir á decirme Joan Donaire. Bien será que sepan lo que á vos os siguió en otra comida que don Guerau Bou estuvo en .ella y me dizo que Juan Vilarrasa, vuestro sobrino, convi- dó á comer á su huerta á fray Palomo, que aquella cuaresma preicaba en Valencia,. y convidóle para oirle, que era muy buen de* cidor. Y al hora que se asentaban á la mesa, vuestra merced entró y dizo : Pax vobis^ y. sentóse á comer, y don Juan Vilarrasa fnése á la cocina por no oir vuestros cuentos ca- tólicos del tiempo del Rey Católico; que. fueron tantos, que nunca el fraile pudo en- vidar con los suyos, y á cada paso vuesa merced decia : Esto que digo en éste cuen- to don Juan Vilarrasa lo sabe tan bien como yo. Y él respondió de la cocina, donde esta- ba, gritando : Noy sé res de quant diu, puix mal proñt me ha fet entrar lo frare que nun- ca la dexat parlar. Y en irse vuesa mer-. ccd, el fraile os puso nombre el gobernador Campanillas, porque quando ellas tañen na- die puede hablar. Después de las perdices dieron pavones de las Indias y de los nuestros, y dixo don EL CORTESANO. 45 Diego Ladrón : Apostaré que al señor Joan Fernandez mejor' le parecerán los pavones indianos que los de Valencia, aunque para lo que siempre hace en sus amores, mejor le debrian parescer los nuestros, pues los con- trahace estando en rueda como están ellos con las plumas muy hermosas, que son las que don Luis Milán le pasa por la nariz, y son tantas que queda emplumado. Pues di- gámosle Joan de Rueda, y no lo digo por- que sea como Lope de Rueda, que no hace farsas como él. Dixodon Francisco Fenollet : Si él es más amigo de los pavones indianos, yo le diré Juan pavón indiano. Joan Fernandez le respondió con esta co- pla, que de presto hizo : Cuervos habéis parescido, Que muy mal habéis picado. La ropa me habéis rasgado , Que sangre no m'ha salido. No seáis corveadores, Qvi'es muy malo corvear; Alquilaos á podar, Pues sabéis a podadores. Don Diego y don Francisco, que se oye- ron apodar á cuervos, dixeron á las damas si era bueno el apodo, y en qué les parescia que fuesen corveadores, como Joan Fernán- 46 BL COItT99ANO. dez les habk dicho en su cojpUi y que lo pensftfen entre tanto que respondían cada uno á la copla con otra suya, y dizo don Francisco : Füifctcc que 06 cnoftttct Por dedtot Joan ptTOo ; Y*ot apnb al ab^oB , Poesque «empre le juiartB. £a las burlas dcste juego Siempre hacas sentir el palo : Oomensad á retar luego, ' t)e las manase 4on Diego Sed RbtrattM a mah, I Y tras esta copla de dcm Francisco Feno^ llet salió la de don Diego Ladrón» y es 4sta: Si cuervo os he paicsci4o , Lagarto me senuyaM^ Con vuestra cola gastáis Lo que os sale del señtkb. Yo no he visto mejor pleea^ Digámosle Joan Lagarto; Pues la cola gasta harto Lo que adoba su cabeza. Dixeron las damas á don Francisco Feno^ llet y á don Diego Ladrón : Con mucha ra- zón os apodó Juan'Fernandezá cuervos por aquello que dice ; antes que dices diga que la señora doña Hierónima , su mujer^ lo ha dicho, que si les apodó su 'marido á cuervo. EL CORTESANO. 47 fué porque no le apodasen primero á él cuervo, que mejor le estuviera, pues siem- pre la va picando ; que yerros son del ma- rido y la mujer, decirse cuentos para que- dar descontentos. Tras los pavones sacaron muy grandes pasteles, y fueron nombrados copos de amor, con muchas aveí en ellos, y de todas carnes, que buenos los hacen ; y el Duque presentó uno á la Reina con este requiebro: £n este copo de amor Le presento á au alteza Ufui ave, qoet mi irmeza. Don Luís Vique dio otro á la seiíora doña M encía, su mujer, y dixo : En este copo de amor Por ave mia os presento, De Mencía es mi contento. Don Luis Margante dio otro á la señora doña Violante, su mujer, y dixo : Este copo del amor . Por ave os presento yo. Que se nombra, vuestro so. Don Pedro Mascó dio otro á la señora doña Castellana, su mujer, y dixo : En este copo de amor De vos y de mí está lleno De ua ave, ques gusto bueno. 48 EL CORTBSANa Joan Fernandez di6 otro í la sefion doña Hierónimay sa mujer, con éste dicho : En este copo de amor Os presento un ave hermosa, Qa'eB la vuestra mariposa. Don Diego Ladrón di6 otro á la señora doña María, su mujer, y dizo : ^ £n este copo de amor ,Os presento un muy gran don , Un ave vuestro Ladrón. Don Francisco Fenollet dio otro á la se- ñora doña Francisca, su mujer, y dixo : - £n este copo de amor Por ave Francisco doy, Pues que de Francisca soy. Don Miguel Fernandez dio otro á la se- ñora doña Ana Mercader, su mujer, y dizo: En este copo de amor NTos presentó cosa vana Por ave la mayorana. Don Baltasar Mercader di6 otro á la se- ñora doña Isabel, su mujer, con este dicho: En este copo de amor Doy lo que de vos más quiero , Un ave qu*es, mucho quiero.. EL CORTESANO. 49 Don Berenguer Aguilar dio otro á la se- ñora doñaLeonor Gualvez ,8ü mujer, y dixo: En este copo de amor A mi Leonor se da Por aye mi águila. Tras estos copos de amor sacaron muchas maneras de potajes : manjar blanco de amor en blanco, y mirrauste de mal miraste, y dia- mante del amante, y aves cocidas de escoci- das, y escodillas de salsas de falsas, y salchi- chones de burlones, y longanizas de ^falsas risas, y sobreasadas de refalsadas, y pollastres de desastres, y porcellas de querellas, y ca- britos de n)ialditos, y cabezas de ternera de parleras, y tortras de mal de otras, y empa- nadillas de rencillas; y por postres dieron peras de mal esperas, y queso de mal seso, y aceitunas de importunas, y camuesas de fee- zas, y rageá de mal se vea, y muchas mane- ras de confituras de amarguras; todo Fué con tanto cumplimiento. Que por burla como á cuento He sacado Los manjares que he burlado. Que hablando muy de veras Sin falsete. Nunca fué mejor banquete. Acabada que fué la comida, dixo el Du- que : Quien promete en deuda se mete. Yo $0 WL COftTBIANO. prometí ser juez pan juzgar cual de los dos, ó Joan Fernandez, ó don Luis Milán, ago- ra podéis decir las coplas que os hecistes, que, oídas las dos partes, yo diré mi parescer. Dizo don Luis Milán : Pues vuestra ex- celencia lo manda « y estamos en juicio, tengámosle los que kabemos de ser juzgar dos en ser bien sufridos, Qoe en d lug»r de Its wetéaáet Decir mentiras, «n naiMidfii Y tratando muy gran verdad digo, que Joan Fernandez vino al juego de la pelota muy canicular en los dias caniculares, en cuerpo, sin capa, vestido de monte ó de mote, con un sayo y calzas y montera de paño, y un jubón algodonado de fustán -, todo tan verde que no vino nada maduro, con tan grandes calores como hacia, que no se podía vivir con tafetanes ; y diciéndomc don Francisco Fenollet: ¿Qué risa es ésta que se ha levantado tan grande? yo le dixe: Del cielo viene lo que por castigo se hace, ¿no veis cuál ha venido nuestro amigo, un Ene- ro en Juliol hecho un verderol? Y por esto le hice estas tres coplas, que si comienzan con puntos de música, fué por burlar de la suya, -pues burla de la de todos, y recíbalo con paciencia. La bala Ko Joan Fenuuidcz : Decil i sin dañar nunca obligan i Señor, «t, re» mi, h, sol, Joan Fernandez ún par. Ogaño os podrán pescar £n la mar por ▼eidcEDl. Un dempo üiktES pajd Trayendo turca de grana. Yo no sé por cuál devana Dgastes la color del. Poruña esperansa vana. Suplióos se ot acuerde Sobre Ul caso escñUr, Si no, habremos de decir , Adelante los del verde. Yá refrán tan conoscido. Por ^uhar murmuradores, Dad razón á trovadores. Si de verde os sois vestido Por ir verde en los amores. Por mote no lo toméis, Pues es pregunu que os pido , Si no , yo seré el corrido, Si vos desto os cotrreis. Y perdone U ocasión Que lo verde me ha dado, Que por verderol, pescado Entre platos y un limón, Al Duque os he presentado. 52 IL CORTESANO. Dixo Joan Fernandez: Con un cuento quiero responder al yerro que sintió don Luis Milán 9 de malas coplas que le hice, por contentar á quien contentando descon- tenta. Qac peor no puede ser Qiue á malos apetitos complacer. Y siguióse que el Rey de Portugal hizo hacer ün éxercicio para hacer galanes, y fué que armó un maestro de gala porque amos- trase á hacer el galán á quien lo hubiese menester para bien servir á damas , porque no se daba licencia de servirías sino á quien í\iest examinado oficial de la gala, y si el ca- ballero sirviendo á su dama hacist algún nes- cio pecado, ella le daba la pena que me- rescia. Y comd el mayor de todos los pe- cados fuese hacer malas coplas, hizo un portugués á un competidor suyo unas, que sabian á pullas por ser mentirosas y de bajo estilo; y la pena que su dama le dio, fué despedirle de servidor, y él iba diciendo: Por fiacet malas coplas Perdí miña amor, Doleyvos de meu dolor. Yo soy este portugués, que por lo mismo fui despedido de una dama que servíamos don Luis Milán y yo, y despidióme con es- te cantar de muertos : 55 Yo quedé tam MicpmüJo, 7*9 laiofca pcaae ^oe raen y Ós¡ RESPUESTA DE JOAH PCUTANDEZ. Pues tamlMen canta estrambotes A mi sajo sa mUan , Si qmsese ser truhán, Ganaiíaleá motes. Coera-sayo le decis , Y no está de vos qogoao , Que á TOS os lo Te^ , Decirle han sayo Luis, Que se ensaya á ser donoso. \ DE DON DIEGO LADRÓN A JOAN FER- NANDEZ. Ya tengo perdido el norte. No puedo saber quién es , Ese sayo que traes Debe ser de vuestro corte. O de vuestra corte traje. Me paresce, señor Juan , Dalde luego i un truhán « Que paresce sayo^paje. EL CORTESANO. Os hiio perder la gíla, Don Diego Giiugala A mi Biyo pireKutes. Sa;^o-pije le apodiites, Y i\i tos os ha apodado Á, galin GinagiLido, Pues de GinagaU ¡ublastes. DON FKANCISCO FEHOLLBT X FERNANDEZ. todos JOi pccaoQE , t jKgiug sECiC' dc X? r peco ca ¿a ¿e ií'-^gi, xl prr tth» -aá' 5u. Scañl caapo, SBoparscacáv á sr rzi»- OSO en «lywri YaV^irii ; j fbé izx rráirv en este pecado^ t por essa faé oelss cj perdoBado. Fao bo se Be tmé sbi cooit . y es esta: ■e km, x&ar ¿om Joia, 2ac se toma Tcádcndi £b la c^abd de Vakada Del o6cio de gahm. £1 pueblo está alborotado, Qpe en cuerpo y desabrochado Remedáis al maUorqoin : Deddme, e tal baja y*06 saqué , Que en el alta os he metido. DE JOAN FERNANDEZ. L*alta y baja que nombrastes £s de Tuestra condición , Alto sois de presunción Y muy bajo copleastes. Contrabajo sois de tono Por burlar de bajo traje , Siendo contralto en linaje, Quien dixeni sayo-mono» Sayo-cuera y sayo-paje. DON DIEGO LADRÓN. Tened al Rey» trovadores» Qu*el Rey me ha dado poder Que presos pueda traer A quien son Gopleadores. 6o WL COftTESANO. • Copleadora paicicdi Porque mucho oe encendetty Que burlas n*o8 han de alargar. Ya 06 podéis espablUr^ Que gran pábilo tends. Dixo el Duque : Tiene razón, don Diego Ladrón, que las burlas no deben ser largas aiinque sean buenas, que si turan mucho, pueden hacer mal estómago, por ser de mala digestión el burlar, y si son pocas pué- dense digerir; y pues los caballeros no de- ben reñir de burlas, no se ha de burlar para que puedan reñir de veras, porque sufrien- do muchas, parescen hombres de burlas, y siendo pocas, no apocan á los burladores en sufriUas. Yo doy por tan buenas vues- tras coplas, que no sé á quién dar la mejo- ría, después que se ha mejorado Joan Fer- nandez en rasgar las malas cpplas, que, por mal consejo, hizo contra don Luis Mi- lán. Dixo don Francisco Fenollet : Sefior, ago- ra le pueden decir, Joan Fernandez adoba- do como guante, pues ha sido tan bueno el adobo de la dama que le despidió, que ha mejorado de coplas en las burlas. Y vues- tra excelencia, para acabar de bien juzgar, no debe atajar que digan las demás que se hicieron, para que vea si son tan buenas las SL CORTESANO. 6 1 que vemán como las pasadas, que volvién- dose á encender, yo los espabilaré y depar- tiré con otra copla , como lo hizo don Die- go Ladrón. Dixo el Duque: Don Francisco, bien me parece lo que decis, aguarden tiempo y lu> gar que venga á buen propósito, y podrán tornar á volar el águila del Joan y el mi> lan de don Luis, y agora tratemos de las muy avisadas y graciosas razones que estas señoras dixeron antes de cazar, que yo las atajé para que mejor platicásemos dellas después de la comida. Y agora diga la se- ííora doña Mencía la suya. Díxo la señora doña Mencía : Señor, lo que yo dixe fué, que mejor están los ama- dores estando malos que buenos , porque lá dolencia de los que aman es salud para la honra de sus damas, pues estando malos sus servidores, muestran no estar sanos de fa- vores, y estar los galanes dolientes, desfa- vorecidos^ es sanidad para ellos; pues no andan atrevidos sino para bien servir y no enojar; que si estuviesen sanos de bien tratados, andarán descuidados en el servi- cio de sus damas, pensando que no pueden parescer mal, de cualquier manera que sir- van , los que por buenos servicios han alle- gado á parescer bien y van engañados; que &t EL OORTXSANO. los que se descuidan son los que se pierden. Y como mi señor don Luis Vique tiene bien probado ser esto lo mejor , siendo marido se trata conmigo como á servidor, y i quien tal hace» meresce que nunca le contradiga su mujer. Dizo el Duque : Señora doña Mencía, no h§j más que decir , sino dígalo el señor don Luis Vique, su marido. Dixo don Luis Vique : Señora mujer , yo ensoñé, quando os era servidor, que os ha- bía de ser buen nurido, porque siendo leal la dama cuando es amiga, no puede ser desleal cuando es mujer, que si antes de casar, cuando ella manda, se dexa man- dar de la razón , después de cacada no se pue- de desmandar para dar pasión. Siempre vi en.vuesa merced, cuando os servia, lo que debe liacer la dama á su servidor cuando no merece competidor, pues vio en mí que no lo merescia, ni por desleal para seros traidor, ni por atrevido para mal ser- viros, ni por confiado para prometerme, ni por descuidado para yo faltaros; que ni yo me confié de meresceros, ni me descon- fié para olvidaros. Y así la ventura os Hizo mia, pues vio que todo era vuestro, y con el modo que le gané la voluntad, como á ser- vidor, la quiero conservar como á marido. •5 mad, m es dotar de qoizaL Dúo don Fmdsco FewJkt Dixo doD Diego LadfOD : Más parece el mal del tordo. Dixo don Luís MOaii : Mas será el del ga- vilán, que y por gentileza, á la mañana suel- ta la presa. Pixo la señora doña Mencía : Señores desamorados, como no tenéis amor, habéis burlado del mal de mi señor don Luis Vi- que; Don Francisco Fenollct \ívl acertado, que deste mal fué oleado. Dixo don Luis Milán : Y cuan oleado, y aun batizado del agua del palo, que mal fran- cés fue su amor. 64 KL XXIRTISANO. Dixo don Francisco Fenollet : Xuneno, por 8U mal conoce el ajeno. Dixo Joan Fernandez : Don Francisco, vos no queréis acabar de conoscer ese mi- lan ; por él se dixo : £1 mal de milano , las alas quebradas 7 el pico sano. Dixo don Luis Milán : Señor Joan Fer- nandez, pues queréis que tenga pico, repico. Bien se os acuerda, cuando fuisteis dama de don Eneas Ladrón, que xm sacó á danzar en el Real, estando «n sarao la Reina, mi se- ñora, y su excelencia, y vos no le negastes vuestro cuerpo, que parescistes la reina Dido, que iba danzando con su Eneas troyano, como vos con el vuestro, que páresela Eneas gitano, qué por parescemos vos tan feo para dama como él para galán, le apoda- mos á Camafeo, y á vos á dama fea. Pues fué el caso tan feo, que no hallamos con qué salvaros, sino con Lope de Rueda, que lo quisistes contra-hacer por dar placer á costa vuestra , como esta copla muestra : Bueno vais, sefior don Joan, Puesto estáis en buena íáma, Y*06 tenia por galán, - Y hanme dicho que soii dama. ffien podéis cantar de hoy más Aquella triste sonada De Dido , la desdichada : &r Don Francisco los departió r dixo Tcaé al Rej, no más bedv, Qoe ja dais niBclu ocasáoBy Como á doa DSego Ladzoa Qnnáo os ^«BocspaUn-. No paséis más adelante, Y de mal dances do hablenx» ; Enriémoslo á Alicante, Que lo embarquen á Lerante, Que los tres harto tenemos. Dixo el Duque : Yo quiero poner en me- dio, para departir como maestro de esgrima, la vara, y es del palo del canónigo Ester. Dixo el Canónigo : Señor, un dia me diréu lo canonge boix, puix me habeu feí 66 BL CORTESANO. Dixo el Duque : Canónigo, por mi vida, no haya más, pues no sois para menos; y di- ga la señora doña Castellana Belvis la razón que en la caza le dixe que la dexase para agora. Respondió la señora doña Castellana : Vuestra Excelencia manda que diga lo que no querrían oir los malos maridos. Yo dixe, quando don Pedro, mi señor, me presentó el ciervo con ios cantores, que para conos- cer si estuvieron enamorados de veras los amadores, antes de casar, que siendo casa- dos, siempre han de venir delante sus mu- jeres, como á servidores, para ser buenos maridos, con mucho deseo á beber de la fuente del deseo de su mujer; porque en perderse los deseos, reinan los menosprecios. Y por esto las menospreciadas son las mal casadas. Y hombres menosprecíadores Siempre saben á traidores, Y desleales, Abren puerta para males. Vengan pues con el deseo que viene el ciervo herido al agua, y creerá la mujer que su marido no se dice don Olvido, como en este cuento oirán. Una señora amiga mia, siendo mal casada , siempre nombraba á su numdo don Ohrido, v él le poso nombre á ella doña Olvidada. Hidéronles esta canción : Don Ohrido j doña Olridada, Mal maxido j mal £1 Duque se rió de buena gana y dixo : Señora doña Castellana , aupado nos ha las bocas y aunque no para reir, que no hay más que decir. Caballeros , sirvamos á nuestras mujeres como amigos , y ellas ser\'imos han Fernandez : Senyores , quin preyca bulles falses es mont marit ; non j ninguna, que totes les que ell preyi ten al infern. Respondióle su marido: Mujer, en vais, que poco há me apáreselo una mu murió de amores de su marido, y < que era salvada por haber tomado ue que yo preyco, y es, que ninguna m puede salvar si no muere de amores marido. Dixo doña Hierónima, su mujer: De tal marit com vos, ¿ Qui pot morir de amors ? Que jaus diuen Joan fercer , Pulx fardes feu de la muUer. La Reina rió mucho y dixo : Dof rónima, siempre querría que hablase valenciano, que en vuestra boca es so; las dos podemos cantar: Mal me quieren mis comadres , Porque les digo las verdades. FL CORTESANO. 69 SOS marits, baralléuenlos cada dia, y ells de- yen : Vosastres no sou dones, sinohomens; y elles responien : Homens som , puix vo- sastres sou dones no fentnos parir, y po- sárenlos nom, les comares. Nou dich perqué sa £zce]lencia y Joan Ferrandiz ó siem en cara que may han fet parir á ses mullers. Dizo Joan Fernandez : Gilot, ^'tú no sabes que á su Excelencia y á mí nos han parido dos mujeres? Que este mal de ser estériles no está en nosotros, sino en las rabiosas, Que por maravilla paren Las que rabias conciben. Pues que macan y no viven, según dice la regla de medicina. Dixo doña Hierónima , su mujer : Senyo- ra, iqu'i li par á vostra altesa de mont ma- rit? ¿Quin metge y buller que es? ab bulles falses que preica , diu que posa dones en pa- ráis, y ab regles fingides de medisina nos infama que som rabioses, y per 90 no pa- rim. No tcría mal acusarlo, que Tatre dia tragueren á la scala un buller falsari y un metge no doctorat. Dixo la Reina : Doña Hierónima, por adultero meresceria más ser sacado á la ver- 70 EL CORTESANO. güenza^ pues tiene tan poca que nos di- ce cara á cara que les han parido dos mu- jeres. Dixo el buque : ¿Vuestra alteza sabe lo que me ha. dicho al oído Joan Fernandez? díxome : Mire qué primor diré» que di- ciendo una gran mentira que nos han pari- do dos mujeres, diré una gran verdad; que dos mujeres, que son nuestras madres, nos han parido. Dixo la Reina : Eso tenéis los hombres engañadores, que de las verdades hacéis men- tiras y de las mentiras verdades. Mudemos de nuevas, que en casos hay que es bien mudar para desenojar. Dixo don Miguel Fernandez : Si como diio vuesa alteza mu- demos de nuevas, dixera mudemos de cos- tumbres, las mujeres no serian tan rabio- sas, y los maridos serian más caseros, y mi mujer y yo terniamos mejor vida , porque siempre le digo : Mujer, mudemos de nue- vas ; y ella me responde : Marido, muda- vos de costumbres ; yo le respondo : Mu- jer, vos de condición. Y la señora doña Ana, su mujer, le dixo: Dexad vos la que habéis tomado de vuestro hermano Joan Fernandez, yo dexaré la que tengo de la señora doña Hierónima , su mu- jer, pues las dos más tenemos los maridos jos^qoeso bre ^pc €s mujeres y j casa, qvc siempre peor es que de Tomó la maso y el hortelano tan borracho que nunca le pudo despertar. Fa£le forzado aguardar hasta la mañana, y al gran ladrar que un perro de la huerta ha- cia, el sefior de casa con dos criados salió á ver por que ladraba el perro. Y don Luis Milán, que los vio venir en punto de guer- ra^ subióse en una higuera por no ser po- noscido, y con un arcabuz que traía, ame- nazábales de arriba 9 diciendo : Guarda el arcabuz, y ellos decian : ¿Quién sois, quién sois? y él díxoles : Higo soy, higo soy^ Y ellos, finados de risa, abrieron la puerta y él salió corriendo y ellos dándole grita, al higo, al higo, y así se salvó por donoso, ha- ciéndose higo, como yo en. el gallinero gallo. Dixo don Luis Milán : Señor Joan Fer- nandez, si queréis trocar, yo me comeré vuestro gallo y vos comeos mi higo con el cuarteto de miel que os daré , que son estos, cuatro versos del soneto : Mi fin será que vayan escuchando Para mostrar las fieras crueldades, Qu*el dios d^amor, por campos y ciudades, A sombras va con sombras espantando. Digo que mi fin es avisar que vayan es- cuchando los que están ó podrían estar ena- £L CORTESANO. 95 morados » para saber las fieras crueldades que el dios de amor hace por campos y ciu- dades^ desde el mayor hasta el menor, es- pantando con sombras que .son todas sus co- sas» á sombras que no sop hombres, como le ha seguido á don Francisco, que sabiendo que'l dios de amor no tiene poder si no se lo da el amada para enamorar á su amador, ó el amador para enamorar á su amada , siendo tan sabido, no se ha podido guardar destas armas de Cupido, que sombras son para quien resistirle puede, y el que se deja vencer del es más sombra que hombre; di- gámosle, pues, don Francisco sombra; apa- réjese don Diego Ladrón á comer la postre de nü soneto, que son estos seis versos, nom- brados tercetos : i Sabéis quién es el dios d*amor nombrado ? Tené por fe qu^es nuestro mal deseo. Por desear desvergonzadamente. Desnudo va quien es desvergonzado, No le creáis , que no es Dios ni lo creo , Que lo qu^es Dios no reina malamente. DECLARACIÓN DE LOS DICHOS VERSOS. Con gran curiosidad he sacado en limpio quién podia ser este Cupido, nombrado dios de amor de la mentira, y pintado, co- mo le veis, de la verdad, y hallaréis que en 96 EL CORTESANO. los enamorados viciosos es nuestro deseo que, por desear desvergonzadamente, le pintan desnudo como á desvergonzado y ciego, pues lo son todas sus cosas, y con ar- mas para hacer mal, pues siempre lo hace, ■que cuanto más da placer, no está sin dar pesar ; nómbranle aquello que él no es , pues lo que es Dios no reina malamente, para que don Diego Ladrón crea en lo que es Dios, y no en quien no lo puede ser, como de muy enamorado, le tomé un dia por el mismo dios de amor. Dijo don Diego Ladrón : Nunca he visto buena postre y mal provecho sino agora, ha- beisme convidado á tercetos y hanme sabi- do á motes, ni los unos ni los otros me han parescido mal por ser vos el convidador; pa- gar os quiero esta comida con este cuento que oiréis : El almirante de Castilla con- vidó á unos portugueses , y fueron servidos de truhanes á la mesa porque les diesen de motes, y dióles por comida no más de rui- señores, que son aves de poca carne y mu- cho cantar; y como ellos estuviesen muer- tos de hambre y hartos de risa por haber comido poco y reido mucho, con los truha- nes, dixeron : Señor Almirante , mais man- jares é menos donaires. Don Luis Milán, yo no he dicho esto sino porque nos deis EL CORTESANO. 97 3Ziás sonetos y menos motes , tonque to- do es tan bueno que por vos se puede de> <:ir : Cada cosa en su lugar, imposible es «Bojar. Dizo don Luis Milán : Responder os quiero con otro cuento, y es éste : Un se- -ñor tenía un barbero en su casa, y era tan loco, que siempre quería hacer el donoso, y tan importuno , que jamas se apartaba de ^u señor quebrándole la cabeza de mucho hablar; tanto, que de sus locuras adolesció de dolores de cabeza que tenía muy á me- nudo, y para sanalle, untábale la cabeza en tomalle el dolor, y en lugar de sanar, más adolescia. Cayó en la cuenta su señor que ^u barbero le habia adolescido, y dízole : Vete de mi casa, que yo no sé que sepas hacer otra cosa sino quebrarme la cabera y untarme los cascos; que ni sabios verbosos ni ignorantes graciosos. Dixo don Francisco FenoUet : Don Luis Milán, pues don Diego Ladrón os quebró la cabeza con su cuento, y vos os habéis bien pagado con el vuestro, untalde los cas- cos con otro soneto y quedaremos de las burlas en paz, con tan buenas veras como vos nos dais. Respondió don Luis Milán : Soy conten- to si no salle algún cuento fuera de tiempo,^ 98 EL CORTESANO. qae los cuentos^ para nunca enojar, han de ser en su lugar. Aseguralde y salir ha; y respondieron r Él se asegura tanto como está seguro de no- parescer mal, y con esta seguridad, el so- neto salió diciendo : De mí dirán aquel refrán muy cierto : Quien no*8 á sí, ^*á quién podrá ser bueno? Escarmentad por bien en mal ajeno , Y no burléis de quien muchos ha muerto. No sea, pues, mi prédica en desierto , Qiie mal amor peor es que veneno , Pues deste mal á mí mismo condeno Por despertar á quien no va desjúerto. Va veis que fué d*aquel tan ¿ran maestra Del griego rey, Alexandre nombrado. Que fué d^amor de su mujer vencido. Della se vio con fí-eno ir de diestro, Y respondió : Deste gran rey burlado, ¿Qué harás tú, si yo no me he valido? Dixo Joan Fernandez : Don Luis Milán, lo que en vos sobra, en nosotros falta para alabaros; mucho debéis á Dios, meresci- miento habréis de amprar á toda la letaníai de los santos para pagar tan gran deuda, como debéis á quien os crió, porque vor avisáis muy avisadamente en vuestro soneto á todos que escarmienten en mal ajeno mi- rando el vuestro, y no desperdicien lobuc-i- EL CORTESANO. 99 no que vos aconsejáis y el mal que Cupido puede hacer, trayendo. por exemplo lo que le siguió al gran Aristotil con la mujer del rey Alexandre, su discípulo, que en este cuento oirán : El príncipe de los filósofos, nombrado Aristotil, siendo maestro del rey Alexan- dre, se enamoró de la mujer de su discípu- lo, y de muy enamorado se desvergonzó á pediUe lo que no debia, y ella, burlando del, le otorgó lo que no debiera, dicicndole : Aristotil, yo soy contenta de hacer cuanto me pides, si tu te dejas enfrenar y ensillar de mi mano en secreto, sólo para que yo tenga contento de mí , que pudo mi her- mosura vencer á tu gran saber; y teniéndo- le encerrado de la manera que habéis oido, como á bestia, hizo venir á su marido Ale- xandre para que viese á su maestro; y muy espantado de velle como estaba, le dixo: ]Oh Aristotil! tú, que me avisabas con todo tu saber que me guardase de ser vencido y sojuzgado de mujer, ¿te has dexado vencer? Respondióle como á sabio , aunque estaba como bestia : ¡Oh Alexandre! agora te debes más guardar viendo que yo no me pude de- fender, ¿qué harás tú si no/te guardas? que á mí me han traido en lo que esto. Dixo don Luis Milán : Señor Joan Fer- lOO BL CORTESANO. nandez, gracias os hago^ pues habéis de- clarado mejor que yo supiera declarar mi soneto ; si vos me emprestáis vuestra lengua, que tanto bien sabe alabar burlando , /ot emprestaré mis manos para que tañendo desenojéis lo que me habéis enojado bur- lando de mí con tanto alabarme cara á ca- ía, que de corrido estoy para correr á pedir socorro á don Diego Ladrón^ que responda por mí y me vengue de vos, como hizo un portugués en este cuento que os contaré : Vino á Castilla ut\ portugués, y dixo que era venido para vender donaires á castella- nos , y viniendo un castellano á mercalle un donaire, el portugués le dixo : Castelau, ¿cuánto m'habeis de dar que heu vos fa9a donoso? y respondió el castellano : Pagaros he con un cuento muy bueno desto que se siguió en Lisboa, que oiréis : Fué un caste- llano á Portugal diciendo que los portugue- ses hablan enviado á Castilla para que vi- niese algún castellano á mostralles ser dono<- 803, que el Rey de Portugal lo pagarla muy bien, y que él venía allí para maestro de donaires; y parando escuela, tenía muchos criados del Rey que les avezaba á ser dono- sos desta manera : hacíales desnudar y me- tíales al sol en el verano quando más her- vía^ y dábales aire con unos fuelles por la EL CORTESANO. lOl boca, que abierta con un badajo tenían, y en ver á su discípulo bien hinchado, hacíale atapar la boca y el aire salía por detras con muchos truenos; convidaba á los vecinos para que viesen sí sabían bien estos donai- res. Y ellos decían : Castelau, fazey boca donosa que rabos donosos son. Y en oir esto el portugués que era venido á vender do- naires á Castilla, fuese de corrido diciendo: Vo correndo á Portugal á trazer socorro de un muíto donoso portugués que nos vengue de un frío castelau. Señor Joan Fernandez, esto he dicho por ir corriendo de corrido para que venga don Diego Ladrón á ven- garme de vos, que sois tal cortesano que alabais para burlar, pues sabe á burla ala- bar con palabras para hacer reír como vos hecistes, diciendo que yo debía tanto á Dios, que para pagalle había menester am- prar merescimientos á toda la letanía de los sanctos. Yo voy por don Diego Ladrón que me venga á socorrer. Dixo don Diego Ladrón : No será me- nester, que muy bien he oído lo que habéis pasado con Joan Fernandez, y no le quedáis deudor, que muy bien le habéis pagado ; síno„. dígalo don Francisco, que los dos estábamos escuchando de la cuadra de fuera mirando una pintura que yo saqué, y en oir la esca* lOZ EL CORTESANO. ramuza de los dos, fué parte para que dejá- semos de gozar con los ojos de la buena pin- tura que teníamos entre manos, para recrear- nos con los oídos de oiros á los dos. Diifo don Francisco : Señor don Diego, vos habéis movido una question diciendo que no le debe nada don Luis Milán á Joan Fernandez, que no la podremos apaciguar sino con mostralles vuestra pintura ; sacal- da , que bien menester será ; dádmela , que yo la quiero amostrar^ porque si los dos vie- nen á reñir, yo me porné entre ellos, y en ver el retrato de su dama, todos se conver- tirán en ojos, que no ternán manos para desacatarse delante della, haciendo besar, como á portapaz, esta pintura, pues es el retrato de la dama que van servidores don Luis Milán y Joan Fernandez. Parésceme que acontecerá con esta tabla deste retrato, lo que aconteció en nuestra Valencia con un otra tablilla de un sancto que hacia re- ñir y hacer paz, como en este cuento diré : Iba un chocarrero por Valencia, vestido como fraile, pidiendo con un sancto que traia pintado en una tablilla, que por esto le decian el fraile de la posteta, y en hallar alguno que al seguro le podia hacer besar la tablilla, metíase tras el hombre y hacía- sela besar por fuerza y pedíale caridad, y EL CORTESANO. IO3 •como alguno no se la quería dar con el mo- -do que la pedia, díxole uno , que no mercs- •cia caridad paz que reñir hacia; y el fraile gritaba diciendo que no creian en el sancto, y ellos que sí, y él que no , venian á las ma- nos alguna vez sobre esto, y diciéndole un de- partidor que hiciese paz con el hombre que habia reñido , díxole el fraile : No haré paz :6Í no la paga al sancto, y siendo contento ^u contrario dixo : Yo doy caridad á un «ancto por hacer paz con un diablo. Y tor- nando á nuestro propósito, hé aquí la ta- hla del retrato de vuestra dama, que fuerza ^iene para paz lo que puede hacer reñir. Dixo Joan Fernandez : Yo querría mu- cho saber cómo ha venido en manos de don Diego este retrato, porque á mí me la hur- taron de una archa donde yo la tenía encer- rada por temor de mi mujer, que un día re- ñimos por ella sobre esto que oiréis : Yo la •tenía en mis manos solo encerrado en una •cámara y decíale : Más te quiero yo pinta- ría que á mí mujer viva, pues tú me des- •cnojas en mirarte, y mi mujer me enoja en mirarme, ella de braveza me mata, y tú de benina me resucitas, y como ella me viese y oyese por' la cerradura de la puerta, abrió y entró diciendo : A mis manos habéis de morir, don traidor; yo díxele : Buena mujer. EL CORTZSANO. teneos allá, que no soy quien vos pensáis, nombraisme don traidor y á mi vez niQ di- cen don leal. Respondió : No sois sino don diablo ; pues estáis idolatrando en esa dia- blesa pintada, que más lo va ella de afei- tes que vos la tenéis en esa tablilla. Res- pondíle : A lo que me decis que soy dia- blo, agora me habéis acertado el nombre, que para ser uno galañ ha de ir tras las al- mas como él va, aunque yo no lo soy para vos , que nunca iré tras vuestra alma siende^ tan rabiosa; y á lo que decis que esta dama va de afeites más pintada que aquí está en la pintura, ¿*n'os acordáis que un dia os des- conocí en una fiesta , muy pintada de afei- tes, y tomándoos por otra os decía de amo- res y vos me respondistes : Ciego, rézame una oración; y conociéndo's en el habla os dixe : Más os querría pintada y muda que despintada hablando? Dixo don Luis Milán : Señor Joan Fer- nandez, vos pretendéis que el retrato de nuestra dama es vuestro, yo no otorgaré jíimas sino qu'es mió, porque yo le hice pintar y hurtáronlo de casa del pintor , y creo que vos lo habéis hecho, pues estaba en vuestro poder ; y porque se vea qu'es mió, hé allí aquella señal, que llorando de vella tan hermosa pintada como desapiada- EL CORTESANO. lO^ da viva, cayó una lágrima mia sobre su mano y hizo aquel agujero que veis, y de presto demandé tinta y papel, haciendo una ^losa á este villancico que tan á mi propó- sito hecho está, que en el postrer verso le hallaréis de cada copla destas que yo os diré agora : Tengo tanto sentimiento De lo que me hacéis sentir , Que siento tanto el morir Cuanto mi vivir no siento. Deste mal saco este bien, Que estoy hecho un Hieremias y Que por vuestro gran desden , - Lloran mi Hierusalen Z^s tristes lágrimas mias. Mi Hierusalen en mí , Es la triste de mi vida y Que la veo tan caida Cuanto yo de vos caí. No alcanzo un válaos Dios , De caida tan mortal , Que llorando para dos. De no hacer señal en vos, En piedras hacen señal. Son tan grandes mis enojos , Que sangre vengo á sudar , Y me siento distillar Agua amarga por los ojos. De mí tiene piedad Cualquier fiero animal, Qu'en tan grande crueldad , I06 EL CORTESANO. £n todos hay caridad, T en vos nunca^por mi mal. Señor Joan Fernandez, muy gran menos- cabo de mi honra sería sufrir que aquella que está siempre en mi pensamiento, que 7o hice pintar, la dexe estar en quien, ni viva ni pintada , la quiere tanto como yo. Respondió Joan Fernandez : Don Luis Milán, antes moriré que yo otorgue lo que decis, ni consienta lo que vos queréis, y pues nadi la puede querer más que yo, no está bien que esté sin mí quien no puede estar sin ella. Dixo don Diego Ladrón : Yo quiero res- ponder á lo que el señor Joan Fernandez dixo quando vio el retrato de su dama en mi poder, que holgaría mucho de saber cómo habla venido á mis manos ; y ha de saber que visitando un dia su mujer con una dama que á su casa habia traído, nos contó la question que tuvo por ella con el señor Joan Fernandez, que aquí nos ha con- tado, y llorando me rogó que le sacase una diablesa que pintada tenía en casa ; yo dí- xele que la mostrase y sacóla, y en ver el re- trato, conoscí quién era la dama y llévemela, y así ha venido á mi poder; que no querría causase enojo entre sus competidores la que da en miralla tacto placer i sus scnidores ; y para escasar que no vmiésedcs á ks ma- nos, querría veros á las lengoas, con lo que gk Lsás SiEIaiE. hé aquí mi paje ^vc es nae su atirri "r* fiF'*^ de parte de Ib dzBas, ^ve oc^ sé jo coa qué paguéis aaa tam. gian ■cílliI sao oss tma ingiañtod á Modo de cacarecer, 2ZLts no de hacer, aimove ¿ice ei i:g*iíaa : Na se paedc pagar k> ame no time preoo ; como quiso decir un caballero castellao, xcuí en Valencia, al rey Fnncisco de Fracca, cuando vino preso, salieado de visitar i la reina Germana , francesa ; v las ralabras qu'el caballero le dixo ñicron éstas : Svra, vuestra Majestad va preso de tal Elmperador, Que en vcllc se voItctÍ £n placer vuestro dolor. Y tan gran merced no puede pagarse si- no con una ingratitud, y el Rey de Francia lo hizo mejor que se lo dixo; que en pago Il8 BL CORTESANO. de habelle dado el Emperador libertad j á 8u hermana por mujer, en ser en Francia le rompió la paz y le movió nueva guerra ; no querría, don Luis Milán , que , en pago de esta merced que os he hecho ha¿er á las dainoias, fuésedes tan ingrato como fué el Rey de Francia, pues sería peor mal francés el vuestro que no el mió. Paje, dile el recau- do que le traes de parte de las damas « que buena pro me haga. Dixo el paje : Señor don Luis Milán , mi sefiora y las señoras que arriba están , mue- ren de deseo de veros y oiros, y dicen que si vuestra merced tiene el mismo deseo, po- dréis cantar : Nunca fuera caballero De damas más bien querido. Respondió don Luis Milán : Paje , diréis á todas esas señoras que os envian, que yo les beso las manos y cumpliré su deseo, pues el mió muere porque me vean y oi- gan, y responderé á su romance con este villancico : Si amores m'han de matar , Agora ternán lugar. Dixo don Diego Ladrón : Don Luis Mi- ir- T ea se xoaxK ñr?anvr íc xsanszr.. nnr Die^ TTimó ¿£ j£ nazu i únz Xjis Miar., Dixo don Luis MHa-n : S^di» ¿dñi Lí»> nor, con una glosi qujcro rcspondcT i t-jí5- tra merced , que me m.ind5 hacer una da- ma á este \fOT£. GídárJeme Dks ¿£ mí. GLOSA. Si Narciso se ahogo De sí mismo enamorado, Tened de vos más cuidado , Pues que menos se perdió £n haber á vos cobrado. laO EL CORTESANO. Y pues más tenéis razón De la que tuvo de sí , Traed con gran devoción £1 mote por oración, Guárdeme Dhs de mí. <}on más razón debe temer de su her- mosura , señora doña Leonor, que n'os acon- tezca como á Narciso, pues siendo menos la del que la vuestra, se turbó, de sí mismo enamorado, mirándose en una fuente don- de cayó y murió ahogado ; mande vuestra merced al Narciso, que habéis nombrado que traiga consigo el mote por oración, porque no se ahogue si se turba mirándose muy hermoso en la fuente de vuestra her*' mosura. Dixo Joan Fernandez : Señor don Luis Milán, para celos sería bueno vuestro re- quiebro, pues decis que el Narciso que la seiíora doña Leonor ha nombrado pasa pe- ligro de ahogarse , mirándose muy hermoso en la fuente de su hermosura, que si no me engaño , no es feo quien en su dama se mira Narciso ; tales celos como los vuestros no los hay en Portugal. Dixo la señora doña Ana : Señora doña Leonor, departa vuestra merced á Joan Fernandez y á don Luis Milán, que si tales cortesanos dan en alabar vuestra hermosu- EL CORTESANO. 121 ra, no quedará qué alabar para nosotras ni quien alabe la nuestra, que don Diego La- drón no está para alabarnos, que tomado está de ojo y don Francisco de boca. Dixo la señora doña Leonor : Seííora do- ña Ana, no tengo- qué departir, pues no tienen qué partir conmigo los cortesanos que ha nombrado, depártalos vuestra mer- ced, ó desencante á don Diego y á don Francisco, que están encantados mirando vuestra gracia y hermosura. Dixo don Diego : Señora doña Leonor, diga vuestra merced á la señora doña Ana que si yo estoy tomado de ojo, ella no lo está de boca, pues no mira lo que habla, sino dígalo don Francisco, que también ha muerto su pájaro como el mió con la pie- dra que nos ha tirado; cure de su comen- dador Montagudo, que va tan ciego de mi- ralla como ella por no velle, y vayan á Sancta Lucía que los sane. Dix^o don Francisco : Don Diego, n'os maravilléis deso, que la señora doña Ana se burla de todos por ir de veras con uno, y es su marido, que lo quiere tanto, que hizo apedrear á su Montagudo una noche por- que le hacia cantar á la puerta : a:La bella malmaridada» á un ciego. Dixo la señora doña Hierónima : Yo quie- laa EL CORTESANO. ro responder por la señora doña Ana por las pedradas que decis que tiró; habéis de saber que no tira piedras sino quien no piensa tirallas, que en su seso está quien sabe lo que hace, que no es tirar piedras adonde se debe, pues hay galanes que lo piensan y no lo son , que para selló, en todo lo deben ser, que el ojo y la boca, la mano y el pié no se han de mover sino para con- tentar á las damas, que don Diego bien mostró estar en pasión y no en razón , pues habló lo que no quiso entender ; que la se- ñora doña Ana no mató su pájaro ni el de don Francisco, pues no fué la que tiró, sino piedra imán que nos tira á querella ; que no fué mal decir )o que dixo, que de muy ena- morados el uno estaba tomado de ojo y el otro de boca , que de pensar es que lo hizo para hacelles hablar, pues se perdia mucho en ellos callar. Dixo la señora doña María : Paréceme que convidamos don Luis Milán á una vi- huela y dámosle á comer palabras ; calle- mos, qu'es gran desacato que su tañer calle por nuestro hablar, y este descuido que ha- bernos tenido merece ser perdonado, pues oyéndole hablar hace olvidar su tañer, y ta- ñendo se olvida su hablar. Dixo don Luis Milán : Señora doña Ma- EL OOKTZSAirO. I23 ría, no he visto descuido con tan buen adobo como este que vuestra merced ha adobado; no le ponga tal nombre, que no ha sido sino cuidado para que yo oyendo palabras tan cuerdas lo fuesen las de mi NÓhuela, que, remedando armonía, de tan dulce conversa- ción saque el mal espíritu de la envidia del cuerpo de Joan Fernandez , como hacia el arpa de David al rey Saúl; y por hacer lo que me rogó don Diego, lo primero que cantaré será la glosa que hice al romance de Belerma y Durandarte quando se dejó de servirla, y es ésta : Ya no es él , perdido está £1 que no cura de £ima , Que el galán ún servir dama Fuera de camino va. Vuelve , vuelve , caballero , No quieras desesperarte, Que en tu amor tan verdadero Siempre serás tú el primero, Durandarte y Durandarte. I Cómo estás de tí tan fuera , Que tan fuera estás de mí ? Menos de tí conoscí Que si no te conosciera. No te venza la pasión. Sino la de enamorado , Y á mayor satísfácion Prueba y tente á la razón , Buen cahallero 4>rr.haAn. 124' ^^ CORTESANO. No estés tanto sin acuerdo^ Pues tan acordado eras Que en las burlas y las veras Nadie se halló más cuerdo. Para tu mortal doler Gran remedio te sería, Que d'aquel tan gran finror Aceptarte servidor, Acordar se te dehria. Quien del tiempo se olvida El tiempo se olvida del, Mucho es para sí cruel Quien lo fiít para su vida. Tanto un tiempo te acordabas Cuanto fuistes envidiado , Y pues todo lo alegrabas, Muestra ser lo que mostrabas. D^aquel buen tiempo pasado» No parece que pasaba Cuando el tiempo entretenías. Las tinieblas despedías . Y la noche se aclaraba. Tus mayores devaneos Eran en tí períiciones. Pues que fiíeron tus arreos Cuándo en justas y torneos, Cuándo en galas y envinciones. Nunca fué tal amador En amar como tú fuiste. Siempre alegre sobre triste Por no descubrir íávor. No porque te hice favores Á mi costa y á tu grado, Sino alivio de dolores. Pues penando sin clamores Tu mirar fué por mirarme Con acatamiento y honra , Nunca fuiste á mi deshonra Sino para más honrarme. Durandarte solías ser, Y dudo haberte conocido, Porque está sin conocer. Sin oir, hablar, ni ver, Affira deuonoctdo. Estos ruegos no lo son , Pues que yo doy por testigo Lo pasado, y lo que digo Abonando mi intincion. No te ruego yo por mí , Pues lo tienes tan probado , Lo que te ruego es por tí , j^e no siendo tú sin mí , Di ¿por que me has olvidado? RESPUESTA DE DURANDARTE. Ya , señora , no soy yo. Pues no sois, señora, vos; La que se sirve de dos , Nunca amor en ella entró. Razón hay de sospechar j^ue burláis mucho de veras, Pues mudastes en mudar Con las obras el hablar , Palabras son lisonjeras. Si tan grande voluntad Tan abierta n'os mostrara, Yo no viera cara á cara Tanto vuestra crueldad. EL CORTESANO. Voluntad tan verdadera Nunca tan mal s^ha pagado, Pues m*he visto en Vos quien eia Por lo que mostráis afuera , Señora, de vuestro grado. £n mis ojos mostraré Siempre seros tan amigos. Cuanto vos muy enemigos Los hicistes sin por qué. Mientra ojos mirarán , Bien verán cuanto y*os quise , Y por lo que en mí verán , Todos os preguntarán ¿líu si yo muda/fí&a hice. Si algún tiempo vos quejáis. No hay razón para quejaros, Pues mostráis apiadaros De quien n^os apiadab. Si se viene á tocar Lo que habéis falsificado, £n la piedra de mi amar Se verá que mi mudar Vos, señora, lo heis cüusado. Yo querría , mas no puedo , No decir lo que se muestra, Que lo qu'es á culpa vuestra De vergüenza tengo miedo. Y aunque en 4amas no es tan mal No tener ley en no veros. Siendo yo tanto leal, En vos fué más que mortal. Pues amastes á Gaiferos. Y si esto á vos infama , Sálveos esta razón Que en nosotros es traición Lo que no es traición en dama. £1 quejar solo me queda A mí triste agraviado. Pues fortuna siempre rueda, Imposible era estar queda Otando yo fui desterrado. £s la ley en los destierros Sufrir pena por un yerro, Mas en mi triste destierro Yo la sufro por dos yerros. El otro fué vos consentir , Servidor, en mi viaje , Que por esto he de morir Por sufHr y más sufrir , Tpor no sufrir ultraje. Como si fuera traidor Me habéis dado la sentencia , Haceisme sin competencia Y distes me competidor. Nunca fué tan mala suerte, Ni se vio tal desterrado, Ni habrá quien lo concierte , Y pues todo sabe á muerte. Moriré desesperado. FIN. 3ra quiero cantar en este romance una erdad española, contra una error fran- ue defiende don Diego por tener mal ís, y es la pasión que tiene por los ses , diciendo que la batalla que tu- i en Roncesvalles con nuestros espa- ñoles, si fueron vencidos fué por la traición que su Galalon les hizo convidándoles á una caza, que fué batalla , donde fueron venci- dos y muertos muchos de los doce pares; y la verdad española es esta que oiréis en este romance : Mala la vistes, franceses, La caza de Roncesvalles , Que salida fué de Francia Para alzaros con España. Cuando don Alonso el Casto Llamó al Emperador Cario Para conquistar los moros De Castilla cativada. Prometiéndole su reino Si hacia esta jornada, Y españoles no quiáeron Mostrar gente acobardada. Que el gran león español Bravo Bemaldo del Carpió , Fué muy valerosa lanza Y gran cortador d*espada. Salió con sus españoles Defendiendo vuestra entrada En la muy cruel batalla De Roncesvalles nombrada. Don Carlos perdió la honra , Murieron los doce Pares, Porque fuera tiranía Francia reinar en España. Dixo don Diego : Don Luis Milán, y'os agradezco lo que tos debcis agradecerme; paes yo seré caasa que os agradezcan las desagradecidas el servicio que les habéis he- cho en dejarlas encantadas de vuestro can- tar y tañer ; y vos, con el romance que ha- béis cantado de la batalla de Ronces\*alles, me habéis sanado del mal trances que tenia defendiendo la error francesa contra la ver- dad española. Dixo la señora doña Leonor : Señor don Diego, de grado os reñiría, sino por no ha- cer paz con vos ; que no es bien reñir «.lontlc es mal hacer paz. ^ Para qué habéis dicho .i don Luis MUan que somos desagradecidas? meresceríades que lo fuésemos para vos, pues lo sois para nosotras , porque os qucjá- sedes con la cabeza quebrada hasta que va Juliana os curase, que es vuestra enxarma dora. Dixo don Diego: Señora doña Leonor, mu- cho me tira vuestra merced hpy con flecha, y si fuese la de la bella Laura por quien Pe- trarca decía: «Amor ma posto como seño, astrale», yo quedaría también asactado de vuestra mano como verian en este letrero : «Le onor piü que la vitta.» Dixo la señora doña Ana : Tiene razón la señora doña Leo- nor , pues nos decis ingratas para que don Luis Milán tome por achaque lo que dctí.. y no se deje más oír , diciendo de nosotras lo que de los necios se dice : los que no tienen sentir, no saben agradecer. Pues agora veréis cómo se lo agradezco yo con lo que le diré : don Luis Milán dad muchas gracias á Dios, que don Diego tiene envidia de vos. Y no es poco Que desto se vuelva loco, Que sólo de vos lo está Quien nunca envidiado há. Dixo la señora doña Hierónima : Señora doña Ana , vuestra merced ha envidado con un dos vale , que si don Luis Milán no va- liese por tres , no revidaria con este en- vite: Si n'os hubiera oído. Pluguiera Dios que no fuera. Porque yo no aborreciera Cuantos han por mí tañido. Dixo la señora doña María : Don Luis Milán, con un cuento quiero alabaros: Cuan- do yo era dama de la Reina , iba servidor un caballero gran músico de una de palacio amiga mia , y cuando le tañia atapábase los oídos diciendo : No se debe oir lo que no es de agradecer. Dixo Joan Fernandez : Señoras, como á paii bendito habéis gustado y comido á don Luis Milán; rezando cada una su oración de alabanzas , él quedará bien alabado aun- que luego olvidado ; pues la condición de las damas es, pan comido compañía deshecha; sino , dígalo don Francisco si es verdad. Respondió don Francisco : Amén , amén , dixo tío Vamonos luego á cenar, Qxit diez horas son ya dadas Y es bien irnos acostar. AQUÍ SE ACABA LA SEGUNDA JORNADA Y CO- MIENZA LA TERCERA. JORf^ADA TERCER A. en comraH/. , , '"° 'a hora que „„ ">« sería f ^"" P"« «aeÍ'irr ''« '.n>í maenresaJa de daj ^''^''-Sineta v -cocinero, q,e de e:y/''°»^-n- .''^"'- « „o Je desenoj í;7^''° "° quiere -'>-'''>ado,p,esdet-d\";r^'^'- °« migue yo Jes daria manjares de muy buen sabor, y juraría que ha sido vuestra intincion hacerme do- noso de damas. Y'os lo agradezco si vos me otorgaiá : que más vale en todo sello que parescello, pues de los donaires que á mí me sobran se podría hacer un Perico de Ayala, que fué donoso, y de los que á vos faltan se baria un Perico de hielo, pues sois frío. Dixo don Diego : Pues Joan Fernandez se ha vengado, yo me quiero vengar. Don Luis Milán , vos decis de mí que parezco mayordomo de la Gala-gineta, bien sé que diréis que lo habéis dicho por alabarme de galán jinete , y creerla que no burláis sino por este romance que me dice que sois burlador y es éste : La Gina-gala, la gala-gi- neta , donde mostráis que por no decirme á la descubierta mayordomo de la Gina-ga- la, habéis dicho de la Gala-gineta, burlando de mi gala; pues habéis de saber que de la mía se podría hacer un don Antonio de Velasco, y de la vuestra un don Antonio Vellaco de travieso y avisado. Dixo don Francisco : Adargaos , adargaos, don Luís Milán , que no quiero tomaros desadargado, sino cubierto de la adarga que vos tenéis , y es que después que habéis quebrado la cabeza á motes , os adargáis con decir, no lo dixe por unto. Y á los que ta- les cañas tiran , tiralles á traición no lo se- ría, pues á todos excusa aquella ley que dice : A traidor , traidor y medio. Esto se- ría vuestro pago , si no quedase tan pagado y contento de vos , que con un soneto que nos digáis quedaremos satisfechos. Dixo don Luis Milán : Primero quiero mostrar la poca culpa que tengo y la mucha que vosotros tenéis , pues no os puedo des- culpar que sentis mucho, de sentir poco, que sería yo sentir poco de lo mucho que sen- tis; y pues así es , que no tenéis desculpa de ignorancia , quiero mostrar vuestra malicia, y comienzo por Juan Fernandez : Él dice que jurarla que mi in tinción fué decille donoso de damas ; ya que fuese así , no debe ser mal tomado lo que no es mal dicho , si ya no tiene cola de paja que d'el fuego teme, pensando que yo le decia truhán; y si cre- yese que tal ha pensado , por tal lo ternia, mas como todos le tengan por galán , yo no lo puedo tener por truhán; hízose ignoran- te , que fué sacarse un ojo por sacarme á mí los dos , diciendo que de mi gala se podría hacer un Perico de hielo de frió que soy, yo digo que más quiero ser de hielo que de Aya- la y truhán ; por él se podria decir : trocastes Rebolledo por Girón, no sé si tenéis razón. Agón quiero habcrUs coo don Diego y decille que haga boen broquel , pues don Francisco me dizo que me adargare , i^^ bien es sadsfacer á cortesías v á de¿corté- sías , pues dizo que de mi gala se podria ha- cer un don Antonio Vellaco de travieso y avisado, yo digo que por lo mismo se puede hacer del un don Antonio del Asco. Dizo don Francisco : No más, por \ ida de vuestras damas , que si Marina bailó, ló- mese lo que ganó 9 7 quítese el enojo con lo que desenoja don Luis Milán , que ya le veo la risa en la cara y el soneto que nos quiere decir en la boca. Dizo don Luis Milán : Yo haré lo que mandéis , pues es de buen cortesano , que sois , querer que mudemos de conversación; que cuando los motes pican , para que no saquen sangre es bien mudar de nuevas : que el divertir hace vivir. Y oigan el soneto : £1 gran Sansón se queja de su amiga , Que fué un varón muy fuerte en los hebreos j Por ella fué vendido á Filisteos , Sus enemigos , puesto en gran fatiga. ; Por Qué dirán amiea al enemiga 136 EL CORTESANO. Pues siempre vi las caras del olvido. Mostró en la una ser de mi pagada, Yo vi en la otra que no me qúeria» Que entre enemigos va quien es vendido. • Dixo don Diego : Don Luis Milán , nun- ca he oido mejor parecer que el vuestro» ni mejores quejas que las de Sansón; mu- cho querría saber cómo pasó esta tan gran traición , vender Dálida su amigo á sus ene- migos. Dixo don Luis Milán : Y'os lo diré : Ya habréis oido decir la fuerza de Sansón cuan grande fué y la gran amor que á su ami^ Dálida tuvo , pues oid el pago que della re- cibió, y fué este que diré : Deseando saber los filisteos , sus enemigos , en cuál parte del cuerpo tenia Sansón las fuerzas, r(^ron á su amiga Dálida y diéronle mucho tesoro para que lo supiese , y como ella trabajase saberlo , rogaba con gran importunidad á su amigo Sansón se lo dixese , y él , no sospe- chando que lo quisiese saber por mal suyo mostrándole ella tan buena amor como él la mostraba , díxole : Dálida , tú sabrás que U gran faerza que yo tengo es por gracia que Dios me ha dado , y por ser así sé que h Itnigo en unos cabellos que en medio de itáaij y.ti á mí me los cortasen, Vtti fuerzas; y rogándole V.1 ^JXJl VWIIKAIOW \J.\,íi\JO» Dixo don Diego : Don Luis Milán , gran espanto pone la gran traición que Dálida hizo á su amigo Sansón , que por interese del tesoro que hubo de los filisteos vendiese tan gran riqueza como fué la fuerza de San- son para defensión de los hebreos ; una Dá- lida querria dar á Joan Fernandez para que anduviese como Sansón , sin ojos , entre las damas , rezando entre dientes por oración la letanía que se rezó al dios d'amor cuan- do le ahorcaron en la justa de un amador, que desamador le digo yo, y que dixese, de las crueles damas, /í¿era nos, Domine, para que armasen contra él uno otro ciego que le respondiese, contra el mocero Joan Fernan- dez , te rogamos audi nos, Dixo Joan Fernandez : Don Diego , vos decis que me querríades ver una Dálida por amiga para que me acontesciese lo que le acónteselo á Sansón , y si yo en tal me vie- se, á vuestra puerta rezaría los setenta y dos nombras que las damas os han puesto, para que se guarden de vos los que n'os co- nocen, y en esto les haria tan gran placer como vos les hacéis pesar con vuestra lengua. Respondió don Diego : Joan Fernandez, si á mí me quieren mal las damas por la lengua , á vos n'os quieren bien por la boca, que os hiede de tomar y dar paz con ella donde os sería mejor tener guerra; lo que yo digo es esto que dice don Luis Milán en su soneto con estos versos : ¿Por qué dirán amiga al enemiga Siendo enemigos nuestros sus deseos? Dixo don Luis Milán: Don Diego, no me revolváis con las damas , que en mi boca no les parescerá mal esa razón como en la vuestra que tenéis bocaje; pues bien enten- dido , como yo lo digo , no es decir mal, que impropio nombre es decir amiga á la que Dizo don Francisco : Donoso sois , don Luis Milán, pues qu^ ^'querríades vos que se os diese en amores lo que no se meresce, para que de no poderlo digirír de poco me- rescello os ahitase y que os matase una po- plejía desamorada? Dexaos d'eso y no vais tras lo imposible por no parecer á Joan Fernandez y á don Diego ; que vos y él os querríades que el amor os trújese con el plato de vuestro apetito , la perdiz que de- seáis comer en los amores; y si esto no se hace, luego decis que el amiga es enemiga, pues no cumple vuestros deseos. Dixo Joan Fernandez: Don Francisco maestreescuela parecéis , pues habéis entra- do en esta disputa como á determinador, con decir que don Luis Milán y yo vamos tras lo imposible diciéndonos lo que el re- frán dice: Tras lo imposible van los locos; ^* quién os ha dicho que nosotros tenemos esta locura? ^'supistes lo de la paloma de Mahoma que decia que por ella lo sabía todo? De ser moro en amores , venis á creer que don Luis Milán y yo tenemos lo que vos debéis tener , por lo que dicen : Piénsase el ladrón que todos son de su condición. Dixo don Luis Milán : Departiros quiero con un cuento , pues me habéis dado con el hierro : El gran poeta Dante Florentino fué 140 EL CORTSSANO. un donoso como avisado , y los florentinei le tenían en tanto como él los tenía en poco, por ver la ciudad de Florencia poblada de hombres que tenían de lo inucho poco, y de lo poco mucho; enhadado desto , de»* aparecióles de manera que iba entre ellos y no le podían hallar , y no podiendo vivir sin él no sabían qué hacerse para hallarlo; aconsejóles un sabio filósofo , y dixoles : £1 Dante es tan sabio que no le hallarán sino para responder y dar cabo á una muy avi* sada razón que la oyese comenzada y no aca- bada , porque no tema sufrimiento que esté sin acabar lo que está bien empezado; /os aconsejaría que fuésedes diciendo por la ciu- dad estas palabras : jQui sa lo bene? jQui sa lo bene ? Y diciendo los florentines esto, oyeron al Dante que iba disfrazado entre ellos , y respondióles : Quí ha provato lo male , qui ha provato lo male; que quiere decir : Aquel sabe el bien, que ha probado el mal. Yo he dicho esto sólo para mostrar que pues tanto he probado el mal del amor^ sé qué cosa es bien^ aunque nunca he gus- tado á qué sabe, como á don Francisco que le tupo á miel rósate colado , y á Joan Fer- nandez á miel de azúcar , y á don Diego á ¥Íno cocho , que les alargaron con dulzuras burlando dellos. Y por yo ser £L CORTESANO. I4I estado muchas reces acuchillado á casa del cffujano del amor que es el sufrímiento, dixe en mi soneto , como harto experimentado, que no se debía nombrar amiga la qu'es ene- miga, y para prueba desto, truje por ejem- plo á Dálida , que mejor se podia decir ene- miga que amiga , pues hizo tales obras á Sansón. Dixe más, que poner ~ impropios nombres son por casos feos , pues es impro- pio nombre decir enemiga á la que debería ser amiga de su naturaleza , que por lo uno parece fiera , y por lo otro parecería más hermosa; no lo digo por lo que ha dicho don Francisco , que yo querría que el amor me presentase la perdiz que deseo comer en los amores , y no me ha querido entender, pues lo que yo digo es esto : La dama puede hacer bien sin daño suyo , y á ésta se debe decir amiga, y á la que hace el contrario des- to, la deben nombrar enemiga, que por sello la mia , quiero nombralla Dálida , pues siem- pre me mostró las caras del olvido , que son buena cara y mala obta , mostrando en la una esperanza y en la otra desesperación ; y así vamos vendidos como quien va entre ene- migos. Dixo don Francisco : Don Luis Milán, jugador de pasa pasa debéis ser; dixistes que pues os hablamos dado con el hierro. 142 BL CORTESANO. nos queríades dar con el cuento, y por su- tilmente que habéis pasado las galas de vues- tra gala, habernos sentido el hierro de tal cuento, acomparastes os al Dante y á nos- otros á los florentinesy haciendo mucho vuestras cosas y deshaciendo las nuestras. Dizo don Diego : De aquí adelante os nombraremos don Luis Milán de Piedra- imán, pues tiráis la piedra y escondéis la mano ; dizistes que los florentines tienen de lo poco mucho y de lo mucho poco, y acom- parándonos á los florentines, ha sido decir- nos, á tú lo digo , hijuela, entiéndete tu, mi nuera. Dizo Joan Fernandez : Don Luis Milán, perro escusero me parecéis, que mordéis sin ladrar, embozado habemos vuestro perro con estos apodos que os hacemos , pues no respondéis. Dizo don Luis Milán : Pues esperaos un poco y vello hels ; á don Francisco que me apodó á jugador de pasa pasa, yo le respon- do cofi el nombre que le han sacado las da- mas, y es don Francisco pasa pasa, que no quieran que pare en ellas ; y á don Diego que me dizo que me podian decir don^Luis Milán de Piedra*iman le respondo que se le puede decir don Diego de Piedra-zufre, pues tiene la color del; y á Joan Fernandez que IL CORTESANO. I43 me apodó á perro escusero, le respondo con lo que le dice su mujer: Joan , perro mocero, que va tras mozas carnicero. Dizo don Francisco : Bien os habeb pa- gado don Luis Milao , /os doy la mejoría si me decis quién son las damas y por qué me dixeron d porque no seamos te- nidos por licenciados, aunque su marido Joan Fernandez nos aseguraría como dia de fiesta : Que todos pueden entrar los que me- recen lugar, Dixo Joan Fernandez : Bien conocéis á mi mujer, mejor fuera para marido; yo me habré de as^urar con vosotros de alguna riña, que Dios nos guarde della, no olvide- mos en el recaudo á las otras damas porque me valgan si reñimos mi mujer y yo, y or- denalde vos, que don Francbco está desor- denado después que sospiró , y don Diego piensa en hacer una buena entrada porque yo la tenga con mi mujer. Dixo don Luis : Pues así mandáis que sea EL COK.TESANO. 1 45 yo lo haré. Paje , iréis á la señora doña Hie- rónima y decilde que estos caballeros y yo besamos las manos de su merced y de las otras señoras, y les suplicamos nos den licencia para visi tallas, que no la queremos sino de su mano, aunque la daría la ñesta que se ha- rán Joan Fernandez y su merced. Volvió el paje con la respuesta y dixo : Señores, las damas dicen que agora será fiesta por venir tales caballeros á ella , y que suban de manera que no abajen. Dizo don Diego : Señoras, á mí se me han de .dar estas albricias, las damas por- que les truje tales caballeros, y los caballe- ros porque les he traido á tales damas. Respondió la señora doña Mencía : Se- ñor don Diego, las albricias que demandáis á fiestas se os darán. Replicó don Diego : Si á fiestas se me dan D'aquellas que yo querría, Siempre deudor le sería. Dixo don Luis Milán : Mucho tenemos que agradecer á don Diego , que nos dio parte de fiesta, que aunque no se nos haga la tememos. Respondió la señora doña Luisa : Don Luis Milán, con ra2X)n debéis hacer gracias 10 quien os ha dado parte de ñesta que se- is el todo della. Dixo don Francisco : Señoras, si no ado- ciera poco há de un sospiro oyendo un )mbre de una dama, yo cayera malo vicn- ) aquí las que veo. Respondió la señora doña Violante : Sc- )r don Francisco, estaos con vuestro sos- ro , que si es leal no os hará mal. Dixo Joan Fernandez : Con tan buena sta como ésta, quien la tuviese en una :lada, bien se podria justar y ganar precio. Respondió la setíora doña Castellana : Se- )r Joan Fernandez, no queráis vista en ;lada, que no asegura, que es peligrosa ar- adura. Dixo don Diego : Señoras si deseasen lo le don Luis Milán desea, oirian algún so- ltó suyo, que sus palabras son mejores que s obras de otros, y desenojalde, que hace otro de enojado por ser alabado; mándenle ic diga sonetos á damas, que por decir son- netos, ése debe ser su deseo. Dixo la señora doña Mencía : Con licen- a dcstas señoras, pues me lo mandan, diré nuestros ruegos han de aprovechar, con- rmc serán nuestros deseos, para oir tan cnas palabras como tienen sus obras. Don Luis Milán respondió : Señora doña EL CORTESANO. 1 47 Mencía, con tan buen mandado, ;quién no se dejará mandar? y adonde con obras se ha de servir no debe ser con palabras , y no se me enojen del sonsoneto, pues la fin no es de enojar de éste SONETO. £s tan común burlar de quien os ama , Que deste mal las más andáis dolientes, Y no burláis hablándolo entre dientes, Que áempre vais tras ciervos á la brama. No es mal decir lo qu^es pública íáma , Hay un refiran común entre las gentes, Haz akmpre bien y á quien no pares mientes, Que bien hacer da buena mesa y cama. Pues es perder seguir uñ mal camino Que va á parar al más profundo inñemo ¿Por qué queréis salir de vuestro estado? Y aunque yo soy de merecer indino, Pues vos tenéis de mí todo gobierno , Tenga de vos no ser d^amor burlado. Dixo la señora doña Luisa : Señora doña Mencía, ¿qué le parece cómo nos trata en este soneto don Luis Milán de burladoras, diciéndonos que las más de nosotras anda- mos dolientes deste mal burlando de quien nos ama ? y por más encarecello dice que burlamos tan de veras, como los monteros del rey don Alfonso iban tras ciervos y osos, Y si él fuese el oso, yo le cantarla : Vi- llanos le maten al oso. Dixo la señora doña Mencía : Señora do- ña Luisa, paréceme que nos ha hecho mata- ciervos, y ellos no se dejan matar, por ser muy grandes corredores, que no hay saeta de amor que los alcance , que los hombres muy de burlas no pueden ser muy de veras, y éstos son los que toman las burlas de vé- ras y las veras de burlas ; y de esto que nos alevanta nunca nos pedirá perdón, pues es- cusa su pecado diciendo, que no es maldecir de aquello qu'es pública fama , ser nosotras burladoras de quien nos ama, qu'es la mayor infamia que puede ser, pues la ley nos man- da que amemos á quien nos desama ; cierto él se irá al infierno por donoso y no le val- drán sus donaires para salvarse de las penas que á los infamadores dan. Dixo la sefiora doña Castellana : Pues lo bueno es que se nos ha hecho consejero di- ciendo que sigamos aquel refrán que dice : Haz siempre bien y no mires á quién , que bien hacer da buena mesa y cama. Tras eso anda el, y merece, por lo que nos alevanta, que el amor le dé camm de galgo 7 mesa de hospitaL Respondió la señora doña Violaiite : Él vemá á ser confesor , pues nunca fiíé már- tir en amores ; ermitaño de Monte Olivetc le querría ver, qae yo iria a confesarme con él, paes preica tan bien como veis, dicien- do que iremos al mis profundo in£emo si no vamos por el camino de su voluntad , y es que amemos a quien nos ama, y debe ser que á él le debe ir mal en amores 7 querría ser amado, como muestra á la fin del sone- to diciendo á su dama : Que pues ella tie- ne el gobierno suyo bien mandado y enfre- nado, hecho caballo de amor, que no le en- sille burlando del, como hacia Laura á su Petrarca, que lo gobernaba como á caba- llo bien enfrenado, que , en desmandarse de confiado, le daba una sofrenada, y en acobar- darse de tríste, le afiojaba la rienda, según nos contaba don Luis Milán un dia delante su Margarita, que de velle muy triste le dixo : Alégrate , que pues escribes como el Petrarca, yo leeré tus obras como Laura. Dixo don Diego : Señoras, mudar de bien en mejor es gran cordura ; si parece á vues- tras mercedes, vamos al Real y presentemos al Duque y á la Reina la farsa, y nosotros haremos otra con sus damas, porque sepan 150 EL CORTESANO. nuestro palacio ser tan bueno como el suyo. Respondió la señora doña Mencía : Se- ñor don Diego, yo soy de su parecer, que tan bueno es mudar de bien en mejor, como es malo de mal en peor. Ya querría que estuviésemos allá por me- ter la guerra en casa ajena y sacarla de la nuestra, pues aquí ya estaba comenssada contra don Luis Milán y sus valedores, y vos, señor don Diego, empezaréis la escara- muza con las amazonas de la Reina que pe- lean diciendo : Que no se pueden decir da- mas sino las de palacio, y nosotras entrare- mos á pelear con ellas como á valedoras vuestras. Dixo don Diego : Seííora doña Mencía; con tal valenza la victoria tenemos cierta, vamos : Que mucho se gasta en tardar lo que se debe ejecutar. He aquí el Duque que ya sale del Real, á buen tiempo allegamos : Señor, mande vuestra excelencia que se haga la farsa en el Real y será sacar de necesidad á don Luis Milán , que las damas que traemos hablan movido una escaramuza contra él, que no podia acampar de muerto ó preso , y pues aquí verá cara de rey, será salvo, puesto que más vale ser buen preso que mal libertado. Dixo el Duque : Bien me parece lo que EL CORTESANO. I5I habéis determinado, id al apear de la Reina. Joan Fernandez llegó primero y dixo: Vuestra alteza sírvase de mí para tablas de apear y seremos el Cristóbal y el Jesús, pues siempre le tiene en la boca cuando me ve, como si yo fuese el enemigo. Dixo la Reina : Por mi fe yo no me fiaría de vos por un refrán que dicen en valencia- no ; doña Hierónima , adevinaldo y respon- ded á vuestro marido , que yo no acertare. Respondió la señora doña Hierónima: Mes val ase quem porte, que caball quem derroque ; no se si acerti á dir ío que vos- tra altesa volia. Dixo Joan Fernandez : Mirad qué duda, para decir mal del marido , si habia de acertar la mujer. Dixo don Diego : Vuestra alteza y su ex- celencia sean nos jueces quien terna más razón , ó las damas de su casa ó las de Va- lencia , en lo que diremos. Sffínrfl doña Rpíifrir Hf 0«;nrin • Vuestra Respondió la señora doña Beatriz : Don Diego, pues decis que somos la torre de Babilonia , vos sois el que la mandó hacer, que de soberbio era un Lucifer ; lo de nos- otras no es soberbia, sino ley. Dixo don Francisco : Señora doña Bea- triz , no puede ser ley lo que en ley no está; en Castilla debe ser hecha sólo para contra Valencia, que según las gentes dicen, suegra y nuera son entrambas. Dixo la seííora doña Joana de Guzman: Don Francisco , en Castilla no hacen leyes para contra Valencia , y si yo las hiciese di- ría : Don Francisco y burlador padre y hijo son entrambos. Dixo Joan Fernandez : Si vuestra merced hiciese esa ley, aquí le harian otra que diria: Doña Joana de Guzman Ley no tiene á su galán. Dixo doña Joanilla de Dicastillo , y es esta á quien la reina decia marido : Reina, pues le soy marido, Si más sufre esta porfía, De vos me descasaría. La Reina le dixo : Doña Joanilla, UIX.O xa scnum auiiíi iviaria uc i uuar : l\u hablemos más de leyes , que en los hombres se perdieron , y volvamos en lo que prime- ro hablamos ; Que en Castilla no se llama Si no es de palacio, dama. Dixo don Luis Milán : Señora doíía Me- rina: Mucho va eso al revés , Que el palacio no hace dama, Sino la que dama es. Dixo el Duque : No se hable más dcsto, que don Luis Milán me ha quitado de la boca lo que yo queria decir , y vuestra al- teza, pues es juez conmigo, no sea amiga del amigo de pasión , sino enemiga del ene- migo de razón. Dixo la Reina : Yo no me apartaré de la razón , que por mis damas no quiero tener pasión : 154 '^ CORTESANO. Que es tan hermosa, Que es muy poco hacella rosa. Respondió doña Beatriz de Osorio : Se- ñora doña Mencía : Los ojos que nos verán Nunca vieron^ Y los que os vieron menos Si n*os conocieron. Dixo la señora doña Luisa : Señora Doña Joana: Si yo fuese tan galán Como vos sois muy galana. Sería el mejor Guzman Por tal Guzmana. Respondió doña Joana de Guzman: Seño- ra Doña Luisa: Nos dirán como al fi-isado : Cayó la frisa Y queda la risa , Pues sois brocado. Dixo la señora doña Violante : Señora doña Merina de Tobar : Quien á vos ha de llevar , Muerto no estará en marina De vuestra mar. Respondió doña Merina de Tobar : Se- ñora doña Violajíite : Vmm U Dixo don Di^o: Escos amores que se d> cen las damas de Valencia c€m las del Real. se encienden mnclio ; Joan Femandex, puc< sois llorador en amores, llorad v matarán vuestras lágrimas este fuego. Respondió Joan Fernandez : Don Diego, mejor sería matalle con el hielo de vuestm frialdad , pues os pueden hoy cantar : Fuente fría , hiente tiria , Fuente fría sois, señor j Pues atravesáis con hombres Donde hay damas de primor. Dixo don Francisco : Yo voy por la farsa para atajar la que hacen don Diego y J()an 156 EL CORTESANO. * Fernandez , y no será menester , que ya me parece que entran. Todo el mundo esté atenta y sin mucho reír, que don Miramu- cho y que es el Milán « si reimos demasiado nos terna por hombres de farsa y buiiará de nuestras risadas con aquello que dice : Un reír demaáado Juzgan por muy alocado. Guardemos, pues, la autoridad y vergüen- za, que donde se pierde, tarde se cobra, y callemos, que ya comienzan. El Capitán de las galeras de la religión de Sanct Joan comienza y dice : Duque , todo rey ún fiílta. Hoy son justos veinte días » ^e con grandes alegrías Partimos todos de Malta. Y saliendo de Isladeras Dio al través la Capitana Y las otras tres galeras Con fortuna tan de veras Van corriendo Tramontana. La fortuna ya pasada Fletamos un bergantín , Y embarcámonos á fin Para hacer esta jomada. Medio dia no pasó gue acudió Griego y Levante , Y en un panto nos echó KL CORTBSANO. I y/ Que sueño me pareció Ser tan presto en Alkantc. Demos gradas á Dios Y hacer siempre buena caM, Pero quién no se alegrara Sino en yer, señor y á tos. Caballeros esforzados,. Hagamos cara de hierro , Que tras casos desastrados Parecer regocijados Nadi lo tema por yerro. Si hacemos de donosos N*os debéis maravillar, Que iú suelen espantar La fortuna valerosos. Y fortuna de espantada En no damos cata della , Nos ha puesto en tal posada Que si es el Real nombrada. Es por quien hoy posa en ella. Lo que agora diré yo Es de estar enamorado , Que ú el mar no m*anegado Fué por quien negado so. Y tened esto por cierto , Como es muy cierto el morir , Que la mar , como i muerto , Por echarme á tan buen puerto, He cobrado aquí el vivir. Dixo Otro Comendador : Perdone sobre este paso Por la parte que me toca , Que no es bien calle mi boca hl^S £L CORTESANO. Pues d^amores me traspaso. Si no me negó este mar, Fué también por ser negado £n aquella del amar, Donde amor hace tragar £1 morir que ya he tragado. Dixo Otro Comendador: i Ay amor! ¿yo qué diré? Habla tú por mi agora , Negóme una señora Que yo nunca la negué. Y al tiempo que me negaba En mi alta nuur de amor De lo mucho que lloraba. Un paje se me ahogaba Si no fuera nadador. Dixo Otro Comendador : No es mi pena así tan poca Como la que se ha contado , Pues de sed me só ahogado Teniendo el agua á la boca. ¿ Como me negara aquí En aquesta mar salada, Pues huye el agua de mí , Si por la que no bebí Siento mi vida negada? Dixo otro Comendador: Nunca fuera acontecido Ni jamas ojos lo vieran , Que los peces me comieran EL CORTESANO. I 59 Siendo ya d*ainor comido. Que donosa cosa fuera^ Todo fuera .por demás , Que ballena me comiera^ Y si filara que tal fuera Verme por vos un Joñas. Dixo Otro Comendador: Yo solo fui sabidor De lo que nos sucedió y Pues á mí me apareció Por Santelmo , el Dios d^amor. Dixome que no quisiese Esta aparición contar , Porque en tal fortuna viese Quién sería el que dixese Amor nos puede salvar.' Dixo Otro Comendador : Pensamientos fueron vanos Sino en mar d*amor negamos , Pues no podemos negarnos Muertos d^amorosas manos. Pues negar no nos podemos Mártires enamorados , De reir es que pensemos, Por mucho que naveguemos , Que podamos ser negados. Dixo Otro Comendador : Mucho ñiera gran dolor Que muriéramos negados , Siendo tan enamorados , 1 5o KL CORTESANO. Si no fuera en mar d*amor. y pues no podía ser, Ya yo estaba confiado Que no me podía perder; Qut en la mar de mi querer Ya estoy hecho un pescado. Prosigue el Capitán : Como al eco parecieron, Desculpados son , señor , Que en oír hablar d*amor Todos ellos respondieron. Y también porque se vea Que coxquean en amar, Que cojo d*amor no afi» Cuando la dama no es fea La que hace coxquear. Las damas por quien andamos En iunores tan de veras Vienen en las tres galeras Por ver cómo peleamos. Peleando en su presenQÍa Seremos «fuertes guerreros Contra toda otra potencia ; Que no hallan resistencia Amadores caballeros. Suplicamos su excelencia Por un correo sin tardar , Mande luego atalayar Por la costa de Valencia. Que de todos tomen lenguas Si habrán visto las galeras , Porque algún aviso venga , Que seria muy gran mengua i6i Desdódane cu bs óc GDot j J««i de Serilla Podrán ir en tal detfarho , Que haáa, muf poco empacho Al caballo ni i la alia. Tan ligeros flempfc están De cabezas j de pies, Qacán duda TcAxrín Y por donde pasarán Cada cual dirá quién es. Mándeles , señor, Teiúr, Vaya nn p^ bien cñado , Tráiganles mocho á su grado Los que han de hacer reír. Si me da la comisión. Prestólos despacharé. Porque haré la proTÍáon Más conforme á la razón Qac yo en ellos hallaré. Manda el Duque que partáis Para hacer luego un viaje, Por correos de aventaje. Pues siempre en todo voláis. Iréb hasta á Gibraltar Muy en seso y muy de veras Orillas áempre á la mar , Y mandad atalayar Si verán nuestras galeras. elven Joan de Sevilla y Gilot, y dicen ina armada de turcos han tomado las aleras y están en Dénia , y dice el ca- II £n los viejos floresdó, Que en mozos hay confusión Si no fué el de Scipion Cuando á Roma libertó. Dixo Otro Comendador : Caballeros de Sanct Joan, Oyan todos este mote , A las armas moriscote, Que bien menester serán. Por armas quiero mi dama Del turco que la tuviere , Que ganalla por la fema £s mejor que por la cama, Véngame lo que viniere. Dixo Otro Comendador : Yo pedir quiero la mia, Que no vivo ya sin ella , Porque estar tanto sin vella Ya parece cobardía. Batallar será por fe, Pues por fe será el motivo , Y si muero ganaré , Y si preso, ya yo sé A qué sabe ser cativo. Dixo Otro Comendador : 164 El* CORTBSANa Pero no para ofender La que causa mi deseo. Esta es ya mi condición , Mi señora la causó. Pues ya veis ú es gran raxon. Para salir de priáon , Que la deje presa yo. Dixo Otro Comendador : Mi señora, ¿qué dirá. Qué podrá decir de mí, Sino que si estoy aquí , Es por no estar todo alláP Este mote contradice, Que por oración lo digoj Pues que por ella lo hice , Siempre mi 4>oca lo ¿ice : Cuando menos más condgo. Dice el Capitán : Pues tenéis tanto en memoria Cada uno vuestra dama, Caballeros de gran fema. Vos prometo la victoria. Yo no quedo en la posada. De gana de verme en ello, Primero será mi espada. Por quien mi vida colgada Tiene siempre de un cabello. Va el Capitán, y viene con los turcos, con quien han de combatir los Comendado- res uno á uno, para lo que veréis, y dice : i6í 'y Y Camío fofoog»^ nu espada. Vence el Capitán al víreo y cobra >u dama griega, v &ele : Oracias bsigo a mi Dios , Gfan lictDna me badado. Pues que tos la babeis ganado , Qac yo no Tenxo sin vos. Respóndele su dama : Caballero de verdad , De moy alto corazón , Siempre estxnre en libertad , Porque en vuestra gran bondad Nunca se siente prisión. Pelea otro Comendador. Si tan turco más no fueses, Como hasta aquí has sido , Harás muy mejor partido Si mi dama me volvieses. Y sino , pon mano luego Al espada como yo , Y verás que si te ruego , Es porque no vayas ciego Para aquel que te crió. 1 66 EL CORTESANO. Dice á su dama : Vuestra es esta mi victoria^ Vos , seuoca , la vencistes» Pues que siempre lo tuvistes De vencer en mi soemoria. Su dama responde : Caballero, vuestra es. Nunca vos seréis vencido De valiente y muy cortes, Porque muy tarde vwés. Cortesano ser perdido. Pelea otro Comendador» Turco, oye lo que digo. Deja tu secta enemiga, Y á mí vuélveme mi amiga Y yo volvérmete tu amigo. Y sino, guarte de mí, Que de ú guardado estoy, Que la ky en que nascí Me defenderá de ti Por la fe que yo le doy. Dice á su dama : Gracias á Dios verdadero , Mi dama llevó el mejor, Qu*eUa ha sido el vencedor Siendo yo su prisionero. Su dama responde : A mí y al tnico en verdad, A ély poes ^ne la rendistesy Y á mí, porque causa distes De cobrar yo libertad. Pelea otro Comendador, y dke : ¡jáftt^»"* tengo de tí Siendo tan turco en tu ley, Yo temé contigo ley Si tú la temas con mí. Déjame mi dama ya , Que contigo Ta corrida, Y ano , aqm estará Quien dejártela hará, O tu dejarás la vida. Vence al turco y cobra su dama griej y dícele : Señora, ser no pudiera , Pues que fuera sin razón Ser vos en mi corazón Y que turco me venciera. Respóndele su dama : Caballero vencedor, A vos se ha de atribuir, ' Que teniendo tanto amor , No habia matador. Sino vos hacer morir. Pelea otro Comendador, y dice : Turco, no lo seas tanto , Y conviértete á Dios, 1 68 EL CORTESANO^ Y pomáse entre los dos Paz con rEspíritu Sancto. Y por dama cobrarás La reina Virgen Mana, Y mi griega dejaras, Y ¿nOy conoscerás Que rogar no es cobardía. Gana en el combate á su dama, y dícele : Señora, Dios que os crió. Permitió lo que ha sido, QjM si el turco fué yencido , Vos sois la que le yendo. Respóndele su dama : Caballero, para dos. Aunque fuesen más romanos. Haced gracias á IMos , Qtic no se dirá por yos : Más tuvo lengua que manos. Pelea otro Comendador, y dice : Yo temía por mejor. Turco , que te convirtieses , Y mi dama me volvieses. Porque toda, es desamor. Créeme, que yo lo sé. Déjala qu*es muy ingrata, Y sino, aparéjate, Qut tal cual la cobraré. Aunque más y más me mata. Cobra sü dama y dícele : Lo que dixe engaño era. 170 EL CORTESANO. Es por lo que heditH hof Contra un turco tan Talientt. Pelea otro Comendador, y dice : Pues que cada cual vendó Á su tuicotoograaiámay Turco , YvélTeme mi dama. Pues que para mi naaciói Y sino, sé coaTÍdadoy Que si me acampares vivo , Nunca serás libertado Por haber tu catirado A quien me tiene cativo. Cobra su dama, y dicele: Mí señora , ya me vós^ Que vos misma os libertastes , Vos sois la que peleastesy Pues que todo lo vencéis. Respóndele su dama : Caballero , no burláis Mucho , gran verdad decís. Que los que d^amor penáis , Fuerzas son con que matáis Las üiersas coa que morís. Quedan vencidos los turcos y cativos, y requiébranse los Comendadores con sus da- mas. Caballero: Qué tii«Bfi>, qué victoria, Toda d« gloria tM Ikaa, gL CORTESANO. I /I Ganar damaf para pena» Que la pena toda es gloría. Dama: Caballero y bien motCrak Cuánto en todo merecéis^ Pues que tanto noi honráis^ Que las p^ias que pasau Por gran gloría las tenéis. Caballero: Diga qué síntíóy señora, Ver á sus pies d'un revés. Cuando el Turco vio i tus ^éf. Siendo del triunfadora. Dama: Lo que yo podré decir. Alabar, señor, á Cristo, Qxic entre la muerte y vivir, Vos me habéis hecho reir. Que en tal caso no s*ha visto. Caballero: Señora, bien es saber Cómaos fué de servidores, Y á los turcos de favores, Que otro no podía ser. Dama : A mi Turco le ha ido Como vos lo habds gustado. _ L - ^-_I J 172 EL CORTESANO. Tan mandado The tuvido, Que jamas s'ha desmandado. Caballero: Yo también tengo un dolor Pues ser otra no podia, Que fevor al Turco haría, Más de miedo que de amor. Dama: Eso no pudiera ser Que de miedo yo le amase; Que esperando su valer, No tenía qué temer. Que más no me asegurase. Caballero: Turcos requiebros dirían, Turcos tan enamorados. Dama; No merecen ser burlados , Pues que tanto nos querían. Caballero: Celos querría tener Si licencia me d'áis. Dama: Bien los habéis menester, Pues mostráis menos querer De lo que, señor, mostráis. EL CORTESANO. 173 Caballero : Señora, ¿'qué le presento El Turco su servidor? Dama : Lo que pudo y buemamor, Pues con obras lo mostró, L^arco y flechas que traía , £n mis manos todo estaba. Caballero : Ya vuestra merced tenía Arco y flechas, pues hería Con los ojos que miraba. Caballero : Señora, ^quién me dirá Este tiempo que n'os vi, Si os acordastes de mí, Que yo siempre estuve allá. Dama: Nadi os lo dirá, señor, Como yo con más razón , Pues perdí todo temor, Confiando en la valor De vuestro gran coraron. Caballero : ¡ Oh quién supiese, señora. Si sentistes unos tiros. No de bronzo, mas suspiros 174 '^ O0RTB8AN0. Dama : Sí sentí, puei allegaron Las pelotas hasta mi, Y á los tarcos espantaron, Que*en mi boca retumbaron, Que por eco oa respondL £1 Capitán : £a ya, seBores^ea, Vamos, vamos á danxar. Porque yo quiero esttH'bar Con danzar esta pelea. Sea trisca , si querrán, Y cantemos en la fiesta, Y las damas callarán, Y callando mostrarán Que el callar dan por respuesta. Dama: Fiesta de tanto placer No se puede festejar Con bailar y no cantar, Por vengarme en responder. Caballero: Damas que vengar se quieren, Pues no quieren amistades. Respondan lo que qmneren, Que pues macan y no mueren, Cantar quiero las verdades. Canta el caballero: £n mi gesto se ot amuestra Gran amor. iy6 EL CORTESANO. Vánmela añadiendo, Mis ojos mirando, Una vez riendo, Y otra vez llorando. Respuesta de la dama: Cuando más os veo Ir apasionado. Más y menos creo Que estáis namorado. Más amor y menos Veo en su manera, Más amor de fiíera, Y de dentro menos. Sois otro Teseo Muy falsificado, Más y menos creo Que estáis namorado. Canta otro caballero: Cuando más y más os miro, Más sospiro. Tanto tengo que mirar En su gesto muy hermoso, Que me hace sospirar, Pues no soy su venturoso. Si me quiero retirar De miraros , como os miro, Más sospiro. Respuesta de la dama: Si os creyese cantaría, EL CORTESANO. 1/7 No tengo mucha nson De cantar este cantar. Pues que vuestro sospirar Muy falsos sospiros son; Si n*os corréis cantaría : Sospirastes, Baldoínos, Las cosas que más quería. Canta otro caballero: ¡ Ay que me matáis ! CabaUerOi ^qué tenéis P Señora, muerto m*habeis. Por mi vida que os borla». i Cómo puedo yo burlar Burlas que son tan de veras, Pues matáis de mil maneras Para más enamorar? Cruelmente me matáis. Caballero, ¿ qué tenéis ? Señora, muerto m^habels. Por mi vida que os burláis. Respóndele su dama: Caballero burlador. Mas lo soú vos, mi señora. ¿Para qué os burláis d*amorP Porque vos sois burladora. Huélgome que lo otorgáis, No habéis menester tormento. Por vida vuestra, que miento) Que vos sois la que burláis. ¿Para qué os burláis d^amor? Tened vergüensa ca msil hon. 12 178 EL CORTESANO. Más burláis vos, mi señora, Que yo no soy burlador. Canta otro caballero: Vaya, vaya, en hora mala, Vaya, vaya. He perdido mi dormir, Y no le quiero cobrar. Porque más quiero morir Que vivir para penar. No lo quiero más buscar Si Dios me vala. Vaya, vaya, en hora mala. Vaya, vaya. Respuesta de su dama: Venga, venga, en hora buena, Venga , venga. Dicen si quiero un truhán. Que burla de servidores. Burlara de mi galán, Que quiere morir d'amores. Dalles ha , pues son traidores , Mala strena, Venga, venga, enhorabuena, Venga, venga. Canta otro caballero: Loco estoy del mal que siento j Piedras me hacéis tirar, Búscame mi entendimiento, Al« «.>VK,«aSAM\/« Mucho más Tale ser loco, Qac mofir con la conlura, Yo moría poco á poco, Y hora títo coa locura. Con ser loco estoy «Mitmto; Pues no áento mi penar. Búscame mi entendimiento. Yo no lo quiero cobrar. Respuesta de su dama: Un loco tengo donoso. Por amar No quiqre el seso cobrar. Yo querría que sanase, Vale buscando su seso, Tírale piedras y vase Como á fuese sabueso. Muestra tei^r más reposo £n loquear. No quiere el seso cobrar. Canta otro caballero: Con dolores descorteses Voy cantando por las calles : Mala la vistes, franceses, La caza de Roncesvalles. Tengo mal francés d*amor, Qvi'ts peor que mal francés. Que jamas curado es Sino de quien da el dolor; Deste mal há muchos meses Que me sienten por las calles, Mala la vistes, franceses. La caza de Roncesvalles. Respuesta de su dama: Buena pro os haga, señor. Buena pro^ Mal nances tends d^amor. Tenéoslo. Mal francés d*amor no sé. Buscad quién os Tha pegado^ Yo n*os tengo enamorado, Que nunca vistes por qué. Buena pro os haga el dolor. Buena pro. Mal fírances tenéis d^anaor» Tenéoslo. Canta otro caballero: No sé qué me digo. No sé qué me hago. Dame amor un higo , Y tomóle p do» de aquellos que les dicen» guarda la ropa» guarda la ropa. Dixo la señora doña Beatriz de Osorio : Seftora doña Mencía» donoso ha sido don Francisco» que á don Luis Milán ha hecho hacer risa de perro, y mereoeria que se quedase c 50^ su madre no tuvo corazón de hacelle matar y y mandó á una criada suya que án* tes del dia lo echase al pié deste monte Ida, secretamente que nadi lo supiese, y que lo dejase allí; viniendo el dia, fué hallado por un pastor, que lo crió como á hijo suyo hasta que fué hombre , y saliendo muy gran luchador, que jamas halló quien le vencie- se, llevólo el pastor que lo había criado á una fiesta de lucha que en Troya se hizo, donde venció á Héctor y á todos sus her- manos; y espantados del, quisieron saber quién era y supieron toda su historia. Y co-i nocido ser hijo del Rey, por decir la Rei- na que no lo habia hecho matar, alegráron- se todos y quedó con ellos; yo, pensando con el arte que me hacían ver lo que vía, muy espantado fui 4 beber del agua, y Pa- rís tiróme una saeta que en mi escudo que- dó enclavada, y echando mano á las espa- das, turó muy gran rato nuestra batalla, hasta que nos departió la misma voz que siempre oído había , que le dixo : .196 EL CO&TESANO. Y desapareciendo como los otros, yo pu- de beber del agua desta fuente de Elena, que tal sabor tenía como Páris la gustó , al principio dulce y á la fin muy amarga ; pues fué muerto de Pirro , hijo de Achiles, a quien París mató en el templo de Pallas, viniendo sobre seguro á tratar con le reina Hecuba y su hija Policena, para casar con ella ; y si allí le mató Páris con engaño, fué porque Achiles habia muerto á Héctor en la batalla á traición , no osando acometelle cara á cara, que por traidor era tenido en- tonces quien tal hacia. Pasé más adelante y vine á parar en una muy hermosa plaza que en medio de lo más alto deste monte estaba, con un palacio real que el rey Priamo habia mandado hacer para cuando venía á cazar en este deleitoso monte, lleno de caza y muchos deleites, que al pa- recer todo animal allí vivia más tiempo; que el deleite virtuoso conserva la vida hasta el término della : y recreando de ver estas , maravillas , vime delante un hombre de ma- ravillosa presencia, y díxome : Sigúeme y no receles , que entre enemigos no va quien fa- vorecido está, de la manera que tú has sido en esta aventura de las fuentes , quedando más hermoso y más sabio y más venturoso, por haber alcanzado con tanta honra á be- EL COtTCSABOu I97 ber del agua dellas. Tomdnie de la mano j faimos á parar donde paran los faTOfecklos de Cnpido , qne fué en la sala del alegría, pues todo parece que leia, 7 vi á Cupido 7 £ sa madre asentados sobre dos grifos de oro , que en el aire por maravilloso artificio estaban, con este letrero qae desta manera decia : Flor la dena 7 por hmar Yndan grifes dd Amor, Oeade el ttj hasta d partor, J2a*es itir y tospirar. Yo, con el acato qae debia, hablé desta manera al Amor: ¡Oh Cupido! no sé cómo servirte las grandes mercedes que me has hecho 9 que por tu mano haya sido merece- dor de beber el agua de las tres fuentes que en este monte tuyo están, que, por ser de tanto valor, muy pocos beberán dellas si no es por tu favor; yo te suplico me mandes con qué te sirva porque sepa lo mejor, y respondiendo con estas amorosas palabras, me dixo : ¡Oh Miraflor de Milán! tan pagado estoy de tí como tú deudor á mí, que por lo que mereces te he pagado, y no por cuanto he- cistes ni harás por mí ; tú has de partir luego para la ciudad de Valencia de Aragón , mi mortal enemiga, pues reino tan p( ella y que me ahorcaron en una justa tú sabes, que sólo en tí quedé vivo i obra que en honra mia heciste, moi tu gran lealtad y la poca que los jue vieron en dejarme ahorcar contra siendo los aventureros que me dei ganadores y perdedores de perdidos, la fin fui ahorcado por ser muy des dos; donde se vio el poco amor que t el mucho que hay en tí, pues se ve < ser desamorados, las damas hacen { los caballeros burlando dellos, y el ñan dellas de cola de ojo, que días 1 no se conocen los unos á los otros, pi parecen tuertos por guiñar, y ellas c radas por mofar , y de aquí viene qu cantando : No fie ñadí d*amor, |!^*es mudable y burlador. Y así ño se fian unos de otros , qi caballero quiere servir, ha de dai que no ha de guiñar, y ellas dar fiadc no han de mofar; y en llegando á tu cia, enviarás un cartel por el rey mió, que de aquí llevarás nombrado volvedor, y mandarle has presentar c tuya á los desamorados valencianos t BL CORTESANO. 1 99 tomarás por querella , que, por el desacato ^uc me hicieron y menosprecio de ahorcar- me, les combatirás que me fueron traido- res en un tolmeo de pié^ á tres golpes de pica y cinco de espada ; y porque vean có- mo pago á mis leales amadores , como tu •eres, escríbeles las maravillas que en este monte te hice ver, y la gran honra y prove- cho que has ganado por combatir con tan nombrados caballeros y beber del agua des- tas tres fuentes , de tanto valor y propiedad como son ; agora vete y harás coi^o quien «res , que yo nunca te faltaré. Y así me par- tí el más contento hombre que del amor se partió , por donde os desaño con ese cartel aso por su puerta á hora de vueltas, arre- mete á su críada, y dándole pellizcos, le EL CORTESANO. 20| ^ice : Toma, porque te festeja don Feo, y su criada le dice : No es sino don Hermoso; No es sino feo; No es sino hermoso: alborotam toda la casa hasta que las departen ; y si al» canzase la sabiduría, no la ejnplearía sino para saber cuándo andan de veras ó de burlas loe amores desta criada de la dama de los pelliz- cos, diciendo yo por un agujero que le hablo, decidme, por vuestra vida: ¿* Andáis conmi- go de burlas 6 de veras? y respóndeme : Un dia de burlas y otro de veras, porque veáis quién son mujeres ; y si alcanzase la ventu- ra, no la querría sino para ganar de ventu- roso lo que gano de porfiado, que diez anoa, los mejores de mi vida, me ha costado una moza aragonesa , y dícemé cuando conmigo se enoja : Andad para porfiado. Yole digo: No soy sino venturoso en haberos alcanza- do; y ella me dice : No sois sino porfioso, que nunca me fuistes agradoso. Yo dígole : Andad para moza; y ella me dice : Andad para viejo. Yo le digo : Troquemos si pcn«- sais que os he enojado; y respóndeme : Ya iie trocado, que bien troca quien mejora. Dizo don Luis Milán : Yo me he de ver en esta aventura y si alcanzase la hermosura, no la querría sino para hacer celoso á Joan Pemandez, con nuestra competencia, por^ xpñ va diciendo que nuestra dama le dice 204 ^^ CORTESANO. que me gana de gentil-hombre lo que yo le gano de más valido entre damas ^ y él me gana de jugador de pelota á largas > lo que 70 le gano á la cuerda, 7 el me gana á la jineta lo que 70 le gano á la brida, pues no me V07 tanto della como él ; 7 si alcanzase la sabiduría, no la emplearía sino para sa- ber qué le pasa por la cabeza á Joan Fer-* nandez cuando vuelve los ojos en blanco 7 mira al cielo, 7 dice, tan blanco el ojo, que 70 creería que alguna moza se le ha ido de las redes quando retiga los ojos, 7 si alcan- zase la ventura 4 no la querría sino para ga- nalla donde Juan Fernandez la pierde, y perdella donde él la gana; Que según dicen la^ ^ntet. Entre damas siempre pierde, Y con mozas siempre gana. Dixo el Duque: Horas dan, 7a debe ser mu7 tarde , aunque no les querría dejar ir sin una condición; que nos veamos mañana» á la hora misma, así como estamos, que, mucho querría más largamente platicáse- mos de la corte del re7 Priamo de Tro7a, desde el principio de este reino hasta su malaventurado fin. Y sea sin falta, porque si Joan Fernandez la hace, don Luis Müan le ganará quince y treinta, con la venta- ja que mostraría tenelle ganándole á este juego. Aquí se acaba la tercera jornada. JORNADA CUARTA. Y DICE DON LUIS MII^AN. Señor Joan Fernandez, el Duque me ha enviado un paje para que vaya con la dama, que ayer llevé, y quiere que le traiga una. montería que tengo hecha del Rey de Troya, con sus damas y caballeros , y que tenga cui-^ dado de haceros ir, porque no perdáis el juega de falta: yo querría que viniésedes, para que si os tengo de ganar, no sea por la falta que vos haréis en faltarnos, porque no digan que si yo gané en la conversación, fué por vos- no estar en ella; aunque más os conviene ir á vos que á mí, puos dirian las damas que na osáis veros conmigo en el campo cerrado de la gala, que es en sarau, donde más se muestra quien es galán, pues el que no la fuese en sala no lo será en calle, que por EL CORTESANO. 20J más que vaya bien vestido y encabando, no sera sino don Juan Muía, ó don Pedro Caballo: y tomad el prímer consejo del ene- migo y venid, que yo me voy, y vos, paje, id á casa de don Diego y don Francisco y Joan Fernandez, que menester será, según se ha ido enojado, para que no hagan falta, sino á todos les ganaré el juego. Va el paje del Duque á casa de Joan Fer- nandez, y llama y respóndele una criada. Paje. ¿Quién está en su casa? ¿quién está en su casa? Criada. £1 que no está en la ajena. Paje. Mirad qué fría razón. Mas pensé que habla de estar en casa ajena el que esta en la suya. ¿ Quién está arriba ? ¿ quién está arriba? Criada. El que no está abajo. Paje. ¡Oh cuerpo de mí qué frialdad? Esta debe ser la que dicen mozuela de Ca- raza. Criada. Ved si sois vos el que dicen: Tirte allá, que no quiero. Mozuelo Rodrigo, Tirte allá, que no quiero Que burles conmigo. Paje. Mejor os podrían decir á vos mo- 208 EL CORTESANO. con quien n'os merece ^ada. Salid , veamos con quién hablo ^ si es del palacio ó del es- ablo. Criada, Vosdebeis ser del establo, que 70 de palacio soy; pues á tales preguntas como hacéis, tales respuestas merecéis. Mi señor Joan Fernandez contaba á la señora, z\x mujer, el otro dia, que tenia un criado, que donde quiera que lo enviaba, siempre le traia mal recaudo, y púsole nombre paje por oir quien la oirá. y dice así : Damas salían de Troya, ' A una montería van, I Cuan hermosa y cuan galán Iba Elena! Presa ya d*una cadena I>e oro fino , y de amor. Por la saya al derredor Bien labrada. Toda va invincionada. De rubís toda salió. Pues que París la robó A su grado. Saya del oro tírado, Pues d^amor tirada fué, Cuando con París se fué Para Troya. £n sus pechos una joya Con un rico diamante, Por aquel hermoso amante. Amigo d'ell). Parecía una estrella Maaoá mano b Ueraba Su amado. Todo flo vuüi bratlado D^niias narnn ^oe anfiaiiy M con ictns ^oe dccijti : Ardo yo. La madre qoe lo panió EnaoSó del, qoe paita Una hacha que anfia A ta dodad. InTÍncxMi de cnieldady Pues qoe le cotCo la TÍda, D*él ni deUa no entendida^ Mas gustada. Elena muy r^oriíada, Para más placer mostrar. Entonó este cantar Y cantD :• Ojos que me tos en Troya , No seré más griega, no , Pnes que París me robó. Fuerza tuTo de tirano , Pues que me pudo tirar, Gran cosario es en la mar Del amor este troyano. Ya no está más en mi mano Sino ser troyana yo y Pues que Páris me robó. lí salen á la caza Trohilo y Policena Como un sol luego salió Policena tan hermosa , EL CORTESANO. Qu'es muy poco hacella diosa De hermosura. Su cuerpo , gesto y postura No se pueden alabar, Pues turbaban en mirar Toda vista. Tan graciosa sobre trista, Que fíngia su alegría, Y en lo poco que reia Bien mostraba Señalar lo que esperaba De su fín muy desastrada, Que por Pyrro degollada Se vio en Troya. ¡ Oh resplandeciente joya ! Tu hermosura te dejó , Pues á Pyrro no mató Tu hermosura. Caso fué de desventura Qut se habia de seguir, gu'el remedio del motir £s la muerte. Siguiendo su mala suerte , Sobre triste muy galán , Mano á mano los dos van, Trohilo y ella. Ella en todo va una estrella , Y él un otro Héctor troyano , Después de Héctor su hermano En los troyanos. Ella y él que dos hermanos , Puf!«5 de bien invincionadfw; . EL CQKWWíAXa. 219 Una sxn Debata pbca. Toda cscrcüaK. Y un sol rr'%!s>ña Qat no paraca anc. Vióse ea €í escañáaá, Y á'estreHas RSf^attdor j loTÍncioa fa¿ éc iaiae Y profecía. Las estrtllas qae de día Todo ecCpá hace tcTj Las más Teces soele ser May gran maL . Harto ñié nula señal De la mor tziste jonuda. De su Trova asolada Y todos ellos. Iba en rubios cabellos , Y tan claros rayos daban , ^e los del sol se espantaban Y escondían. Enlazaban cuantos vían , Y ansí iban enlazadi)s, Con muchos ojos colgados Della y dellos. Sino, dígalo de aquellos Achiles el fuerte gnego, Si fueron rayos de fuego £n que murió. Fué el vestido que sacó Trohilo muy señalado. De un carmesí broslado 120 EL CORTESANO. Ellos dicen quién él es , Qat Trohilo ñié un león, Tal que puso en ocanon De perderse Á los griegos y volverse, Que mucho desconfiaban , Pues en Trohilo cobraban Los troyanos Las victoriosas manos De Héctor, que ya no vivía 9 Mas fortuna no quería Que así fuese, Porque Troya se perdiese. Como veis que se perdió; Pollcena se entonó. Muy suave, A cantar como aquel ave Que la nombran ruiseñor : Aguas de la mar, Miedo he Que en vosotras moriré. Ondas turbias saladas, Al mejor de mi dormir, Ensueño que m*a de venir Por vosotras, malas hadas. Mil veces os he ensoñadas "J^ Miedo he Que en vosotras moriré. Aquí salen Héctor y Andrómaca i Salió la mayor valor De hombre humano , Héctor era el troyano. EL CORTESANO. 221 Flor de la traballería , Que con su gran valentía Estorbó Que griego no desembarcó Aquel día que allegaron , Que ni tierra le ganaron Ni pudieran , Si los hados no quisieran j Pues aquel gnego poder Todo se pensó perder £n aquel dia. Mar de sangre parecía, £1 mar junto á la tierra, De la gran matanza y guerra Que Héctor hizo. Un griego le contrahizo Aquel dia en pelear, Ajaz Thalomon sin par, Por que vio. Desde. el puerto Tenedo, Los griegos en perdición, Y salió como un león £n sólo ver Que Héctor pudiera vencer Sólo á la griega armada , Fuese contra aquella espada Hectorea, Que tanto nombrada está Del gran Héctor invencible , Con denuedo muy terrible Y gran osar. Que al Héctor hizo hablar, Dq sus fuerzas espantado : ¡ Oh caballero esforzado ! Yo te ruego , 222 EL CORTESANO. Pues eres valiente gfiegOy Que te conozca por nombre , Pues te conozco por hombre En tu pefsona. Hijo soy de Exiona , Yo soy Ajaz Thalomoñ. Esto fué la perdición De troyam», Que Héctor retiró sus manos ^ Este dia, de los griegos , Que Ajaz Thalomon, á ruegos^ Lo alcanzó. Por lo cual desembarcó £1 armada griega en paz. Por amor del fuerte Ajaz , Su primo hermano. Héctor, el valor troyano ^ De oro y verde ha salido Muy broslado su vestido De hazañas. D*él huyendo alimañas, Osos, tigres y leones Salvajes, sierpes, dragones, Que en miralle. No osaban esperalle. Que tan conoscido era. Por temor de una ñera Sin razón. Como del fuerte varón , Achiles dado por suerte. Para que diese la muerte Al desdichado De Héctor, muerto más por hado Que no por quien k mató , Porque nunca le esperó EL CORTESANO. 225 Cara cara, Tanto tiempo, que esperara Lo que suceder pudiera, Y buscó nueva manera Y ocasión. No sé si fué á traición. Pues se puede presumir. No pudiéndolo sufrir £n batalla. £n razón y escrito se halla Que filé muerto á cautela. Porque muriese la vela Que velaba, Y á los griegos espantaba. Que si Héctor no muriera, Troya nunca se perdiera. Salió con él La joya de tal joyel, Con la saya de coronas Que la Reina dé Amazonas Se la diój Sólo porque meresció Hombre de tal merescer, Gloriosa tal mujer, i Oh qué dama ! Más hermosa por la fiuna De mujer de tal ventura. Que la misma hermosura Como á dea. La reina Pantasilea, La miraba y la acató. Cuando la saya le dio Por el nombre De mujer de tan gran hombre. Las coronas que traia , 224 ^^ CORTESANO. Son por las que mercscia, Y günó De lot reyes que mató Sobre Troya, su marido. Un sol era su vestido ; Relucía De la grande pedrería, Finas, de muy gran valor. Por el muy fino valor D*él y delU. Iba Andrómaca tan bella Como Héctor muy galán. Mano á mano los dos van, Y ella cantando : ¡ Oh qué fresco y claro día. Si no turban tristes hados La alegría ! Rosas d*esta pradería, Cogidas y por coger. Bien nos va con el placer. Pues nos hace compañía; Buena va la montería , Si no turban tristes hados La alegria. Aquí salen Corebbo y Casandra; Tras éstas salió una dama Como radial cometa, Casandra, la gran profeta No creida. Con una invincion subida Y una ropa muy extraña, Y brollada una montaña Todaíiiegot. BL CORTESANO. tZ^ Que Á no cstnTÍcraii áefpt Los troyanos de ralientes , Vienn estos acddentes Ser mortales. Pnnreyenm i los maks ComoCasandia decby , Qíit la ciega Talentía Es peligrosa. Con so can piadosa £ntre dientes sospiíando. Como quien rie llorando Descubría Que el placer no es alegría Con sospecha de pesar. Todo ñi¿ profetizar Su montaña^ Porque yiese cuanto daña No creer lo porvenir, Pues lo puede descubrir £1 alto cielo. Gran tordura es el recelo, Que Casandra lo mostró^ La montaña que sacó Figuraba Troya, como se quemaba Rocafuerte su Illion , Quemada sin defensión De aquel fuego De los griegos más que griegos. Pues sus llamas más quemaron, Cuanto más agua echaron £n llorar. Damas tan de aoiadar. 220 EL CORTESANO^ Lo que hacia. Su Corebbo la seguía Con tan acatado amor, Cuanto filé gran servidor De Casandra. Sacó d*una Salamandra Un vestír todo broslado, D*un raso fino encamado; iba tal, Como aquel que va en su mal^ Vivo en pena como el ciego, Pues viviendo en su gran fuego D*amador, Trasportado todo amor. Tal cual veis siempre se vi6 Salamandra, que vivió En la llama Desta tan hermosa dama. Como muestra su invincion.^ No salió con su inunción £1 desdichado, Porque no se vio casad» Con Casandra, su señora^ D*él en todo matadora. Pues murió, Cuando sólo acometió A los griegos que llevaban Su Casandra, que apartaban # De Troyanos. Por decilles los humanot Casos que eran por venir, Corebbo paró en morir, De tal suerte. Que su vida está en su muerte ^ Siguiendo ra suerte mala $ EL CORTESANO. 227 Los dos van la mesma gala Este día. Lealtad y cortesía Eran sus guardadores. Pues fiaban sus amores ' Sólo dellos. Corebbo. ¿Q^én pudiese merecelloéy Casandra, tus pensamientos? Casandra. No ternias muy contentos Tus cuidados. Cor. Ya los viese aposentados £n la casa de los mios. Cas. Nascerian desvarios De dolor. Cor. Hijos de mi grande amor. No podrían enojar, Que un muy buen desvariar No enoja. Cas. Corebbo, vuelve la hoja. Cor. Vuelta está, señora, ya. Si en mi leer querrá Tu mercé. Cas. Que verdades que hallaré. No quiero decir mentiras. Cor. Verdad dices que me tiras. Verdad es. Cas. Corebbo , vuelve^otra vez La hoja como se estaba , Porque no desvariaba Tanto aquélla. Cor. Pues tu mano escribe en ella. No las aguas de carbón, Que letras de tu mano son. Cas. ¡Ay, Corebbo, Cómo salle lindo el Febo EL CORTESANO. Con sus rayos tan dorados ! Rayos son enamorados, Qut han salido De mi sol tan relucido Por tu amor, ^ue inflamado de amador He dorado. Este sol que nos ha dado La mañana tan hermosa. Háblese ya de otra cosa. Pues el cielo Habla lo que yo recelo Por sus cursos naturales. Celos tienen d^esos males Venideros , Mis males tan verdaderos. Los mios son de llorar , Que ésos suélelos mudar La ventura. Prevenillos es cordura , y no ser previsto d*ellosj Mas llorar antes de vellos £s flaqueza. Casandra, tu fortaleza Debe ser que te ha dejado. Contra mi Than empleado Tristes hados. No serán muy malhadados. Pues con tus fuerzas haré Lo que nunca emprenderé Con la mía. £n mi está tu valentía, Pues á mi me conquistó, Otro Héctor seré yo De tí animado. v^uüiiuu iiic veras saur De Troya contra los griegos , No me olvides en tus ruegos y Con tus dioses. No descanses ni reposes De rogar siempre por mí^ Porque tuyo vuelva á tí , Pues soy tuyo. Cas. Ya se está eso de suyo, ^ue á mí tocará el rogar , Q\i*cl sentir y el sospirar Cerca están. Los dioses te defenderán Mientra yo libre seré , Lo demás yo callaré Para agora. Cor, Baste, baste, mi señonh^ Ya no más tanta tristeza, ¿Por qué empleas la crueza Contra tí? Vamos como van aquí^ No turbemos la alegría, Tal el gesto cual el dia Ha de ser. Y trabaja en contrahacer Alegría de alegrar, Pues tú sola me has de dar Alegría. Tal cual veis fué en este dia Esta dama tan penada, Cuanto filé disimulada íi --"ísm.^.xa % ■■.; ■ Jbxiu «li.-:: í.rj^-t ■ J.*.::.;íí* :u n\i:ts- ¿R* ce* mtrs^-;r.:;.r. Sroslados sobre su manto j A Casandra puso e^anto Con razón. Pues esta triste invincion , iJn sol que sacó nublaba, Y entre los nublos mostraba Algún claror. , ¡ Ay Crehusa , gran temor ^ Estos nublos me han puesto ! ^Cómo saliste con esto, j¡^a*es agüero De alguh caso venidero j^ue señala una traición ? j Oh Casandra , mi intincion Ninguna fué, Sueño es esto que ensoñé , Desta linda montería, Y ensoñaba que traia Este manto; Parescióme bien , y tanto Cuanto temes ser verdad , Pues que no filé vanidad Mi soñar. Crehusa , quiero declarar Lo que tu invincion declara , Ese sol que no se aclara Es nuestro Rey, Que ni lealtad ni ley Dos troyanos le ternán , Su claror le nublarán A gran traición. Vendcránle su lUion , Qu'es su Troya tan nombrada , y entrará la griega armada EL CORTESAKO. C™ gnu fiíego. Que ni ligninas ni ruga Este niego amicará, Que en ser gnega quenurá T*liTrcy;.- Bjitiya (jucnoOMOj» Tufníasy Anlenor, Que hia prrdiJo U color OeíUiClIil!! Defw ser pon]ue decUm, Cuandra , ota peHIcK» , Muda de conveT^cioD) Pon ci^i:rj.iiJ t¡ui.- irjst'jiíLjru biy bonin Pues le suele elb mudw. Por tal pUlka atajar, Oh Creliu^ ! nada era* Disto >lUüC45aT,Jn.d:«, Pues fortuna coaCtadke Y H mudí. Casindra paróse mud», Y Antenoi jimii habló , Y Ciwebbo atníesú Es can leal, {¿uc si te lufiQ hablar m De Caundn, mi scitora , Mi lengua será traidor* S yo callo. Enén iiuito nengallo, J¡iwai|NUlodea> 8u mujer. El rey Priamo salió, Todo honra y valentía , En su real montería Muy u&no , Con un laurel en su mano Prometiéndose victoria, y triunfo de gran gloria, Confiando (Ju'cl y Héctor triunfando De la griega montería, Con toda su caballería Triunfarán , y á los griegos vencerán ; Tanto de Héctor confiaba, " Que Héctores con él miraba A sus hermanos. 236 EL CORTESANO. Sacó lleno de unas mano» ' Un vestido esta jomada ; Con una espada sacada En cada mano; Qu*cl poder fuerte troftno Esto por armas usó , y por tal su Rey sacó Tal invincion, Mostrando su gran coni oik Que á los griegos vencería Y en las armas se vería La verdad. Hablar quiero en libertad Y á los ánimos mover, Que digan su parecer Sin paáon, Que verdad está en razón* Digan pues ¿ cómo y por que Tan contraria les fué La fortuna ? Que no hay persona alguna Que no haga vencedor Al gran Héctor sin temor , Y sin igual, Muy valiente natural, Qu'el vencido no's vencido » Si de sí jamas lo ha sido. Yo diré ; Por lo que ya dicho he De los griegos y troyanos , Porque en armas y á las manos Y en crueldad, Quisieron saber la verdad De quien más razón tenia. La troyana valentía EL CORTESANO. 237 "Como creo. De Hércules un caso feo Con razón se está quejando , De su gran osar hablando , Como se engaña £1 que ña en gente extraña, Qu'es la que no's conocida, Que en gente desgradescida No hay fe. Sin pasión yo culparé Al ingrato Hércules, Pues que tan sabida es Su historia. Triunfando con gran gloria De sos hechos y hazañas Volviendo de las Españas, 'A sus tierras , Vencedor siempre en sus guerras, y de sí mismo vencido, Fué mucho bien recebido , Como hermano. Del rey Laumedon , troyano , Con amor , brazos abiertos , Recógele por sus puertos En su Troya. Vista aquella hermosa joya , Del rey Priamo hermana, Exiona, de galana Un trofeo, Si ella hermosa , él no feo , Sino fuera en el error Que filé vencido d'amor De mujer. Quien jamas se vio vencer. I 1 238 EL CORTESANO. Que pues ella le robó, Robó á ella. Esta princesa doncella Se vio en Grecia llevada' De Hércules muy acatada Y afirmase Con Thalomon casada fué ^ Y el troyano corazón Dixo qu*esto filé traición , v Pues la casó , Con modo que de^edó Hércules á los troyanos. Con las armas á las manos Fué propuesto De tomar venganza d*e8to^ Y así se determinó, Que Páris troyano robó La reina Elena. Que fué recompensa y pena ^ Y de Troya perdición, Porque siempre con razón Vence fortuna. La razón se vio ser una Que los griegos han tenido Para haber Troya vencido , Y ésta filé , Que el rey Menalio, sin por ({Mép. Pagó el robo de Hércules , Que de fortuna fiíé revés Roballe Helena. Dieran á Hércules pena . Si á Exiona les robó, Pues d*él sólo procedió Y de otri no ; Por%onde claro se v¡6 EL CORTESANO. 239 De Troya la perdición Con soberbio corazón Que tuvieron, Los troyanos se perdieron , Que las venganzas erradas Del cielo son castigadas; Que el castigo Ha de ser al enemigo y Que en la culpa es más culpado Paia ser justificado. y bien mirado , Hércules va desculpado , Que buen fin no es con traición » Pues casó con Thalomon Exiona. Que París robó persona Casada, que fué adulterar Con quien no pudo casar. Salido ha La Real reina Hecuba , £n esta caza y montería , Con la mesma fantasía Que sacó Su marído Príamo, Toda su ropa broslada De manos con una espada- En cada mano. Y allegando en un gran llano De altos montes rodeado, Allí fué determinado De montear: Y antes de nadi cazar, Casandra en un áibol subió, Y á los troyanos habló D^esta manera : :a40 ^^ CORTESANO. ¡Oh troyanos! mejor fuera Que primero se pensara Y no se determinara , Qu'el pensar Antes del determinar y En los casos ha de ser ^ Y éste es el mejor saber. Estáis ciegos £n la guerra contra griegos Que determinado habéis , Y tan ciegos que no veis , Que los agüeros Se ,nos muestran muy guerreros Y de griegos muy amigos ; Señales son y testigos Que hace el cielo. No queréis tener recelo De lo que se ha de tener, Al cielo se ha de temer En la guerra, Para vencer en la tierra j Volved en paz vuestra espada En guerra qu*es mal pensada, Que la luna Nos muestra mala fortuna, f¿ut en fuego y sangre la vemos, En sacrificios que hacemos Para saber D*esta guerra que ha de ser. SaCññquemos primero Antes que se vea agüero E8& jomada , Para ver si está mudada Fortuna en nuestro ^vor, Y esto será lo mejor D*este día. La troyana valentía Y sus fuertes corazones Burlaron de las razones >D*esta iniánta. Decían, no nos espanta Hado en casos venideros, Do suelen mentir agüeros, • jju'es todo error. Casandra , no pongas temor , Dixo Héctor, su hermano, ■j^uc i un corazón villano Vence opinión. ' £1 fuerte siempre ésta en razón , Nunca se deja vencer, ^Que siempre vence td temer La vergüenza. Tú harás poca valenza A tu padre y tus hermanos , Si acobardas los villanos Corazones. Conña con tus razones. Pon á todos esperanza , -Que el cielo pone mudanza En fortuna. Que sin confianza alguna La valor se perdería , Y se desesperaría £1 esperar. Fortuna suele mudar Los agüeros y señales De cuerpos celestiales , Pues su ser En todo es el mayor poder. Y Trohilo , su hermano, i6 EL CORTESANO^ Dio á Casandra otra mano Y díxole I Casandra , desespérate , Pues no te falta otra cosa Que persona muy medrosa Muerta está. Acaba y muérete ya , Y no pongas cobardía , Que medrosa compañía Tarde venció. Páris la mano tomó Diciendo, Casandra hermana^ En creer no seas vana Qu'es mal agüero. No creas tan de ligero En los sueños ni en agüeros, Qu*es de ingenios ligeros Agüero ser. Cree en el mayor poder En los casos por venir. Que en lo que suele mentir No pongas fe. Eneas desto rióse ; Los troyanos muy turbados, Con los rostros enojados De alteración, Temieron alguna traición, Que el corazón siempre avisa ,, Respondieron á la risa De Eneas : Yo no sé si nos deseas Que nos venga bien ó mal , Tú nos puedes ser leal , Mas tu modo No lo muestra ser en todo.. EL CORTESANO. 243 Eneas dlxo enojado : Nadi debe ser culpado Sino el obrar , Qu^el efecto es d« juzgar, Y no las demostraciones , Que juzgar los corazones Sólo es dado A quien todo lo ha criado ; Que por lo que yo he reido No debo ser reprendido , Qu*el reir No se puede corregir, Hasta que se declaró Porqué ríe el que rió. Doy por testigo A1 cielo de lo que digo , Pues sólo sabe mi inunción. Jamas me dixo el corazón Que guerreéis Con quien guerrear queréis $ Y no lo tengáis á risa , Qu'el buen corazón avisa Justificado, Quando no está apasionado. El rey Priamo habló : Pues guerra se determinó Por mar y tierra, No hay hablar sino de guerra. En esto salió un león , Y Héctor con gran corazón Le mató) Su leona arremetió A Trohilo, y él á ella , Y matóla sin temella. París corría EL CORTESANO. Tras un oso que huía , Y tiróle una saeta , Y él volvió "como cometa Y abrazóle, Y París luego matóle ; Y Corebbo arremetió A una tígre y la tomó, Y bien atada , A Casandra presentada ' Fué por él d'esta manera : Sea de mi linda fiera La vencida , Pues por ella tiene vida. Eneas arrojó un dardo A un fiero león pardo , Y en ser herído, Viéronse á brazo partido, Y Eneas fué el matador, Que era de muy gran vaíor. Salió el Rey Y arremetió á un bravo buey , Y de un golpe le mató Qut la cabeza le cortó. Todo el dia Hicieron carnicería, A muchas ñeras matando, Y volviéronse cantando. En anochecer, A Troya, con muy gran placer. Hicieron fiestas y fuegos Toda la noche con juegos Y alegría, Teniendo esta montería Por agüero de vencer A todo el griego poder. EL CORTESANO. Dixo el Duque : Don Luis Milán y v \ Fernandez, haceme placer que os ^ \ aquí, si no queréis morir los dos esta [ Dixo^don Luis : Señor Joan, su f ' mos á su excelencia nos haga saber ] nos manda ir de aquí si no querem< rir ; y si yo no me engaño yo querri vinallo, y es que vos hacéis gestos d dioso y yo de vanaglorioso, de veros < tais muerto de envidia d'esta mont< Troya por haberla hecho yo , que si hiciérades, 1^ rezárades por puertas < oración de ciego. Dixo don Diego : Yo lo quería c don Luis Milán no lo dixera, que lo£ que Joan Fernandez hacia oyendo la tería, eran de envidioso, quocando c mono, que meresceríades por pena pecado que vos y vuestros desceñe quedásedes con caras de monos que q y les quedase por nombre el linaje monos, así como quedó el de los bail qi;e bailando muchos hombres y muj< fiestas del sancto Nacimiento, pasar una iglesia en Alemana al tiempo qu' caban, y el obispo maldíjoles por < acato y menosprecio que hicieron á de Dios, y quedaron toda su vida h muerte bailando, heredando esta pe 1^6 EL CORTESANO. descendientes, que vuestro hijo parece que ya la ha heredada. Dixo Joan Fernandez : Porque no muera de vanagloria don Luis Milán ^ quiero roga- He que hagamos una máxcara para mañana á la noche, aquí en el Real, contrahaciendo su montería, y prometo de hacelles envidio- sos porque no me digan envidioso, pues soy mejor para envidiado. Dixo don Francisco : Señor Duque ^ &i Joan Fernandez nos ha de hacer envidiosos diciendo donaires, no consienta que los diga á costa de la señora doña Hierónima, su mujer , que yo vi lo quería decir á vuestra Excelencia, y por atajar este fuego lo quise yo decir, y no se fie d'él que se le destiene la ballesta, y d^ fianzas que no hará el do- noso, pues no's gracioso sino quien lo es; que d'esta manera negocié yo con Enguera ^n casa del Romano, donde jugábamos mu- chos caballeros, como en este cuento con- taré : Enguera nos enojaba mucho que se destenia su ballesta, y por ser caballero de baja calidad y conversación, lo echamos •del juego, y estando algunos dias en la en- trada de casa aguardando si le dejaríamos subir á jugar, yo le dixe : Enguera, yo re- cabaré con estos caballeros que os dejen su- bir si vos dais fianzas por las ignocencias, y BL CORTESANO. 247 ■ > tra ropa los truhanes, mostrándola dicien- do : Hé aquí las ropas de Joan de mal traje. Dixo el Duque : Demos parte á la noche y Joan Fernandez y don Francisco hagan paz, que si están en guerra no tememos cierta la máxcara, y vuestra alteza y esas señoras, que ellos han traido, tomen la palabra ha- ciéndolos jurar por vida de sus damas, por- que sepamos quién son ; y no se olviden á don Diego, como á revolvedor, ni á dea 248 EL CORTESANO. Luis Milán, que es mátalas callando: y co*- mience la Reina, mi señora. Dixo la Reina : Joan Fernandez, hace- paz con don Francisco, por vida de vuestra mujerl Respondió Joan Fernandez : Si vuestnt alteza me jurara, por- la vida que nunca da. vuestra mujer, fuera mejor jura; pues ni ella la tiene de brava , ni yo la tengo si no- fuera de mi casa. Dixo la señora doña Hierónima : Per vos- se dix, bell en banch y mal en casa. Dixo la señora doña M encía : Don Fran- cisco , pues hoy os mando como acompaña- dor mío, hace paz con Joan Fernandez, por vida de vuestra dama, y nombralda, que el Duque lo manda. Respondió don Francisco : Pues vuestra merced lo manda. Yo haré paz con el Joan, Y este mote es mi refrán; ¿luien me manda Me desmanda, Dixo la señora doña Luisa : Don Diego^ No dejéis de entrar en paz , Pues que sois revolvedor , Que os querrá muy mal Tamor. Por vida de vuestra dama, nombralda" aue- EL CORTESANO. 249 Respondió don Diego : Yo entraré en la paz , señora ( Por vida de quien oirán , Que en esta hierba lo verán : ^ Anapelo es matadora, Dixo la señora doña Violante : Don Luis Milán, pues manda el que se deja mandar» hace paz con Joan Fernandez, por vida de vuestra dama y nombralda, que el Duque lo manda. Respondió don Luis Milán : Pues mandar es ser mandado, £n paz quiero siempre estar , Mi dama quiero nombrar ; De su nombre soy nombrado Margante por amar. Dixo el Duque : Vamonos á dormir, Mi Reina gentil , Vamonos á dormir, y venga mañana la máxcara á prima no* che. jÍ^uí acaba la jornada cuarta. JORNADA QUINTA. Y DICE EL DUQUE. Señora, si le parece, enviemos á las da- mas y caballeros á rogalles jjue sea el sarao y máxcara después de mañana, por no po- derse hacer más ; y vaya el canónigo Es- ter de parte de vuestra alteza, y de la mia el paje del mal recaudo, que no les falta- rán motes y apodos, á la giba del uno y al mal nombre del otro, y tememos parte de las burlas por relación de los burladores, que yo comenzaré la plática para que riamos. Dixo la Reina : Paréceme tan bien como al canónigo Ester no le parecerá, que siem- pre dice le hago ir á convidar damas para fiestas, que no las querria mandar, por ha- llar criadas que se desmandan con su giba. Helos aquí á los dos; por su mal vienen EL CORTESANO. 25 I los que para bien nunca se hallan. Canóni- co, diréis de mi parte á las damas que ma- ñana habian de venir á la fiesta, que el Du- ^que, mi señor, la manda alargar hasta des- pués de mañana, por estar ocupado, y que no dejen de acudir por nos hacer placer. Respondió el canónigo Ester : Senyora, tos temps me posa vostra al tesa á les banyes ^els bous pera que burlen de la mia gepa. Doneli quitasio, puix li han pósat nom, la ^epa Stera mana festes. Yo iré ab la ballesta parada, puix no faltarán á la mia gepa al- jaba, virots quem tirarán pera tornarlos á tirar. Dixó el Duque : Paje de mal recaudo, irás de mi parte á don Luis Milán, y á Juan Fernandez, y á don Diego, y á don Francis- •co, á decilles lo mismo que la Reina, mi se- ñora, envia á decir á las damas, y en cuan- to has de hacer ten buen seso. Respondió el Paje : Señor, lo uno hará, mas el otro, que es tener buen seso, nó sé si podré yendo en compañía del canónigo Es- ter, que para defender su giba, manos y len- gua sería menester. Dixo el Canónigo : ¿Com se pot com- portar asó, que la Reina vulla fer corro de bous tot l*any ab mí, enviantme á convi- mí les ha, yo so de bodes. Un patje vei^ á la fínestra quey prench plaer. ^Hola, holn^ patje, com te dius, no respons?¿e8 tom tmo en casa, Malfarasr Dilo el paje : Mossen tártago, ó tartur ga, i quién os ha dicho que á mi me dice» mal farás ? Pues venís tan bien hablado co- mo malcarado, y peor dispuesto á pedir de mi amo, preguntaldo á la mona , pues ter neis cara de mona. Quocalo mona, quocalo mona. Respondió el Canónigo : Rapaz aballait azi, que yous mostraré com habeu de parlar^ y puix per vostres tacanieries la mona mtte8 vos sois el uno, y el otro el Duque mi señor. Dixo el Duque : Canónigo, desenojaos, pues también hay para mí de las burlas de la Reina, mi señora, como para vos, que á mí me ha hecho gato, y á vos ratón; y si lo dice por lo que vos sabéis, adevinado ha. £1 Canónigo respondió : Senyor, yo vull parlar .ciar, perqué nom tinga per alcabot la Reina ma senyora, que si á.vostra Exce- Uencia diu gat per ser cazador de ses cria- des^ yo no so rata que les rosegue de al- caboteríes. Yo men vaig á reposar, que si fora de casa me han verguejat, ací me han «spalmat, qne no ma restat peí en la roba. Dixo la Reina: Canónigo, quedemos en paz, que no os faltara pelo en la ropa, y hace que no le tengáis en la lengua, para burlar de los caballeros que decís que os han eno- Jado por las casas que habéis ido. Y si les EL CORTESANO.- 201 ganáis en las burlas, yo os daré un vestido muy de veras, y será una lobera, y cuera de martas, y calzas de grana, y chapeu de terciopelo carmesí, con pluma y medalla, y mote que dirá: Soy canónigo d'amor, por una Hierónima que muerto me ha. £1 Canónigo respondió : Bese les mans de vostra altesa » ab ninguna cosa me podía desenujar sino ab la dama que ha nomenat, que l'mor ab lo que enuja desenuja. Dixo el Duque : Canónigo, espabilar ob quiero, que gran pábilo tenéis de muy en- cendido de amor. Respondió el Canónigo : Señor, perademá serámillor, y anem á dormir, que hora es. El paje del mal recaudo dixo : Señor don Luis MHan, vuestra merced sabrá que el canónigo Ester y yo salimos hoy de palacio, de parte del Duque y de la Reina, para que la máscara se alargase hasta después de ma* ñaña, dímosnos de motes y enojóse conmí^. go, porque el hombre que toma las burlas de veras, las veras toma de burlas, y fuíme para entender en lo que á vuestra merced diré : Yo tengo un amigo que tiene un fa- ' miliar, y habemos concertado él y yo de hacer por arte mágica la máxcara de la montería de Troya, que vuestras mercedes querían hacer, y harémosla contrahecha al natural, cada uno de los tróvanos en su pro- pia ñgura, como por esta arte se puede ha- cer; y üras éstos, entrara una contramáxo^- ra de los más fuertes y valientes griegos , que ^obre Troya estuvieron y la tomaron ^ y combatirán un torneo de pié, uno á uno, y se- rán : El rey Priamo, troyano, con el rey Aga- . menon , griego , y Páris con«el rey Menidao, porque robó á la reina Helena, su mujer ; y Trohilo, troyano, c na, si antes de ser casado mudase de pare^ cer ; verdad es que son tenidos por muy va^ nos y de poco saber los que prometen lo que no deben ni pueden tener^ y por esto es de muy sabio prometer lo que se puede y debe tener, y después de prometido» no dexarlo de cumplir por ninguna cosa, por- que el hombre sin verdad, cuando la dice no's creído y queda sin autoridad, que sin ella todas las habilidades de los hombres son tenidas en poco, y muestran ser poco de la misma verdad los que no son della* v SL CORTESANO. 27I También derreputa mucho la traición, pue» el cielo y la tierra no la pueden sufrir, no tardando en dalle la pena que merece. No*» de callar el ladronicio, pues el ladrón es^taa derreputado y aborrecido, que Álezandre» príncipe muy bueno, tuvo tan gran odia con los ladrones, que, segün Elio I^mpi-* dio escribe d'él, en viendo uno dellos» lúe* go iba para sacarle el ojo cpn su dedo. y. tan gran rencor tenía á los infamados de al* gunos hurtos, que si acaso les veia se le al* teraba el corazón , que venía á echar cólera por la boca, y así se le abrasaba el gesto con la gran ira, que no podia hablar. ¡Oh noble enojo y de ánimo generoso, como en este cuento oiréis! Un varón de los que fal» sámente nombran honrados, habiendo sid» algunas veces culpado de hurtos, quiso pre^ sumptuosamente , con favor de algunos re- yes, éus amigos, subir á la orden de caba* Hería, y como fuese luego tomado por la- drón, preguntó Alexandre á los reyes, por cuyo favor habia. sido caballero aquel varón, que le dixesen .que pena tenian entre ellos ' los ladrones, y respondieron que la horca» y así le mandó luego ahorcar diciendo i No merece honrada muerte quien tuvo deshon- rada caballería. No's de callar la cobardía cuan vil cosa es, pues apoca y derreputa 272 £1* CORTESANO. unto cualquier hombre , que no se debrU dar honra alguna á quien no tiene ninguna, pues no está bien dar oficio honrado á quien no le puede honrar ; que los cargos y ofi- cios y gobiernos no loe debrian tener los de flaco ánimo y habiendo tanto menester k fortaleza como la sabiduría para dar buena cuenta de si» que muy poco aprovecha la «abieza para gobernar, si falta la osadía pa- ra esecutar \ y considerando los reyes de Es- paña cuanto conviene la fortaleza de ánimo al caballero 'para dar buena cuenta de su oficio, no se da la cruz de Santiago á quien se le pruebe que haya perdido honra, como •en este cuento oiréis : Vino un caballero á demandar la cruz, y probadas todas las cosas -que suele probar la orden , si era bueno para recibille por comendador, determinaron de dársela, y estando para recibilla, él les de- mandó á que era obligado, y ellos le dize- ron : Primeramente habéis por fuerza de ser valiente; y él les respondió : Si queréis que lo sea de grado, si no quedaos con Dios, que no quiero valentía por fuerza , y así se fué que no le recibieron, pues mostró ser cobarde. Gran virtud es la fortaleza de co- razón, mas ha de ir siempre apegada con virtudes, pues no puede ser buena si no es virtuosa , ni ser alabada sino entrando en los KL CORTESANO. 2J$ peligros que puedan honrar y no deshonrar ; y así se determina^ de los qu« son obligados por oficios y gobiernos y cargos, que se ha- yan de ofrecer á los peligro^ por sus repú- blicas y fidelidades, y no temer k muerte^ que para siempre hace vivir, y en gene* ral obliga á todos conservar honra virtuosa' conforme a su estamento > y no Irla á bus- car, que son locos los que las más voces que la buscan la pierden , pues quien busca honra con perjuicio de otri^ la pierde con daño suyo ; piérdense muchos en no medir su corazón con su poder». que gran coraaon ain gran poder es gran locura. Oixo Joan Fernandez ; Señor mastre Zapater , preguntaron á uno que habia or- do preicar i san Bernardo , que dixese có- mo le habia parecido , y respondió : f^ttii hminem, et audivi angflum. Así me ha pa- recido vuestra merced. Oixo don Diego : Decí, Joan Fernandez» ^cómo habláis latin ? ó vos le tenéis 6 no; alvot le tenéis, ¿dónde le tuvistes tanto tiem- po escondido ? i fué en Andilla ó en Liria , donde vos sois Leriano, ó en casa de me- sen Rodela, de quien sois v<¿ rodelero ? ' ¿Ó en casa dtf don Antón , Doade TOS soit un Sansón > No fiüfiando Dalida, i8 274 ^^ CORTESANO. Que siempre veiuiido oe -há? Y si latín no teoeit. Suplicóos que no le habléis. Que veo reír al Paje del mal recaudo y apodaros há el Papagayo del papa Paulo ^ veneciano, que habló en latín muy corle- sano. Dixo el Paje del mal recaudo : Sefiore^ pax vobis para nobis^ tras la puerta oí un la- tin que dixo mi sefíor Joan Fernandez, y i|6 eété ñadí espantado, que mucho há que e» latinado y muy buen griego, que tu mace- tro fué Diego y Juan de Sevilla Dixo Joan Fernandez : Don Diego, hace buen broquel, .pues habéis sacado contra mí vuestra lengua espada; luenga quería decir , y la tenéis tan larga como la muía del portugués, que en este cuento oirns r Tenía un portugués una muía, que lo mi^ cabalgaba con ella porque la hacia rebuznar cuando le daban de motes, y tenía la lengua tan larga , que la traia colgando fuera de la boca ; y sirviendo á una dama, competía con él un otro portugués , gran motejador, que por no respondelle daba siempre en callar, y fatigándose un dia de muchos motes que le daba delante la dama que servian, di6 ocasión su competidor que un paje le mo- tejase como vos lo habéis hecho agora con- EL CORTESANO. 275 migo, por el latin que ha sacado el Paje del mal recaudo á causa vuestra ^ y diciéndole su dama cómo no respondía por sí á los mo- tes que le daban , respondió : A motes mur los responda meu muía, que ten larga lengua é muito rebuzna. Dixo don Francisco : Departir querría á don Diego y Joan Fernandez con un otro cuento que diré : Competían don Antonio de Velasco y don Juan de Mendoza sirvien- do á una dama de la reina doña Isabel » mu- jer del Rey Católico, y dándose de motes un dia delante el Rey y la Reina donde es^ taba su dama, dixo don Antonio a don Jqan : Pregunta. Decidme, pues sois galán. Por vida d*una Doñana, A deciros doña Juana, « I Fuera yo vuestro don Juan } Respuesta. Don Antonio de Velasco, Vos seríades buen hombre , Sino por vuestro renombre, Que diciendo está Ve lasco. Preg. Don Juan , adeviná , ' Por vida de nuestra dama , A cuál de los dos desama, ' Pues adevinado está. Jiesj). Adevino que á los dos, Qú'es el pago que esperamos , Que pensando que burlamos, Burlará de mí. y de vos. tj6 BL CORTUANQ. Ffeg» Otra cota decir quito Voestra boca, si mandáis, Que tegun lo que moetraiiy Vot crods ser un Narciso. Mm^ Para yo bien responder. Lo que Tot calíais me togiy Uno tenéis en la boca, Y otro es ruestro parecer. Pffg' ¿ P^" V^ ^^ sospirando Pbr amores noche y día , Que yo no sospirariay Parasotpirar burlando? JUifu Má« nos dais tos que decir Con los ojos lloradores , Pues que no lloráis d*amores, Sino es de mucho reír. JViy. PafiUuolos soii d*aiQor, Siempre traéis pafiisuelo. No lloráis d*amor un pelo, Y mostrsji ser llonidor. Reif, Mi llorar es de manera Como yo siento l^unor, Quien adentro es llorador, Nunca llora lo de fuera. Prtg. Al cielo siempre miráis. Digan os tan blanco el ojo, ¿ Para qué tomáis enojo De lo que n*os enr tMi reUeao » - f2^ podeb dar ¿ loi doty Y teniéndole de voty Para malo será boeho. lUtp, ' Del relleno que burláis ^ j¡\ie por burla lo queréis^ Tan vacío quedoicis, CwDO vos d*amor estáis. Preg, Desengaños desde agora. No viváis más engañado, No estáis mas enamorado De lo que en vos enamora. Ht^, Konca -ú mayor engaño, Vof miráis con tal an^jo, Ven un no sé qué en mi ojo, Y no veis vuestro mal año. Prtg, Lá mano os daré de grado. Si tos no le dais del pié, Qx¡A de porfiar gané, Mát que no de porfiado. ^up» Yo no quiero vuestra mano. Antes y*os daré la m¡a« 278 EL CORTES ANO. Que en tomarla perdería La que yo gané de mano. Preg, £n paz debemos quedar^ Y en amores en al»ert0| De los motes quedo muerto» Pero no del motgar. Resp. De la paz yo no me etquÍTO^ Sea como tos mandáis» Cuando más muerto qncdaís» Dais á entender que sois vito. Dixo don Luís Milán: Don Francisco, don Francisco, j quién no te las entendiese! Mostrastes querer departir» y daréis más que partir ; habéis sacado los motes de los más galanes cortesanos que en el mundo fueron» lY queréis con tizones matar tizones , y con carne departir carne y perro? Vos no bus- castes sino guerra; que envidiosos no su- fren á mayores, que por no mostrar que lo fueron don Antonio de Velasco y don Joan de Mendoza, se mataran á motes don Diego y Joan Fernandez. Dixo Joan Fernandez: Mira qué duda, apercibios don Diego que ya soy con vos; y si queréis ayudador, sea don Luis Milán, que cuanto más monos mas ganancia. Per- donad que moros quise decir, pues lo sois en amores. Dixo don Diego: mucho estáis gallardo» oan, mucho estáis gallardo» y no sé de EL CORTESANO. 279 qué, pues cuando fuistes á la corte» lo me- nos que parecistes fué de lo que más os con- fiáis. Que la ocasión muestra el varón, como dice este mote : Nadie se confie , no, Hasta ver dónde allegó, Qjxc no está en el ptrecello^ Sino en sello. Y por qué ho es bien disimular lo que no se debe, responderé á vuestros donaires, pues van por los aires cantando: MI gavilán, seftora. Por los aires Tola. Y él no vuela sino de noche como mur- ciégalo, cazando moscas de ramo, que son rameras. Perdonad que romeras quise decir, que Joan Fernandez es romero en amores, que el otro dia le cantaba la cortesana de su corte doña Antona de don Antón de Vi- laragut y de Heredia : Romerico, tú que vienes De donde serrana está , Di, ¿cómo d*amor te va? Y n'os maravilléis si me he destemplado con vos en sacar vuestras romers^s, pues tam- bién os destemplastes con don Luis Milán y conmigo, apodándonos á moños, que's un gé- {o XL OORTUANO. ;ro de milicias, que dam «a boácton 1 perdón, como este dicho dice t Al juego del ab^on Parece el mnf mal hnñmtf . •^. .* Perdón piden para dar Un bofetón. Dixo Joan Fernandez : Dob Diego, más otes tenéis en el cuerpo qae un mesón de imino, para general de meaaiiefot stría- C3 bueno, pues no hay meacm qne o^TeUr Dn Diego Ladrón en este mote : , Ladras de aadi Sino de mí. De manera que si os perdemos j hidbre- LOS á don Diego Ladrón de mesón en me- )n, que por cierto MasM gala Mesonera, Que de sala ; I que va escribiendo por mesones en etr- on SUS intinciones. Merece ser muy burlada la gala qu'es mas- irada, como oiréis en este cuento: Un ortugues era muy galán, sobre callado, y n castellano competía con él en amores, y ra galán muy fanfarrón que jamas callaba; estando los dos un dia delante la dama que írvian, el castellano, pensando ganalle la CL CORTESANO. 2^1 dama por decidor, dábale muchos motes ; y el portugués en acabar el castellano , le cor- rió con este apodo que le hizo : Casteiau, heu vos apodo á mesón de camino geno de motes. Don Diego , tcnéme por entendido, pues sabéis á resabido. Dixo don Luis Milán : Más cortesano fué 282 KL COIITESANO. cer hermoso, y no tendías , á un hcrmoto hacen parecer feo, como ^n este cuento oiréis. Tenía una dama dos servidores, el uno muy £;alan, sobre callado, y el otro muy ver- boso decidor , y el callado no era hermoso y el verboso era ¡gentil-hombre ; y como al- gunas veces el verboso^fiítigase a motes al ca- llado, delante la dama que servían, oyéndolo un dia una muy amiga suya le dizo : Seño- ra, ¿há mucho tiempo que tura esta farza? y ella respondió : Muy poco para lo que yo me doy cata d'esto, y mucho para lo que me enfada d'ello; mostrando que nadi se de- be catar de lo qu'es bien disimular y mostrar enojarse de lo que puede desacatar. Y tarando mucho este mal palacio, díxole el servidor callado á la dama que servían : Señora, a«a- que á mí me cueste la vida dejar de servi- ros, más quiero perdella que enojaros, ¿qué manda vuestra merced que se haga d'este mal palacio^ ¿irnos hemos ó quedaremos en vuestro servicio? Dixo ella': pues á mí ha- béis dexado el cargo, oid lo que diré á los dos : Quedad vos para feo hermoso , y vos ios para hermoso feo ; y así se fué el ver- boso bien pintado, pues la locura hace feo al hermoso^ y quedó por servidor el calla- do, pues la cordura hace hermoso al que et feo. EL CORTESANO. I83 Dixo Joan Fernandez : Don Diego, aun- que don Luis Milán ha embarrerado esta lanza de conversación, tan deleitosa cómo provechosa para estorbar nuestros motes, no se deben excusar los caballeros dejar de ha- cer lo que la honra les obliga, porque no parece caballero sin ella, y aunque don Francisco se reirá que nos ha hecho picar, mejor es que sé ría de lo que honrar nos' puede, que d'aquello que deshonrar nos po- dría ; si dejásemos de vernos en el campo de la gala que las armas son buenos motes que han de señalar sin sacar sangre; como en las armas de burlas de la esgrima, no parece bien ejecutar las veras porque no di- gan : No's hombre de veras quien en las burlas muestra las veras ; y pues esto es lo mejor, reciba este mote como á servidor : JOAN FERNANDEZ. No está mucho á su placer , Aunque en su placer está , £1 galán que mal le va Y muy bien al parecer. DON DIEGO LADRÓN. No he visto mejor pintor,- Bien os habéis retratado j En las veras vais burlado , Y en las burlas don favor, JOAN FBRNANDBZ. Del fijo está Ikado , Bl tonudo de mal <90> Porque da muy gran filoío Un ojo desamorado. DON DIEGO LAD&ON. Vos tenéis lo que deds , De mal ojo estáis tomado » L*ojo tenéis regañado. Que regañando reís. JOAN P£RNANI>feSÍ< Del amor van condenados Los galanes á galeras , Que nos tiran por tronents Motes que son atronados. DON DIEGO LADRÓN. Vos burláis de tal manera , Que de vos eso si suena , Porque relampega y truena Vuestra gala por tronera. JOAN FERNANDEZ. Galán de ademanes fríos , Que sus guantes úempre estira , Y ojos en blanco sospira , Hace venir calosfríos. DON DIEGO LADRÓN. Lo mgor que vos teneb Cuando no teñe» que hablar , VuestiYXB giuuites esdrar, 52ue rasgados los traéis. JOAN FERNANDEZ. Gran ventaja nos lleváis, Y aunque no sería poca, Si habláaedes de boca Lo que con dedos habláis. DON DIEGO LADRÓN. Cuiuido con los dedos hablo , Quiero señalar á todos , Que vuestros cuentos y apodos Los den todos al diablo. JOAN FERNANDEZ. Ó vestí como habláis , ó habla como vestís, Que de aquello que reís, A reír mucho nos dais. DON DIEGO LADRÓN. No burlemos del vestir, Pues que no tenéis vestidos Que merezcan ser reidos. Sino para hacer reir. 286 IL COftTiaAllO. Dixo mastre Zapater : Mocho tee he hol- gado d'este palacio tan avisado, que noa ha. hecho reir sin perjuicio de nadi, que k con- versación que perjudica es de perro que la- dra y muerde ; y cree que loe hombres de mala lengua, los mis hacen mak fiíi, y el diablo va muy ape^ido con ellos , como en es te. cuento, que Aie verdad» oiréis: Un la- brador tenía muy mala lengua j y tuvo el mal espíritu en figura de perro siete aftos ^ en su casa, y cada sábado desaparecía » que no sabían qué se hi^cia, y no volvía hasta eí domingo de mañana; y como se dieron cata d'esto, un hijo de casa tuvo «cuidado de no perdelle de ojo, y vio que se iba fuera de} lugar, y siguióle Una legua hasta que fué á parar al pié de un monte, donde le espera- ban muchos perros que se pusieron á bailar» y á ratos se mordían y ladraban, y el hijo del labrador, muy espantado, contó á su padre todo lo que habia visto; y volviendo el perro, fué atado con una cadena y con- jurado por el cura del lugar, que le dixese si era el diablo y lo demás que del quería saber, y respondió que sí, y que estaba es- perando al señor d'aquella casa para llevár- selo cuando se muriese, que, por ser muy maldiciente y jurador, era compañero suyo, y que ya se lo hubiera llevado sino porque BL CORTESANO. 28^ decía cada sábado el rosario de la Virgen María 9 y que los otros perros con quien bailaba eran demonios como el que aguar- daban , y hacian compaiíía á maldicientes y juradores 9 para llevarlos al infierno cuando pudiesen. Porque veáis quién es el compañe- ro del maldiciente y jurador; y si el Paje del mal recaudo, que delante se lo digo, no deja de ser blasfemo y de mala lengua , creeré que el perro, que muchas veces va tras él, es al- gún familiar, y no lo tengáis á burla ^ que más demonios van que moxcas entre los hombres que nos tientan á mal decir y ha- cer; así como los ángeles, custodios nuestros, nos aconsejan á bien obrar , por donde en las voluntades que tenéis, si son buenas, co- noceréis que vuestro ángel.custodio os acon- seja, y si son malas, el mal espíritu, que si don Luis Milán quiere echarle de aquí, ta- ña un poco, que no faltará el demonio de la envidia que alguno tema á su música , y sa- liéndole del cuerpo, podrá alabar las obras de Dios que el envidipso deshacer quiere ; guárdense de la envidia, que pierden por ella al Criador y á la criatura. Dixo don Luis Milán : Denme la vihue- la, que para luego es tarde, para sanar un envidioso. Oyamos qué horas tocan ^ las doce han dado : mudemos de parecer, que 288 BL COUTUAHQ. si agora tañese y cantase» me apodarla «). ifir ñor Joan Fernandez k galo relóz ^quccaaipi á media noche. Mejor será dezarlo panti nana á la noche, delante el Daque y k. na, que me han mandado les dé una cena de lengua y manos, uftendo y cantando la «tca- tura del monte Parnaso, donde me vi. Vuea- tras mercedes podran decir antes de la mia cada uno la suya, que nunca faltan aventa- ras á quien buenas las busca*} y quedando con este concierto acabamos ía taoche, <|iie no lo páresela con tal compafiia; que día es todo conversar con muy buen modo. Acaba la quinta jornada. JORNADA SEXTA. Y halláronse todos al Real á la hora qoe tenian concertado de ir^ y dizo don Luis Milán : Sepan vuestra alteza y su excelen- cia que yo vengo esta noche para hacer un descargo del cargo que tenía» de dar la cena que me mandaron de lengua y manos» de tañer y cantar, y á la postre daré por con- aturas la aventura del monte Parnaso» don- de fui probado y puesto en muy gran peli- gro» por la residencia que me tomaron; y porque no sé me enojen los que esperan la música» quiero tomarme la licencia para darla» que para no dar pesar licencia se pue- ble tomar. Y denme la vihuela que me han traído» y cantaré con esta primera obra las obras <[ue las damas suelen hacer. Y es una carta» «9 EL CORTESANO. ^ 1 ganar, si á cartas jugara, )r ganara ; y dice así : Carta mía, pues que vas £n pasos de tanta gloría, Si no son en mi memoría. No ce acuerdes de mi más^ No vuelvas de tal manera» Que me hagas más mortal De lo que yo antes era, Porque no seas mensajera De mi bien para mi mal. Y en llegar delante aquella. Do mi voluntad te envia, Para conocer §\ es ella, Conocerás que no es miaj Y después de conoscida» Para que quiera leerte, Di que sólo fué tu ida A mostralle con mi vida Un fi-aslado de mi muerte^ Preséntale mi corazón. Donde siempre se verá Quien bien retratada está» Según es su condición; Muy perfeta al natural £1 amor la retrató. Pues le soy en todo tal Para sufrir tanto mal. Cuanto yo contento esto. Lévale mi entendimiento, Porque vea en lo que entiendo» Que velando ni durmiendo, No le busco descontento; £L CORTESANO. 29 1 Basta lo que le he buscado. Aunque no soy de culpar, Que si estoy enamorado. Téngame por desculpado. Pues es para enamorar. Mi memoria le presenta Por espejo que se vea. Como está en mi su idea Muy hermosa y mal contenta; Es tan grande su hermosura, Que aunque no me quiera ver. Contemplando su figura, Todo gusto de tristura Se me convierte en placer. Muéstrale mi voluntad Cuanto está llena de fé. Aunque sabe que yo sé Que no duda la verdad ; La verdad trastrueca y muda, Nómbrame desamador, Que para mostrarse cruda. Pone la verdad en duda, No dudando de mi amor. Preséntale mi sentido, SI es á su contentamiento. Cuando tengo sentimiento De verme su aborrecido; Que si yo no me sentía De ser d*ella despreciado. Tan mal le parecería. Por lo que no sentíria Como por demasiado. Mi pensamiento doliente De pensar en su dolencia. Le pomas en su presencia. 292 EL CORTESANO. Si le terna por pretentei Dile qup dentro de mí Tan presente úempre ettá, Qaeel tiempo que no esta en ú^ Tanto yo la tengo aquí. Cuanto no me tíene allá. Muéstrale mi gran 8ufiú> Aunque tú lo mostrarási Cuando por mí te verás Estos tormentos sentii^ Luego te dará un tormento^ I2ue es muy recio de pasar^ Tal que en dedllo lo «ento^ Y es el descontentamiento^ ^e ella me suele mostrar. ' Y tras este tan cruel, ! Luego un otro te dará, 'I Qix nanoí tt númi I Por no mirar mi papelj 'I Otio tormento de fuego ¡ ' Te dará mucho peor, • Y será darte gran fuego, Que te Tayas luego, luego, Por ser yo su servidor. Y por cuanto has de hacer No seas desacatada. Sino, tú serás rasgada, Y rompido mi placer} Y si vieres sentimiento 1>e alguna voluntad. Di con mucho acatamiento, ' Ved qué tal es su tormento^ Q^ vos le tengab piedad. Bien sé luego que dirá : ^{¿niói te puso en tal locura, BL CORTESANO. 293 De ponerte en «Tentón Por quien ventura no ha? Di I que pedad de ver Un dolor de verme taly Que podría merescer Que holgase de leer Una letra de mi mal. I^e más, cómo me dgas Esperando tu venida. Entre la muerte y la vida. Dando de mi vida qugas j Y que son de calidad Las qugas de mi paáon^ Que* pueden poner piedad A la mesma crueldad| Antes que á su corazón. Y ú algo se le antoja En decille que es cruel, Dile que lo dice aquel A quien ya el vivir enoja; Y á quien ya su mal le tiene Tal, que dice el que no sabe : Pues que sabes d6 me viene. Trabaja que más no pene^ Ó que mi pena m*acabe. riN. Dixo el Duque : Don Luis Milán, no se podrá decir por esta carta : de las cartas pla- cer hube , de las palabras' pesar. Respondió Joan Fernandez : Yo le per- dono la confianza que tuvo antes de cantar. 294 ^^ CORTESAKQ. cuando dixo que si á cartas con esta carta jugara, el resto del amor ganara; aunque np me ganaría si en amor fuese mi competidor. Yo le hiciera una primera, que primero en Pamor fuera de bien querido, de mejor ha- ber servido. Dixo don Diego Ladrón: A lo menos de conñado el resto le tenéis ganado, y á las ve- ces lo que engaña desengaña, como mues- tran vuestros trabajos en amores, que son des- engañadores , de esa confianza vuestra como se muestra. Dixo don Francisco: Más estáis vos con- fiado por haber desengañado á tal Joan, que sus pensamientos van volando como mari- posas, que se queman tras hermosas de gran lumbre, por rodar por alta cumbre. Dixo el Duque : Muy bien habéis dis- cantado sobre la carta que ha cantado don Luis Milán; pues mejor discantaréis si las siete angustias canta, que Pamor hace pa'- sar á quien más siente en amar ; y por vida de quien más queréis, que las cantéis. Y don Luis Milán respondió : Por vida de quien lo mandó cantaré, y son estas que diré : BL CORTESANO. 295 XAS SIETE ANGUSTIAS DE AMOR. Canten los gozos de amor L06 que nmten al^prías, Y yo las angosüas mías. Pues que ¿ento su dolor ; Y dhélas lamentando Con voz^de extraña tristura, - -Ofredéndolas llorando Á la períéta figura -Qíx siempre estoy contemplando. La primera angustia siento, Causada del desear, ■Cuando n* os puedo mirar JSino con el pensamiento; Pues si es gr^ padecer No veros y contemplaros, Ved cuan mayor debe ser, Cuando yo alcanzo á miraros, Y vos no me queréis ver. La segunda angustia triste Siente más el más sufrido, Porque el gesto va vestido De lo que Taima se viste; Esta es sin* comparación Por sufrir lo que se siente, Que si pena el corazón. Amor escribe en la frente De que pena la pasión. La tercera angustia alcanza £1 servidor á la hora j^ue conoce en su señora -Ser perdida su esperanza; BL CORTBSiQf*. %g^ Si dejáis competídor! Pues ú es cosa conocida Al tiempo del despediros Ser gran trance la partida^ Más es no poder partiros Cuando ella está partida. Hé aquí 9 gentil señora^ Las tiete angustias d'amor^ Que 8Íéndo*s tan servidor» Siento cadal dia y hdra. No me perdí » mas perdí En esta' triste jomada Lo que sentiréis de mí \ Siete años te serví Sin de ti alcanzar nada. Dixo el Duque : Si tan poca pena diesen en sentirlas como en oírlas , antes serían go- zos (|ue angustias 9 pues tanto alegra vuestra música. Respondió Joan Fernandez : Señor , el uno y l'otro creo que son, parecen gozos por lo poco que siente angustias de amor don Luis Milán, y no dejan de parecer por lo mucho que muestra sentirlas cantando que de amor se va burlando. Dixo don Francisco Fenollet : Para saber desto la verdad, cantemos tras las angustias los gozos de amor, que siendo las dos obras suyas, en cantar se verá, Que d él se alegrara. 290 EL CORTESANO. Nos dirá su corason. Que sus angustias gosos son. Dixo don Diego. Ladrón : Si los cantáis, sean por don Pedro Milán y gozos nos pa- recerán , pues su alteza os hará macho favor cantando por su servidor, Don Luis le respondió : Para gozos parecer. Así lo entiendo de hacer. Y son éstos : Siete gozos cantar quiero Que el amor me hace sentir, Por mostrar Que por más y más que muero, Siento gozo de sü^r Por amar. Si por ser vuestro sufiddo Quiere amor que por constante Valga más, No me vea tan perdido Que en lugar de ir adelante Vuelva atrás. £1 primer gozo de amor Que siente el enamorado Donde ama, Verse en honra el amador. Por estar bien empleado . Puesto en fama. £s tan grande este contento. Que jamas dejo de veros EL CORTESANO. 299 No mirándoos. Porque mira el pensamiento Con los ojos del quereros Contemplándoos. £1 segundo gozo siente Llamador cuando recrea En los amores , / ^ ^ue de aquello se contente , -Que ninguna cosa afea Disfavores. Como yo que siempre quedo Tan contento de que quiera Y tah ufano, -Que si me diera su dedo, Nunca yo el villano hiciera Con la mano. -£1 tercero gozo gusta Quien mostró bien parecer Do quiere bien, Que su gusto no desgusta. Pues en cuanto debe hacer Parece bien. Recibir querría engaño, Que vuestra merced me quiere Para vos , , Para huir al desengaño, Porque no me desespere De los dos. £1 cuarto gozo diré , Que'n veros siempre he sentido Todo gloria , Pensar que no moriré De la muerte del caldo De memoria. D'este gozo gozará BL CORTUAHO. jjiúen taiá& bajo li atitUí, Que ella a í] , Quien Mii pin tet delli, Y illa d'él. El quinto goio contcnHy Pucí a cou mu; probada Ser mejor, Eta nunca tonjc fo , Que si de V06 la toman A vuestro grado , QuÍEnJeyerosKpag6y De ménoa se contentan Set pagada. El sexta gota a mirarte Las amantes muy hermosas £n amu, ' Que ú son pin moetnne, Son amores más gultoSM ' Lo que gusto no gustáis ^ Señora, de la hermosun Porque todo lo matáis , Pues que sois mata ñgun El seteno goto digo , Si sois de mi puecer, Qu'es más gustado, Slelamieiyelamigo, BL COUTESANO. 30I Si es muy dulce merecello, Más y más es el gustillo Con descargo ; ¿Queros ver qu*es poseello? Que hace dulce el deseallo Siendo amargo. Dixo el Duque : Don Luis Milán » ale- gremente habéis cantado los gozos de amor, sepamos por quién los cantastes/ que si fué por vuestro primo don Pedro Milán , Habeu sido muy galán f Por mostrar Que gozos sienten en amar , / Aunque tengan disfiívores y Los que rien en amores. Don Diego Ladrón dixo : Señor , no se podrá decir eso por Joan Fernandez, que por tenerlos lloradores, alcatara es en amo- res, que se dice en valenciano alambique, ^ue destila por sus ojos y nariz lágrimas por Beatriz de don Antón , que agua rosada son para ella ; pues en la redoma della, qu*es su «ngaño, caen para su mal año. Respondió Joan Fernandez : Don Diego, Burlas de moxo de ciego Pareció vuestro bwlar, Cuando para hacer reir , Pullas le hacen cantar. 302 EL OOmMMOL D'ixo don Francisco : Bien psuvcc ^tK n Los qoe el Miba ha Pues no* han rcfoc^ado. Agora ot digo ^ue de gozoa es amigo En lot amoreSy Que no sufre dkiáfwci; Pues qtie no £• de lót que Doian ^ Sino de quien va cantando. Buenas obras enamoian. Malas van desamorando. Dixo don Luis Milán : Órganos hacen de mi, Que mis nautas han tañido Como les ha parecido. No faltó buen manchadory Que's el Duque, mi señor , Pues ha dado tan buen aire ^ Que me tañió don Donaire \ £1 Fenollet, nuestro amigo y Que don Donaire yo le digo De esta vez ; Que'es mal aire de través , Que la mar levanta en puerto \ Pues levanta un desconcierto , Que jamas sufrí en amores Disfavores. Don Francisco le respondió : Si me |>agai& una verdad , por lo que dicho me habéis, yo sé que lo otorgaréis por lo que sé, y si que- réis, la cantaré. EL, CORTESANO. Y es la más linda canckm Que glosastes con naum ; Y duela con la ^osa, Qnt la hiciste» moy hennpo. ^ Y esta candcm por icumetti Os' quierq dar £n este nuestro borlar. De pudra fmedo dtcir Slue sen miestros coraaoua; El nao en mfnr panoms T e¡ vuestro en no las sauir. Ha causado m* ventura Lo fue más tuve temor y He topado con Pamor Haciendo nú sepultura» En su piedra vi escsdpir Dos contrarios corassones ; El mió en sufrir pasumes y y el vuestro en m las sentir. GLOSA. Sufro por vos tanto daño , Cuanto por sufrillo es honra , Que en su caso no es deshonra Sufrimiento tras engaño. De este bien tan mal estoy^ Que estoy cerca d'el morir j Que por do quiera que voy^ Si me preguntan quién soy, De piedra puedo decir. £s ya tanto lo que suñ-e Mi sufrido corazón, Que traigo por invincion Corazón de piedra zufi'e. EL COmSANO. Voi de no sentit doloTí ' Yo de tufíir eat paáonety De este amor y desamor y De piedra dice el amor ¿lúe MU tmettrot atramum. Tales corazones dos En el mundo no se han >¡sro f Esto hace el AntechrístOy Q}i^n Tamor qne tenéis tos. Dos contrarios se han juntado En nuestras dos condiciones » El vuestro desamorado, 5¡^e no siente ser amado , El mió en sufrir pasiones. Tanto siento vuestra culpa , Cuanto á mí me da gran pena» gue tenella yo por buena Del que digo me desculpa. Entre amor y desamores Siento muerte en mi vivir; Pues tengo por valedores, £1 mío en sentir dolores, 'T el 'vuestro en no las sentir. Sóbrame tanta razón, Cuanto vos tenéis muy poca , ^ j^ue no hallo en vuestra boca Xi9 que en vuestro corazón. Ya no tengo á quién quejarme Muerto estoy en mi ventura; Todo bien viene á faltarme , Qu'este mal para matarme Ha causado desventura. Mi mano sintió quién es Lo cruel de vuestra mann. EL CORTESANO. 305 Pues me veis á vuestros pies. Ya yo estaba temeroso De caer malo de amor, Mas es mal contagioso, ^ue se pega al más medroso Lo que más tuve temor. Mucho milagrosamente Una vez de amor curé , Y hartas veces yo juré De quitar inconviniente. Viendo causa yo cerraba Los ojos d*este temor , Del amor me desviaba , Cuando más d*él me apartaba He topado con Vamor, Yo estaba muy espantado, Qyx^ no estando ya con él , No pudiese huir d*él , Y vi ser juego forzado. Y aunque más miré por mí. Me mató vuestra hermosura, Y tan muerto me sentí , Que luego al amor le vi Haciendo mi sepultura. Con el duro mármol frío D'ese vuestro desamor, Labrando estaba el amor £n este sepulcro mió Estas letras que decían : Muerto estaba por morir , Y matar no le querían \ Y otras más que se leían £n su piedra vi esculpir. Esta sepultura honrada , Pues deshonra se me hacia, 20 % 306 EL CORTESANO. Pues que por ella se vía Ser mi vida deshonrada. Lo que ser vuestro me honral» . Gastaban dos condiciones, La vuestra me despreciaba Y era porque lo causaba Dos contrarios corazones. Tan desavenidos fueron Vuestro corazón y el mió, Que muy duro mármol frió L'uno al otro se volvieron. De vos tengo compasión Que n*os tengan compasiones^ Porque veo á perdición, £j[^ vuestro en no sentir pasión,. El mió en sufrir pasiones. Con tal condición tan dura,. Hacer paz sería excusado. Que el amor reconciliado En ningún tiempo asegura. Quien no sabe agradecer. Nunca puede en paz vivir ; Mi corazón veo perder De pasiones padecer, T el vuestro en no las sentir. Dixo el Duque : Bueno ha sido el manchador^ Que por manchar ha sonado La glosa que b*a cantado; Pues burló como á galán " El Fenollet al Milán , Que de piedra corazones Tenían en sus pasiones. EL CORTESANO. 3O7 Don Francisco de sufrillas Y el Milán de no sentillas ; Por lo que le motejó Que nunca angustias sintió , Sino gozos en amar; Diciendo qu^es burlador en a mores , Que todo se pasa en flores; Y el coge d*este burlar, ^ Frutos por disimular. Respondió Joan Fernandez : ¿Qué frutos puede coger? Camuesas deben de ser Encamusadas , 0 De mal fí^nces desnarigadas. Respondióle don Luis Milán : - Esas vos las conocéis, Que d*esas camuesas coméis, , Cuando con mosen Rodela Cenáis á lumbte de vela , Embelesado, Pues os tiene encandilado Con una cierta Beatriz , Que postiza la nariz. La tragáis, Y por coplas alabais Su gesto 5 qu'es todo risa , Que traguéis nariz postiza. El Duque dixo : Yo sería de parecer que i is damas de vuestra alteza oyesen la müsi- ^ j 308 EL CORTESANO. ca de don Luis Milán, que mucho lo de- sean ; mándelas venir, Que sin damas los galanes Ño se muestran lo que son. Que piedra toque es la ocasbn. Las damas de la Reina vinieron ; que la señora doña Leonor Gualvez, que'a guión de la gala, habló á voluntad de todas y dixo : ya que en jubileo de música nos ha- llamos, pues por jubileo se deja oír don Luis MiÜan, las damas quieren mostrar: Que de sabio es no mandar £1 mandador, Que mandado es muy mejor. Como veremos en vos, que os dejareis mandar de las damas en dalles cuanto os pedirán; y la primera quiero ser yo, que os mando me cantéis sonetos vuestros, por- que gustemos de los sonsonetos, que nos ha- rán bien callar y mejor hablar para enten- dellos. Don Luis Milán respondió : Señora doña Leonor, si por jubileo me dejo oir, no se maraville vuestra merced, pues por jubileo se dejan ver las damas, y no para sacar al- EL CORTESANO. 309 mas de penas', por donde , siguiendo yo sus pisadas, no me perderé. Que no es bien dejar pisar lo que debe estar en pié; yo no soy tan desmandado de no dejarme mandar donde soy muy bien mandado. Y pues aquí está mi palomando que mand;ir me puede , yo me doy por mandado. Dixo el Duque : Bien muestra en^su ha- blar don Luis Milán que los milanes vinie- ron de los griegos con Hércules en Italia, pues habla con la brevedad d'ellos, como agora ha dicho en este vocablo, palomando, queriendo decir palo y mando. Y en los mo- tes que se dieron el Joan y el Milán para ganar el retrato de su dama, hay otro que dice Encasamalo por abreviar lo que dicen en valenciano ; Bell en b^nch y mal en ca- sa. Y el nombre que agora ha puesto á don Francisco, que dice Dondonaire, queriéndo- le decir en valenciano Don, dona, aire, ha- ciéndole fuelle, que es mal aire lo que da; y también nos ha dicho poco há que la oca- sión es piedratoque, queriendo decir que es piedra de toque^ que descubre á cada uno de qué metal es; y muchos otros que ha di- cho, imitando á los lacedemonios griegos -en esta brevedad , que con sólo un vocablo se diga una sentencia, que los latinos muy poco lo acertaron á decir. Fué este modo de 310 EL CORTESANO. hablar en tanto tenido» que Petrarcha re- cita en su libro De frbspera y adversa for^ tuna, una palabra que solía decir Andró- maca, mujer de Héctor» á su marido, y era esta, Demome, que quiere decir: Buen hom- bre, tu gran corazón te ecluuia perder. £s tan cortesano el corto hablar, que vir- ria sensa parlar eser inteso; y no le estor- bemos el gran mandamiento que le han hecho, que cante sus sonetos. Respondió don Luis Milán : La mejor respuesta que se puede dar, obedecer á buen mandar; y empezó á cantar este SONETO. 4. 7. Si voluntad merece ser pagada Por cual razón, no soy d^esto pagado, Diréisme vos, pues has mal deseado Mal desear, pagallecon no nada. Respondo yo, qu'es muy perjudicada Mi gratitud , que nunca os ha enojado, Responderéis que debe ser juzgado Lo que sin ley no es cosa bien juzgada. Si fuese yo juez d'esto, aunque soy parte , Con gran razón daria ley en esto, ■Que lealtad gran lealtad merece. Pues buen amor no tiene ningún arte, y en bien amar á todos gano el resto, <2üien meresció jamas no desmerece. EL CORTESANO. 3II Dixo don Diego : Don Luis Milán, en pleito habéis traido vuestra dama, y respon- distes por ella, haciéndoos procurador de los -embargos, respondiendo contra vos, como hizo un portugués que emplazó delante jus- ticia á la que servia, diciendo al juez : Nan deis por muller á meu competidor miña dama, que eu la queiro, ella dice que nan me queire, eu torno á decir que la queiro, •que amor primero he casamenteiro. Rieron mucho del portugués, que por pleito quería á quien no le queria. Dixo don Luis Milán: Don Diego, yo res- pondo á vuestro bocaje, como respondí á un •«storbamüsica, que le dije : Yo tengo un ata- pabocas, que es éste SONETO. Hermosa maya, llena de mil flores Y extrañas hierbas, de propiedades Sanáis con ellas mil enfermedades, Que de miraros sanan amadores. Y á mí no sanan , d'esCos mis dolores, j^ue hierbas fueron vuestras crueldades, 5^116 entosicaron nuestras voluntades. La vuestra y mia para desamores. La vuestra hicieron de ponzoña llena, f¿\it emponzoñada voluntad se muestra, La mia siento desto entosicada. Y aunque está siempre para amaros buena» Va muy doliente, por no verse vuestra, i¿\i*tl rostro muestra voluntad dañada. 312 EL CORTESANO. Joan Fernandez sospiró, y su mujer le dixo : Vos me par que sou lo que ánava ve- ne nt sospirs per Valencia. Y él respondió: Yo no los vendí y Mas ellos me vendieron Cuando*s vi. Díxole ella : ^Y per que os han venut? ¿Per que yous compri mercat pera mal ma- rit ? Dixo el : No por eso, sino porque había de mercar brava mujer para sospirar. Que pensando que fuérades una maja, sois una desmaya, que siempre desmayo de vuestra mala condición, que hierbas son. Que al médico moro fui que me sanase, j para sa- nar me hizo estar en su casa ocho dias, acos- tado en una cama llena de hierbas de mon- taña, y algunas dellas pinchaban, que me hacian dar voces, y el moro decía : ¿Sufrís hierbas en vuestra casa para matar, y no sufriréis para sanar ? Yo diciendo no sufriré, y él que sí, yo que no, sálveme del como de vuestra merced haciendo el puerco espin, . Dixo su mujer : Don Luis Milán llanzau de aci aquest porch espi, ó feulo callar á mots, que sois vos lo embozau, quant los dos vos motejau. ' EL CORTESANO. JIJ Y don Luis respondió : Para hacerle yo callar, á su fumeto será con este SONETO. 4. 7. Para mi bien y por mi mal os veo y Pues me miráis con rostro muy irado. No siento yo que esté por mí enojado. Pues que por vos con todas me peleo. Digo que sois un otra doña Iseo, Yo don Tristan , de triste desamado. No digo aquel don Tristan muy amado, Que desamor lo vuelve todo feo. ¿ Quereisme mal, pues mi ventura quiso^ Y no queréis que esté peor que muestro, Que el bien no sé dónde tiene la posada ? Queredme bien y verm*heb un Narciso Para probar que tal parezco vuestro ; Que hermosa está la cara qu^es amada. Dixo don Diego : Señor Joan, tanto os toca este soneto, que á ser silla y vos caba- llo no lo podríades sufrir, por lo que os si- guió cuando dixistes de amores á una cor- tesana deja corte, que le demandastes como se decia, y ella respondió : A mí me dicen doña Iseo, y vos suspiraste diciendo : Yo soy vuestro don Tristan , Que por veros, mi señora, Pasé yo la mar saladaj Pues que veros enamora. 314 £1* CORTESANO. Y ella os respondió : Vos no sois mi don Tristany Que pasó la mar saUda, Mejor sois pan ensalada De truhán. Cerró la ventana y entróse, y unos es- cuch^mores que os escucharon os apodaron á don Joan ensalada. Y don Luis Milán les departió con este SONETO. 4. 7. Tan triste estoy, que vivo muy mal sano y No sé si son mis pensamientos sanos, Quizá es mejor morir de vuestras manos, Las que me dais, pues que me dais de mano. Pues vos sabéis cuál me será más sano. Mejor será dejarlo en vuestxas manos. Que yo no haré lo que suelen villanos, Que si les dan toman dedo y la mano. Yo sé muy bien, si en tal caso se viese Vuesa merced, si fuese caballero, Que dedo y más de tal mano quisiese. Que por mandar aquel César primero, Tuvo por ley, que ley no se tuviese, Que por mejor se muda ley por fuero. Dixo don Francisco ; Vengar quiero á Joan Fernandez con este cuento que diré : Una noche estaba en una calle escuchan- do á don Diego, que decía los amores de Audallá á la criada de una dama que servia. EL CORTESANO. 3I5 y díxole : Dadme el dedo, que no tomaré la mano, pues no soy. villano; y ella fian- Q}it soy de amor perdido á mi cuenta. Soy como aquel que tienen al tormento, Y estando en él, del grin dolor se aduerme, An me sigue para sostenerme; Pensando en vos se aduerme el sentimiento. Cruel amor, no Mi, cual es tu nombre. Manda al dolor, que más no me tormente , -Que aquella parte en mí que más te siente , Muere y revive por quedar más hombre , Que buen pensar es gusto que descansa , Y en los tormentos su dolor amansa. Allá me voy, á dó el amor me guia , jSoy como aquel que va en su pensamiento, ^ ^u*está muy fueía del conosclmiento , Sino d*aquel que está en su fantasía. ^ Pensando en vos quién ha de estar en sí Que por idea en vos no se transforme ? Estoy sin vos, y en vos tanto conforme, Que voy conmigo, y nunca voy eií mí. Ni pié ni mano, la boca ni Tojo, I 8 EL CORTESANO. No mandan ya, pues tal señora reina, Reinas en mí tan absoluta reina , Qu^en mí es placer aquello qu*es enejo» O bien ó mal , avenga como quiera, Vos sola sois mi voluntad postrera. Yo voy buscando todos los lugares , Para miraros si podría veros, Y en descubrirme no queréis volveros , Y hallóme vuelto para ver pesares. No sé yo cómo pueda sostenerme, ¡ Miraros siempre y vos nunca mirarme ! Bien podrá ser que amor pueda cegarme , Mas nunca hará qu*en vos no pueda verme- Dos ojos tengo y son para llorar , Pues que no ven lo que ver querrían , Dos rios son que siempre correrían , Si dellos fuese vuestro amor la mar; Y aunque éstos pierda, vuestra merced crea Que tengo mil que os miran por idea. SONETOS INTERCALADOS. A todo el mundo doy de mí descargo Del bien que os quiero y mal que me queréis - Ya veis , señora , lo que vos hacéis , Que de mi muerte tengáis tanto cargo. Dirán de vos que fuistes matadora, Y vos diréis que yo mismo me he muerto , Dirá el amor en tal caso lo cierto , Qu'en vos estaba ser remediadora. Sé que diréis que no pudo haber medio Entre mi mal y vuestra gran bondad , Todos dirán que en vuestra piedad r „™». ■ 1 r EMaba el Wen de todo mi remedio ; 1 Que tiendo sienipre tinto v ileroa , L= piedad en vos no's a viciou. Pensindo Fn vos un no se qur me e "»j.i SflOKQdrynoduácntcnder £s un amargo en medio del placer gu'el mondo da por lo que k le antuji Ser esto en todo Can naturalmente. Que piense en vos muy mucho dulcem' Hite, Y un no sé qué lo vueWa todo amargo Soy como aquel que mu«m ser moi rUl, Que ni atddente da icñal de muerte , Si no mudáis de mal en bien mi suerte Dadme por muerto d«Ie grave mjl. y « lacidente ser desconüaJo , Señal de muerte en cualijuier eitado. i SONETOS. 5. 6, Al pé d'un monte cerca de una tiienttr En un bell prado muy verde y florido, Pasciendo estaba su triste sentido, Cogiendo flores un pastor doliente. De mal d'amores era su accidente, Que soipir^ba nombrando Cupidoj Yo Suspirando d'él ílii conoscido, Y platicando de nuestros amores. Cada cual diio que Fué su venida ; Él iba en busca de sana-dolores, Qu'es una hierba que d'amor olviJai Yo la que nombran acuerda amadores. Que cualquier calía según su medida. 320 £L CORTESANO. D'un árbol d'amor yo vi que colgaba Una guirnalda de muy lindas flores^ Muchas pastoras y muchos pastores Se la ensayaban y á nadi encajaba. Y en b cabeza que muy bien entraba , Era dichosa y amada en amores; L'árbol nombraban manzano d^amores» Y era malsano de quien no sanaba. L*amor me mandó que yo me probase y Dixo riendo que d*él no temiese , Con grande temor probé esta aventura. Y antes fué seca que yo la ensayase » Porque esperanza ninguna tuviese » 52u'el engañoso jamas asegura. SONETOS. 4. 7. ^ Linda Thamar, más bella que la rosa Del mes de Abril , cogida en la mañana, Saliendo el sol con su estrella Diana , •^¡^u'en ver á vos se vuelve envidiosa. £1 sol está mirándoos tan hermosa, Como el galán que mira su galana, Rie de ver á su estrella tan vana, Que competir no es bien con mayor cosa. ¿ Qué haré yo mirando vuestra cara, Sino seguir al sol que os ha mirado Y sospirar de mi triste ventura? Que no pensé que tanto me costara, -Que por amar me viese despreciado , j¡¿ue despreciar es contra la natura. Supe d'amor una cosa excusada , Su condición cual es en desdichados , Y dixome que los trae engañados, V>«nételes y no les tiene nada. EL CORTESANO. 321 Quise dejar la empresa comenzada , Y en comenzar vinieron mis soldados , Temor y amor, que estaban espantados, •Q}it yo de vos hiciese retirada. Dixéronme, mejor es hacer cara Oue no dejar de ver cara tan bella , A bien ó mal venga lo que viniere. Sin este mal, menor mal me matara , ; J2ue prosegicúr con muy buena querella , No muere no, que vive cuando muere. SONETO INTERCALADO. ] Oh quién pudiese vivir sin deseo Por no saber qué cosa es desear! J^ Oh qiuén pudiese nunca sospirar Por no mostrar Tamor qu*en vos no veo ! Son el deseo y el sospiro hermanos j Y mi tristeza d*ellos es su madre , Vuestro desden les es natural padre , Y yo el seráu de tales cortesanos. Seos decir que mil requiebros siento Dentro de mí dó está vuestra idea , Que nadi hay que á vos , señora , vea , Q\ít no esté mal d^alegre descontento } Y es este mal como quien se sonríe , ;Q}X dentro llora y defuera ríe. SONETO. 4. 7. Como el dulzor de la dulce armonía Hace acordar cualquier tiempo pasado, Tañendo yo, lloro de enamorado Xo que no soy, á lo que ser solía. Sintiendo voy d*amor gran agonía, La cara traigo de color de tierra. Ya viene por llevarme quien entierra, Que ya murió del todo mi alegría. Matóla vuestra grande guerrería, Que siempre m*habeis hecho cruel guerra, Venciéndome en el llano y en la sierra. Que son mi corazón y ñmtasía. Vos m*habeis hecho el corazón muy lian* Que guerra del amor lo albna todo, Y allanará la ciencia más subida. Ganástesme el castillo, y castellano Mi entendimiento con mi leal modo. Que muy alto subir da gran calda. SONETOS. 5. 6. Del paraxlsmo d'amor voy tollido. Ya m*he venido d*aquel infernado Para sí mismo. Cupido malvado, Que sólo es de sí quien siempre lo ha sido. Por vos me gané, por vos m'he perdido, Gané por servir y soy mal pagado, 1 24 EL CORTESANO. No queréis cuenta del bien que he gastado^ Por no tomalla de haberos servido. ¿Qué os costaría decirme, burlando, Quieres ser sano, y yo que os dixese. Ya fuese por vos, pues soy vuestro, muerto? Que no sana mal, que va deseando. Si no es con dotor que como vos fuese. Que bien aplicar da luego en lo cierto. Tiro mi querer el mal que drado Lo malo de vos, que mal os hacia Mal paresceros de noche y de dia. Que dar mal por bien es mucho mal dado. Vos estáis sana, que y*os he sanado. Mata venado será mi porfía. Yo estoy malsano , morirme querría, Por ver si de vos sería llorado. Soy como el ámbar que tira pajuela, Y así vuestro mal de vos á mí tíro, Que y'os doy mi fe que más nunca os duela; Pues siempre seréis por quien yo sospiro, Que vos para mí sois siempre mi estrella, - Mas yo para vos no soy lo que miro. SONETO. 4. 7. Rosa d*Abril, cogida en la mañana. Saliendo el sol con sus rayos dorados. Muy gran olor sentimos los penados , Pues huele bien lo que de vos nos sana. £1 Dios d*amor os saca á la ventana, L'aire de vos da vista á los cegados, Milagros son que vos hacéis contados, Dejaros ver por dar salud humana. BL CORTESANO. 32$ Cobran vivir mis cinco sentimientos, Vee mi ver en Arer quien le ha cegadO| ^1 toque más que vivo ya se toca, . Gustar y oler reviven más contentos. Pues cobra más del que perdió el cobrado. Vive el oir oyendo buena boca. SONETOS. 5. 6. Yo sentí en veros el mal no temido^ Por lo que dicen del mal de terciana Nunca fué visto, se toca campana. Tangán á muertos , que siempre lo he sido. Malenconia de verme en olvido £n las entrañas de vuestra desgana, Causaron en mí la vida malsana, Qae vivo por vos, y nunca he vivido. Terciana d*amor es mucho más fuerte^ De frió mayor y más callentura, Que mu contrarios de vos y mí vienen. D^estar fria vos mi frió es de muerte. De yo no lo estar la vida me tura , Qae mal qu^es por bien extremos sostienen. Señala las horas el Norte su estrella, Que Norte del cielo d*amor sois, señora. Mas nunca señala vengáis en buen hora, Quien horas amuestra de muerte por velk» Es muy mal agüero mitalla y perdella. Su cara me dice que vaya en malhora. La mala ventura muestra do mora. Que insta señala lo qu'es de creella. £s como quien pierde, quien ha de perderos £1 mar que navega de vuestra belleza, Qu*el Norte su estrella do pierde la cobra. 20 EL CORTESANO. Pues va navegando por no meresceros Por Indias craeles de vuestra craeza, Que todo bien falta do mucho mal sobra. SONETOS INTERCALADOS. Pensando en vos está mi pensamiento, Alegre y triste por diversas vías, Dase á entender no sé qué alegrías, Que alegre error amando da contento. ¡Qué dulce rato, qué embelesamiento £s l'amador creer sus fantasías! Matar podrían estas niñerías, Que peligroso es gran contentamiento. Provee amor con vuestra gran cordura Que en el placer se mezcle la tristeza. Mareas son de amor que mengua y cresce; En la creciente sube mi ventura. En la menguante que es vuestra crueza Baja en l'amar d*amor quien n*os merece. Dulce cuidado y amargo deseo Me tienen puesto en prisión muy contenta, •Contento estoy de vida descontenta, Pues filé por ver y por lo que no veo. No sé yo cómo ni con quién peleo , Que con mi cuenta no se traiga cuenta, Todo lo veo mucho á mi descuenta, Mi mucho amor y el que de vos no creo. ¡ Oh dulce mal con hiél siempre á la boca Acaba ya de darme muerte ó vida Por ver cuál es el fin de mi ventura. Si soy de vida, ¿ cómo es ya tan poca ? Si soy de muerte, acorta mi partida. Que mal d'amor sin fin no tiene cura. EL CORTESANO. 327 Dixo la Reina : Don Luis Milán, por vida de Matalinda y Matacruel , que can- téis las coplas que por esto hecistes, y de palabra nos contéis la historia. Seiíora, porque sepan mejor las coplas a vuestra alteza, antes de cantar diré lo que me siguió : Yo hablaba algunas noches á una burladora que servia , y cada noche la des- ■conocía, que todolo suele mudar el enga- ñar. Yo le dixe : Tantas mutaciones de hablar hacéis, que no sé con quién hablo : decíme I cómo habéis nombre ? Respondióme : A mí me dicen una noche Matalinda y otra Ma- tacruel. Díxele : Si con tantos servidores No ponéis tela , señora, No sois buena burladora. Por eso Joan Fernandez jura muchas ve- ces por vida de Matalinda, y don Francisco os dixo en una ñesta : los para Matacruel; que por bajo que lo dixo, mucho más bajo fué él que no se ha de descuidar el buen hablar. Bien será porque sepamos que baile de tres bailamos; que d'esto unas coplas ha- güy y serán reseña y paga para pagar tales üestas, y son éstas : Gran bien es pensar en vos, Y gran mal también, señora. EL CORTESANO. Contemplaros matadora Para dar muerte á los dos. La vuestra quiero mostrar^ Que ya os huyen de cruel , La mía no es de dudar, Que Caín sois en matar. Yo en morir un otro AbeL i Matalinda no bastara Que os quedaba por renombre ^ Que Matacruel por nombre Os pregonan cara á cara ? Dejad nombre de traidor. Que cruel sabe á traición ; Todos 06 tienen temor , Sino yo, que os tengo amor A razón ó sin raxon. Si lo hacéis porque n*os sigan p Siendo más para seguiros, £s vos misma perseguiros Que Matacruel os digan. Como hierba os dejarán No cogida de recelo ; Que en los berros la hallarán^ Y en veros luego dirán Huyamos del anapelo. Muy ' mejor seréis nombrada Matalinda de lindeza, Que del nombre de crueza Quedaréis desacatada. Que si á vos os van nombrando Matacruel de crueldad, Quedaré por vos en bando, Y con todos peleando Que es mentira la verdad. Bien sé que os enojarán , EL CORTESANO. 32^ Mas debdslo de sufnr, Cuando vos oiréis decir : No lo hagáis , no lo dirán. Basta que lo vengue yo Con obras , y responder Que si en otras amargó, £n vos dulce páreselo Lo que amor nos da á comer. No penséis que voy tras pago p Que bien sé con qué pagáis ; De vos misma os olvidáis , Cuanto más de lo que yo hago. - Aunque más está en rason , Que haceb del olvidado, Para dar satisfiíccion, Que tenéis por condición Corazón desacordado. Vos tenéis mucho por gala Reiros á costa ajena , £s muy mala para buena , Y muy buena para mala. Si al contrario paresciese , Muy mejor parescería, Porque de vos se dixese : Quien de vos, señora, fuese. De ninguna más sería. Mudad de costumbre ya, Que por vuestro bien lo digo , Y haréb de todo enemigo , Que enemigo no será. Si me fuesen más traidores Que filé Judas para Dios, Por oir de vos loores, Más quiero competidores Que velles huir de vos. • ^ ^** BL OOKmAKO. Dizo el Duque : IXin Lab Milán, ti os cAssais ¿e cañar , ii*ot canicii de contar mis ftonen», que nó sonpum cmnsarlotgn- C304O» sonsonete». Dizo don Diego Ijidraii : Y dcódnos la ra2 3=, cómo quedará nn soneto pftn que sea L^r' cciol hczi . don Francisco dizo : Por ^nitjr ib dno dno De perrenos fmnoeatp ' Qtxjazguiiwm IXecídaos lo 91K De los sooctot^iK Joan Fernandez se rió y dízoles: Aquí estoy yo que lo diré. Ellos han de ir nraj derechos» Que no puedan cuiqurar. Porque el momeo Alatar No los vea ir contrechos. ítem y más han de mostrar, £1 sol que no esté noMado; Que no vayan á bascar Lo presente y lo pasado De la razón, Que nublados muchos son. ítem , más han de tener , Que si querrán dellos coger Frutos para alguna dama, Que no sean todo rama , Que enramadas son de fiestas EL CORTESANO. 33 I De verano Los que son pajar sin grano. ítem más no queden íiriod, Que si dicen desvarios . £n los modos del hablar , Guárdense de no topar Con don Artal. IDizo don Luis Milán : Burla burlando, £1 Joan dixo verdades, . Que burlas no son maldades Avisando. Y pues ya no he de cantar , Sino contar los sonetos. Bien podremos discantar Los sonsonetos. Y comiencen á templar, que bien hay que e)o mió, á una cara de luna de fuego que vos teryíades, que pensando que la motej abades , se enfadó tanto desta frialdad que os dizo : No me lo digáis más, que me enojáis; y estando un dia <:nrubiándose los cabellos en su terrado, 7 vos escondido en un gallinero de su casa, hccistcs el gallo porque se volviese á miraros, y en veros le dixlstes : Espejo mió, y ella os le tiró á la cara diciendo : A quien no pen- EL CORTESANO. 33/ sando enoja, ^olvclle la hoja. Pues tan bien ' me pagan , hé aquí un otro SONETO. 4. 7. Nunca pensé que mal par bien viniese, Y mal por bien por vos me ha venido, Vínome : el mal , y todo m^ha tollido, Qyxt mal ñrances pensé luego que fuese. ^ Yo le rogué su nómbreme dixese, Y díxome : yo soy nombrado olvido, Vengo a matar á quien bien ha servido, ^ue el dios d'amor mandó que yo lo hiciese. Doña cruel tu dama fué la parte, Ventura el juez , yo soy verdugo della. Dice el pregón : éste es el desdichado. Que siempre fué d*a^ior un Durandarte, Y mándanle que muera por no vella, Que muerte dá no ver lo deseado. Dixo Joan Fernandez : Don Diego, este «oneto debia ir como carta nueva por Valen- cia cuando fuistes infamado de mal francés, que vuestra dama os dixo en una fiesta: No se llegue más a mí quien se pasa á los fran- 'ceses; y una amiga suya lo declaró, que no se debe declarar lo que puede enojar, y lüxo : Eso mal francés será, seííor, de bajo amor. Otra dama dixo : No es ese mal por •cierto, sino que su dama le ha dicho que no la vea ni oya mas, ^ él, por obedecerla, trae la gorra encima de los ojos por no vella, y 22 EL CORTESANO. ;dones en los oidos por no oilla; que por o sacó un ahorcado en una justa^ con este 3te : ahorcado amador, ni ve ni oye d'amor. Dixo don Luis Milán : Resucite el ahorca* o con este SONETO. 4. 7. Temor y amor, amor es verdadero, Y de temor en veros me santigo, Pregúntanme si veo al enemigo, Yo digo sí, que de enemiga muero. Y del amor queriendo como os quiero^ Vengo á temblar si alguna cosa os digo. Por acertar errando voy conmigo Que ce por be y*os digo en cnanto quero. No respondéis ; si toco voestn aldaba Dais en callar, al son de mí sosplro, Vengo á parar en mármol convertido. Y para estar como primero estaba, Despárame Cupido nuevo tiro. Que nuevo mal recuerda amortecido. Dixo don Diego : Yo traia una dama a vesita un dia, y salió tras cantón un caba- llero, y en topar con nosotros se santiguó^ yo díxele : Joan Cruzado, ¿ de qué os santi- guáis ? ¿ veis al enemigo ? respondióme : Sí^ que de enemiga muero. Pareció tan galan^ que no quisiera que 'también nos pareciers el señor Joan Fernandez. Dixo don Luis Milán : A este cuento no EL CORTESANO. 339 e ha de responder agora por no estorbar :ste SONETO. 4. 7. La peiramor es esta perra mia, ^ Que pena fué, pues me mordió ralúando^ N'os enojéis ú os voy acomparando Al animal que más veros querna. Es muy leal á aquel que del se fia, £s todo amor á quien lo está halagando» No es ella ana | mas siempre va ladranda Para morder lo que sanar debría. Curar debéis la llaga que me hedstet Con piedad que damas hermosea , Que, vivo yo, mejor seréis servida. No seáis vos lo que no sois ni íuistes p Que puesto que sois de hermosura dea , » Lo que no es Dios no sea mata vida. Dixo Joan Fernandez : Con otro cuenta muy mejor respondo á don Diego Apoda* ior; y es .éste, que los dos nos hallamos en ana vesita de damas en casa de mi hennana doña Marquesa, y él vendió este soneto por suyo y y díxolo para decir perra á una ^ue servia de las que estaban allí » y su da- ma le dixo t Don Diego Perramor, ¿de quién andáis servidor ? Respondió por él un otn dama, que él se lo rogó : De sí mismo se enamora, que Perramor es su señora, pixo 34^ BL CORTESANO. Otra r Y cuan perro es el señor que mor- diendo va d'amor. Y vos os fuistes , un pa- ñizuelo rasgando, como perro rabiando. Dixo don Luis Milán : Pues Joan Fer* nandez se ha vengado, oyan si queirán oir otro SONETO. 5. 6. Quien osaría, por mucho que osase, Tener tal ser de ser atrevido, Probarse con vos á brazo partido Si na fuese ya que desvariase, Si mi loquear en esto parase Pues fuese por vos su seso perdido, Meresceria lo que es merescido, Quien hizo al loco que. le perdonase. Á ley de razón si estoy loqueando. Pues vos lo causáis, yo soy desculpado , Que no tiene ser quien es para poco. Si loco con vos me viese luchando, Debria de ser de vos perdonado, Que no es buen amor si no es amor loco. Dixo don Diego : Este soneto hará saber á quien no sabe unos requiebros lirianos, que en Liria dixo el seííor don Joan Fernandez, y son éstos ; hallóse en una vesita de una partera liriana, que le tenian hecho un li- riano de amores, y díxole este soneto que habla amparado á don Luis Milán, y en ha- berlo dicho desampararon las miijeres la ve- EL CORTESANO. 34I sita, pensando que quisiese luchar con algu- na de ellas, que de todas iba servidor á jor- nadas ; y él se fué tras ellas diciendo : no le huyáis al loco de amor si es buen luchador. Dixo don Luis Milán : pues se vi6 tan ma- reado el señor Joan Fernandez en Liria, oya al propósito un otro SONETO. 4. 7. £1 marear que el mar d*amor not hace» £s muy peor qu*el mar que se navega , £1 mar d*amor muy más veces reniega Y mueve más, pues con placer desplace. Desplácenos con lo que más nos place , Con el mirar que nos contenta y ciega | Y este placer á mucha gente niega , Y en tierra y mar amor hace y deshace. Digámosle del mar suyo almirante | Que es el marqués de libertad perdida, Duque también de voluntad humana. Conde de paz , sino reina levante, Y rey del fin y reina sin medida , Que amor es rey do voluntades gana. Dizo Joan Fernandez : Este otro soneto hará saber cómo le fué ál señor don Diego acompañando unas damas que fueron á ver las galeras de don Alvaro de Bazan, y en ser luego en barca se mareó en tanta mane- ra, que le pusieron nombre don Diego ma- reado, y volviéronlo á tierra y á su casa en 342 EL CORTESANO. una litera á la noche, 7 las damas le iban cantando : Mal amar os prueba mucho» / Caballero, Debe ser de mal parlero. y él respondió : Mareado estoy d*aiiior. Que dado me han competidor. Dixo don Luis Milán : Para sanar este ma- reado d'amor que se conhorte con lo que di* ce : Solatium est misiris socios bahen pgnates^ doy este SONETO INTERCALADO. Soñado he lo que no fué soñado , La triste muerte de Leandro y Hero, Amor y muerte fué con ellos Ñero, Que amor se vuelve muerte al desdichado. De su torre por él se ha arrojado En ver que se ahogó su caballero. Pasando el mar d*amor tan verdadero , Sus vidas con sus muertes han casado. Tal soy , como Leandro , más que muerto Por olas d'este mal de mi enemiga. Vos no sois Hero , sino Ñero mia. Aquél pasando el mar gozó de puerto Los días que vivió con su fatiga, Yo por mejor Leandro ser querría. Dixo don Francisco : Mejor se hallaría ahora una Ncro S cada paso que media H;- Dixo k señora doña Leonor Gualvci : Por no haber ya ningún Leandro no se ha- lla Hero alguna. Respondió Joan Fernandez : Esta casta de enamorados yo la he conservada haíla agora, que no ha mucho que estaba yo he- cho un Leandro medio muerto de amores al pié de una torre, y no faltó una Hcro que pensando que yo estaba muerto se quiso echar, si yo no echara de presto un sospiro que la detuvo, que no se echó de la torre abajo por mí, y dixo : A na sospirar mi -Leandro, yo me desesperaba como Hero. Dixo don Luis Milán ; Nunca füen caballero Do damai can bien querido, Como lüf Joan Leandro De una Heto que no ha sido. ■ Y no porque no se hallen Heros y Lcan- Respondió el Duque : Ni menos perdido k han Un alteza y un mílan. Replicó la Reina : Para hacer que no me ^ 34^ BL GOItT£SANO. saber á maestro en todo lo que no debe ig- norar un caballero, que para ganar buen nombre críanos naturaleza » y quiere que se ayude el hombre | y exercitándose ea las virtudes, el cielo da la gracia para alcanzarlas y la [diga para remunerarlas, porque no hay bien sin amigo ni mal sin castigo: y así cojmo la verdadera justicia remunera lo bueno y castiga lo malo, los príncipes para ser buenos deben galardonar á los buenos y castigar á. los malos, que el galardón hace los hombres mejores y el cas- tigo que no sean peores. Mucha culpa tie- nen los padres si sus hijos se pierden á enla- pa dellos, pues hay algunos que tienen más cuidado de hacer un buen caballo que un hombre bueno ; y por esto dixo un cortesa- no portugués , á quien fué demandado qué le parescia de una ciudad muy nombrada que habia visto : Heu e visto muytos ho- rnos boos para cávalos e muytos cávalos boos p'ara hoQies; queriendo decir lo más malo que una república podía tener y lo mejor que poseer debria, que son hom- bres, como hacia un filósofo viendo su ciu- dad de Atenas muy perdida por falta de hombres, que iba de dia con una lanterna en- <:endlda poniéndola á la cara de cuantos topaba, y decíanle qué buscaba, y él res- £L CORTESANO. 347 pondió : Busco hombres y no los hallo. Y por esto don Luis Milán dixo que el caba- llero bien aderezado sólo de cuerpo, y no de ■alma, le podrían decir- don Pedro Muía 6 •don Juan Caballo; y tornando á nuestro propósito, para que el amor se cobrase en Valencia, sería menester hacer leyes para •algunas damas , que no se descuidasen de hacer lo que deben , y ^ los caballeros que cupiesen cómo las han de servir, y sería de parescer que mañana , después de haber co- mido, acudiesen aquí las damas que venir •querrán, para que se hiciesen á voluntad de todos estas leyes , que no reina amor ni rey ■«in tener ley. Paresció bien á todos , y que- •daron con este concierto. El otro dia no vieron el hora cómo acu- •dir y acudieron muchos caballeros y damas á esta sala-córte, que se tuvo en la sala mayor del Real , donde el Duque y la Rei- na se pusieron sobre un teatro de quince gradas en alto, y los caballeros en un cadal- so y las damas en otro , y el Duque propo- niendo, dixo: Señores, Valencia está muy infamada por todo el mundo, de muy des- 4miorada, que ningún amor hay en ella ; para que se cobre el amor y la fama della , fuy de parescer que, á voluntad de todos los que «quí están, se hagan leyes para que las da- 348 EL CORTESANO. mas sean bien servidas, y los caballeros que lo habrán menester sepan en que las han. de servir, y diga cada uno de qué está agra» viado del otro, y concertados, todos haHte. ley sobre ello. Comenzó don Rodrigo de Borja, y áíxp t. Yq estoy agraviado d'esto que hacen las <Ía» mas , no dan crédito en amores que caballe-- ro tenga amor, y hanse vuelto burladoras» y el galán más burlador, que perdido el eré» dito se pierde el amor. Respondió la señora doña Angela de Ara-^ gon y del Milán, condesa de Almenara , y dixo : Señor don Rodrigo, si las damas la son, no han de sufrir á los caballeros que digan á la que sirven requiebros sin sospi-^ rar, que es indicio de burlar, ni ménos^se requiebren sino con sus damas; que l'amor que es chocarrero, no sospira y es parlero» Sobre esto hizo el Duque esta primera ley: Lo que está en ley sea ley Que sospire el servidor, Y si no es sosplrador. Tenga con su dama ley. Y será la que y*08 digo Que requiebro nunca diga. Sino sólo á su amiga, Sino, denle al enemigo. Dixo don Diego Ladrón : yo estoy muy ' EL CORTESANO. 349 agraviado de la mala condición que las da- mas tienen , que siempre nos muestran zufio. que nublos de piedra son zuños de mala -condición, y temiendo de pedradas huimos •de nuboladas. Respondió la señora doña Mencía Man- rique : Señor don Diego, merescen ser ape- 7ccd:: r parece mal» paes bo se usa; te- X c -!c .* .-«r.'v cue se haa de secar sus flores á '.a ^ d i^L ?oI ie mi laaott, que ya sale y di- ^.' « J «v: i,: 1 rdlomaado que ha dicho, lo me- ;.'* ^\'>:;: 2.^3bre es que el hombre sea palo rd-: s.^c;::i¿r el cuervo de los trabajos que :- .- r .* el i¿«cc iel amor» t la mujer ha de ser el r* :-*.is: rdra moderar su mal desear de los ttv :- r.^ i^siesorados que vuestro Cujndo t::r.^ ; V $: i ruesoa excelenda le parece c^^ ^o he gicado este palomando» qn'es ter.cr negocias d mando para que no se des- xn^r.ie^ !c« malos deseos de los que nos <:n*;n, ror.¿t!o én la ler que se ha de hiccr. DiXv^ el Duaue : En razón está todo cuan- t.^ hi dicho la señora doña Margarita de Perilri, que sa nombre dice: Per mita pis» cf. como diri esta sépdma ley : Por alu place U dama Que bjcn mandando manda, Pues que no •«<*«^*"^*» Mande la \faem fama. QuiefO decir, señorea, Que el mando esté en mujeres, EL CORTESANO. 357 Por moderar placeres Que gastan los amores. Don Joan de Cardona salió con otro agra- vio, y dixo : Los caballeros estamos muy , agraviados de las damas que no se quieren tener á ley, mostrando la poca que tienen en dejarse servir de muchos caballeros; y si dicen que nadi puede forzar á no ser bien quisto es muy gran verdad, mas puédense mostrar con demostraciones las intinciones^ que en la cara pueden ver lo que siente de pesar ó de placer. Responderán las damas que si no se puede atajar de ser amadas , menos se podrá excusar si l'amor les hace fuerza para amar, y páguenme de procura- dor por haber respondido lo que nunca res- pondieran; porque jamas han otorgado, que mujeres han amado. Dixo la señora doña Beatriz, de Osorio : No hay don Joan más avisado Que sólo en él paresce bueno. Si habla el suyo y Tajeno. * Una cosa me paresce decir que se ha olvi- dado, que aquello que no toca, suélelo ca- llar la boca, y es que si la dama muestra estar descontenta del que la sirve, sea des- culpada quien no consiente ser amada. 35^ £1* CORTESANO. Dixo el Duque : Muy poco, trabajo hajr de hacer leyes entre los muy bien hablados, que hablando hablan leye^ avisados. Y pues ya está platicada diréla más abreviada, esta muy importante octava ley : / Las damas que cdq ley yan. Nunca deben consentir Que las haya de servir Sino sólo su galán. Si no se puede atajar. Muestre con demostración , Que no está en su corazón Lo que no puede excusar. £1 almirante de Aragón salió con luto por la muerte de don Berenguer Merca- der , que murió d'amores por una crueldad 363 Creador ; y asimismo que siendo de mayor •dignidad que los hombres, ha sabido y 'po- KÜdo hacer que nos sirvan por custodios y medianeros, alcanzándonos gracias para ir al •cielo, que son las operaciones d'ellos. También es de considerar en los otros •cuerpos celestiales, que son el sol y la luna para alumbrar la tierra , y los signos y pla- netas y estrellas, los efectos que hacen por :8us influencias y las inclinaciones que dan á •quien debajo su curso nasce, por ser cuer- pos superiores, y nosotros inferiores á ellos, y tanto, que si por menosprecio tenemos •osar de hablar y entrar donde algún mal es- píritu está de los que sentimos por el mun- donde estaba una fuente de plata, que so- bre una columna tenía la figura de Cupido» EL CORTESANO. 365 que la representaba un mochacho muy her- moso con el arco sin cuerda, asegurando con «ste mote que en una guirnalda traía : sin cuerda por no acordar. £n el remate de la •columna estaba este letrero : Soy la fuente del deseo, que su deseo alcanzará quien d'es- ta agua beberá. Tenía en la mano izquierda un ramo de :flores, y en la mano derecha un guión real con una plancha de oro por bandera , con estos versos en ella, que muestran, morali- zando á Cupido, quién es : £1 muy grande niño de muchos señor , Desnudo con alas y nunca cansadas , Con arco y saetas de plomo y doradas, 5^men yerra le llama el gran dios d*amor. ¿Sabéis quién e- este de tanto valor? -Cupido se dice , y es nuestro deseo ' ^ue cuando codicia d'amor lo más feo. Pierde lo bueno y es todo dolor. Entonces desnudo, muy desvergonzado, Hazon le contempla, y muchos le pintan. Sin ver, pues no ve qu^es mal deseado Volar con dos alas de vicio malvado, Y voluntad mala que el bueno despintan. £1 arco su fuerza primero nos tira, Saeta dorada que toma de grado, Las otras de plomo después que ha tomado. Penando las áente quien ama en su ira. Los que se probaban en esta aventura 366 EL CORTESANO. habian de beber del agua, y ti que no se quería dar secábase la fuente, y antes de gustar dolía habian de publicar lo que de- seaban. Estando en este deleite sintieron que venían los del Mayo con gnn m^or de todo género de instrumentos, que tañe* ron en esta ñcsta. y subieron á las venta- nas para ver la entrada dellos. Venía de- lante de todos un Confaloner, con un caballo blanco cubierto de una red de oro guarnecida de muchas flores, y el Vestido de lo mismo con un estandarte de seda ver- de, broslado todo de flores, y una guimal* da en la cabeza, de lo mesmo, sobre una cabellera, y él era rubio y dispuesto, hermo- so y desbarbado. Venían en torno del» ves- tidos en ñgura de ninfas, los cantores de su excelencia cantando: Bien venga el magjo £1 Confaloner selvag^o. Con este triunfo entraron en la iiuerta del Real , y en ser delante el Duque y la Reina, el Confaloner selvagio dixo : Yo soy el Mayo, hijo de naturaleza humana, re- presentador del placer con flores y frutos, para recreación de las criaturas, que debi- litadas salen de la frialdad del invierno, enemigo de la vida humana,- y renovador 368 EL CO&TIlAirO. gentes que habitan en lo interior del me> dio de la tierra, qae ton nombradas gente de agua, que estando lo más dentro della no los mata. Habló un otra que venía vestida de una ropa toda broslada de mny lindas arboleda^ y el mote decia : por mÍ3 florestas no ma- tan calorosas fiestu. Y dizo : Yo soy la nin- fa de las florestas que lo más habito por Flándes 7 Alemania» donde las gentes dejan las poblaciones y viven en las florestaa» qne son muy arboladas» para que la furia del- sol» cuando esta en León» no pueda entrar en ellas. Cada una d'estas ninfas traian muchas ves- tidas como ellas venían» que fué cosa de ver» y oirles tañer la diversidad de instrumentos que tañeron. Levantóse Joan Fernandez diciendo : Yo quicio ser el primero que me probaré en esta aventura, y dizo: Yo tengo deseo de alcanzar que mi mujer en los dias canicula- res no tenga celos de mí» que peor es que cigarra, que en todo el dia no calla» y temo que no reviente ; y en allegarse á beber el agua se le secó, y él echó un Reniego de mi Porque me casé, Que si no me casara BL CORTESANO. 369 No me encaÜTán Por una Benelta Que nunca lo fué. Su mujer se llegó á probarse, y dizo : Yo tinch un desig, que bon profit me fáza, que «stígues en la caza, tostems mon marit y nom cazas en casa, que mi posa brasa. Quiso' beber del agua y no salió ; y su marido le dizo : ^qué haré yo, que el agua huye de vos ? Don Diego Ladrón llegó á beber del agua, y dizo: Yo tengo un deseo, que las damas perdiesen los deseos , que peores son que de prefiadas, que no les podéis negar lo que pi- den, porque no muevan, y no dejan de mo- ver, que no están firmes en querer. La fuen- te se le secó, y él dixo : Las damas le ha- brán hecho del ojo que no saliese, que cuando sus ojos tiran por la mira del enojo, tan blanco el ojo. Llegó á probarse la señora doña María de Robles su mujer, y dixo : Yo tengo un deseo, ^uc mi señor don Diego tuviese deseos de preñada de bien parir, que si no pareciese mal no le faltarían comadres y compadres para brizar, y se que le pornián por nombre don Diego Git y Calla, que no hallo qué es saber ^lan y hacerse mal querer. Respondió su marido : Si me h^go mal 24 EL CORTESANO. 37 1 de mal pensar perdió ; que sin tocar nunca es bien determinar. La Reina dixo : ¿Amigo sois de tocar? Respondió, no , sino de destocar, d'eso pues reniego yo. Señora, no me ha entendido, que de no tocar ha sido mi destocar. A otro perro con ese hueso. Dixo Joan Fernandez : Señora, si perra dizera por mi mujer lo entendiera; puix sou gos, seré yo gosa, per ser vos un Barbá- rosa ab cent mullers. Hágolo por haber hi- jos „ para mostrar que en vos se toma no en- gendrar, y no en mí. Mes val que estigam axí, que si ñll tingues de vos seria masa graciós. Dixo don Luis Margarit : Departir quie- ro estos amores d'estos señores ; probarme quiero que de un gran deseo muero. La señora, su mujer, dixo : Los deseos de maridos no merescen ser cumplidos, porque son parientes de la traición. Respondió su marido : Vuestra merced la verá, qu'el agua no me faltará por -mostrar que os soy leal á bien y á mal. Y digo que mi deseo, que ninguna me mirase porque en vos no idolatrase*. Q\x^ al parangón se maestra más la perficion, y en llegarse á la fuente se le secó. , Su mujer se le rió cara á cara , y dixo : 372 EL CORTESANO. I Cuan cierto está que no engaña la ventu- ra, vuestro deseo fué engañarme, querien- do darme á entender desear no ser mirado por no idolatrar en mí» y todo vais falsifi- cado, pues huis siempre de mí; y no fíiig qui á casa torna. Dixo la señora doña Joana Palla^^ ; Seño- ra doña Violante, amagau lo valencia, que castellans van per la térra, que per burlar de nostra llengua nos furten les peraules, j pórtenles á Castella pera fer farses ab ella, que mones son de Valencia, parlant ab reve- rencia. Dixo Joan Fernandez : D'esas monerías don Diego se ha burlado con cuentos valen- cianos de castellanos, y hánselo muy bien pagado, que burlar del burlador es de avi- sado. Dixo don Francesco : Yo quiero probar •en qué parará un deseo que tengo, y es, si he de comer un higo que me hacen en una relogía; y queriendo beber del agua se le secó. Dixo la señora doña Francisca , su mu- jer : Yo conozco la higuera de ese higo, que por esto vos sacastes en las cañas papahígo y no le paparéis ; por eso no subáis á la hi- guera que sabéis, que dicho me ha que no deja cogerse, que bajar es el subir que ha , EL CORTESANO.' 375 de perderse.. Yo también quiero probar un buen deseo en qué tiene de parar , y es que nunca os mirasen otros ojos sino los mi os, porque estaria al seguro que no seríade» borlado, pues los más hombres que se ena> moran, son de ojos burladores, que los miran,. y por ellos no sospiran, antes hacen sospirar» Que el mirar de la mujer, lo más es para bur- lar. El agua se me ha secado, vos teméis, señor marido, muchos higos y burlado. Don Pedro Mascó y la señora doña CaSi- tellana, su mujer, llegaron á probarse, ydi- . zo el marido : Yo deseo nunca ser olvidado de una valenciana y castellana , que cuan- do más y más las miro más sospiro; y prob6 á beber del agua y secóse. Dizo la señora, su mujer : Pues me ten- go de probar, deseo no desear á un Pedro tsÁb contento de sí mesmo que de mí , que no está lejos de aquí ; y queriendo beber del agua se le secó. Dixo el marido : Señora mujer, decidme quién es el Pedro más contento que habéis, deseado, que todo estoy demudado, mas no mudado en desamor, que no se muda un buen amor. Y ella respondió : Y'os lo diré, si vos me decís quién son las dos que deseáis no ser olvidado dellas. 374 El K rió, y dizo : Mirad cuáato ciegan bs celos, que os hahÓB desconocido; pues nom- bránd'oi yo Valenciana y Castellana, que sois vos, o« habeit hecho celosa pensando qiic fuetcn doi; picado habéis, no lo ne- gucií. Ella se ri6,ydix( TímNen hjbcis n 1 Don Baltasar Mercader llegó a probarse «n la aventura, y dixo: Yo tengo un deseo que pocos le tienen, de morir primero que mi mujer, porque yo me desesperarla ai ella me faltase, 7 de otra parte no lo qnerria^ porque de celos yo iría al infienio li'dtro la gozase; alargó la mano para beber del «gu y secóse la fuente. Y la seflora doña Isabel, «inajer, dixo: Yo también quiero probarme con el nisnio .deseo que mi señor don Baltauctiene,7de las dos cosas que £1 ha deseado, Iti que me- nos querría quiero, y es, que su merced « muriese primero porque nadi dVl gozne ñ por ventura se casase, que por ventnraba- EL CORTESANO. 375 bria de ser según me suele querer ; y el agua ^e le secó y sospiró. Don Luis Vich tomó de la mano á la se- -fiora doña Mencia, su mujer, y dizo : Se- ñora 9 vamos á probamos en esa aventura, •que mostrar quiero cuanto os quiero, y es mi deseo que vuestra merced creyese de mi •que después que la miré he cegado para cuantas he mirado, que topándolas voy co- mo á ciego, y perdón les pido luego dicicn- ^oles : Hag'os saber que mis ojos dejo en •casa mirando siempre á mi mujer. Dizo la seiíora doña Mencía : Tan casa- •dos son nuestros deseos como nosotros, pues deseo lo mismo de vuestra merced, que si •deja los ojos en casa para siempre mirarme, hq quedan los mios en la posada por irse tras "él ; que si en ella tengo de ver , con los ojos •de mi hija ha de ser, que no veo sino con ios de Doñana. Llegaron estos dos tan casa- •dos en su voluntad á beber del agua y no se ItB dio, que Cupido que la daba la quitó j)orque no muriesen de placer de verse favo- t«cer más que todos del amor, que fuera ha- "Cer gran sinsabor. Don Berenguer Aguilar llegó á probarse, y dizo : Yo deseo que la señora doña Leo- nor, mi mujer, me tuviese por tan buen ca- bido que no dejase cantar por casa á su cria^ 37^ iLooiTMim» da Marínsuefta: Mal catada «ao ta- que cantando le va cita caacion por nos en quistíon, que ea ler aft.Vakiplii tas castellanas, son sa-marídos. Dize la señora dofia da mal á entender, te ?a á P9v4|i^ ,. Respondió su snaridd : Q"^ :*^ ^ ^ mal sospechar, va í mal aadar ji^QPM jhüpt: Marinsueña, que debe enÉoiar fpajriiajr mal marido, y serlo he, porgue dÉl fiQft^i. cantar á otra casa; y qimicaA» blftlttiil agua, se le secó, y i mu molar Je rq|ftt^lier no se probase en eüa, que «nejado ^Q|ta¥(^ d'ella. . h Don Miguel Fernandez tnvo fof éfiimn^ que se cumpliria un deteo qae.tcailto#JF,Uar gó á la fuente á probarte» y dixo: Yo^tefltfr- go un deseo de ser muy leal en amoiat ti me guardasen lealtad , mas no te nta, qoa: mal uso descubre quien jbs confuto» faiea. sé que hablo contra mi, mas yo t¿ ífú^. obra contra nosotros en seguir y pertq{;^ir las damas á sus amadores, con este diabólia^ uso, nombrado deslealtad, que tantos quieren. cuantos ven de servidores, y á todos hacen disfavores ; y queriendo beber del agua» te^ le secó, y dixo : Desculpado so ti no teago^ lealtad^ que no quiere esta bondad. Cupido^ EL CORTESANO. 377 nuestro deseo, por seguir l'amor más feo en ]os amores, que nascen de mal amor de*' «mores* Dizo la señora doña Ana, su mujer : Buen [Hntor es mi marido, Á su placer ha pintado, Faltas nos ha retratado. Guárdeos Dios de arrepentído. Todas rhan amenaxado Que será bien combatído. Y'os prometo de no ayudaros, que bies ' dicen : Quien mal busca , presto le hallar Yo quiero también probarme en esta aven- tura, y es mi deseo que no viese lo que veo cuando me enoja, que ver mal, males an- toja ; y en llegar á beber del agua se le se- có, y dixo : Ya me temia que jamas alcan- zarla dejar de ver en amores refalsados ama- dores. Señoras, demos mala postre á mi ma- rido, que esta plática ha movido. Vinieron dos disfrazados á probarse en esta aventura, y el uno venía armado de cuerpo con unas muy ricas armas, llenas de flores esmaltadas sobre planchas de oro de martillo y en un chapeu que traia una red de oro colgaba, que su rostro le atapaba, y este mote en él traia, Miraflor de Milán» Y el otro venía en cuerpo muy bien ves- 378 EL CORTESANO. tido, como á soldado, de terciopelo canuesf, con unos ojos en blanco minndo al cielo, broslados entre muchas alas de oro de mar- tillo, esmaltadas, y en un sombrerete de lo mismo traia este mote que decia : £1 deseo siempre vela, mira y vuela. Y en ser delante la fuente para decir sus deseos, el uno que en su mote representaba ser el deseo, quiso comenzar á dedr lo que deseaba, y el otro, que venía armado, le di- xo razonando á modo de diálogo lo que oi- réis en este razonamiento : Aftraflor. Paso, paso, mi Deseoí N*os pongáis á desear Lo que n*os puede matar De la muerte que 3ra veo. Deseo. i Y qué muerte podéis rer, Que no sea más placer £1 morir por gentil dama, Que después de muerto ser? Más se vive por la £una. Ya yo sé Lo que de Leriano fué. Que murió por Laureola; Mártir con tal laureola, Que laurel d'amores fiíé. Deseo, n'os engañéis, N'os perdáis de confiado. Que do vos habéis entrado. Nunca pienso que saldréis. ¿ Y qué mal puede venir. EL CORTESANO. 379 Que no sea más vivir Morir bien enamorado ? Qac ú envida fué nombrado. Mucho más es en morir. Ya sé yo Que por lo que deseó Leandro, su linda Hero Murió de lo que yo espero, Que en l'amar se ahogó. Sir. Deseo, dejad razones. No paséis más adelante. Vos poméis á vuestro amante Por mil bocas de leones. Dtt» ^ Y qué afrenta le vemá ? Pues que más león será En cualquier inconviniente. Que el cobarde es más valiente Cuando enamorado está. Ya está visto, Que por desear Calisto A su linda Melibea, Murió del que yo me vea. Pues no fué d*eUa malquisto. ■ñCr-. Deseo porñador, No salgáis de la barrera. Hablemos de talanquera , Que -mata el toro d*amor. Des, ¿Y qué muerte darnos puede. Que muy más muerto no quede £1 que por temor olvida f Que amor mata y da la láda Cuando todo lo procede. Yo bien veo Que Sansón y su deseo Por su Dalida murió, 380 EL CORTESANO* Cuando el templo derriba Con el pueblo filktéo. Aftr. Deteo, crccdme» pnet^ Deseares giiafittifiy Mate da cualquier amig»» Si amor juega al ayedres. Da. < Y qué mate not áuit Pues Stt mano matará^ Que mnjr más es guiador £1 que pierde por amor» Cuando bien perdido está. Ya contemplo Que Achiles murió en el templ» Deseando á Policena, Que si desear da pena, Troya queda por ejem^o. Mir. Deseo, no me enojds^ Que también teméis tos parte^ Recelad de cada parte, Que enemigos hallaréis. Des, ¿ Y de qué parta vemán? Sé que no nos matarán Si de nuestra dama ^enen^ Que de muertos que nos tienen. Poco que matar hallarán. Bien sé que avino Que por desear Tarquino Á Lucrecia su romana, £1 quedó muerto en Toscana^ Que de Roma huyendo vino. Mir. Deseo, ya podéis ver ' Lo que nos puede seguir. Si vos n^os dejais regir. Yo no me podré valer. Des. ¿ Y qué seso bastará ? •EL CORTESANO. 38 1 Quien tal dama mirará^ Qr»t se pueda regir más, Pnct que tú mirado la has, 52uien la vio la deseará. Calla, pues, f^e amor pasa todo ames. Si con esta dama mata. Nombrada Margarimata, (¿ue en tu nombre está quien es. Pues nombraste la dama que has nom- l)rado9 no se puede excusar el desear que hasta agora t'he rogado ; hícelo porque mos- trases la razón que tengo yo de siempre ser •de quien yo so ; y así deseo lo que tú de- seas, nunca estar en libertad, que pueda te- ner deseos sino de servir á la señora que serle -SU servidor hace ser muy gran señor. Alar- ^ la mano, y el agua se le dio, y Cupido le habló desta manera : Miraflor de Milán, 4Í yo te he dejado beber del agua desta fuente -del Deseo, ha sido porque el Cupido que yo repq^sento me apáreselo esta mañana, y me >dixo que no te negase el agua del Deseo, pues deseas en los amores para merescer favores, y que no te niegue cuanto me pedirás, pues tan bien deseado has. Toma esta carta que me dio para tí, y mira lo que mandas de fiíí. Con lacato que se toma una carta real Ja tomé y le sopliqué me dizese por qué . 38s u. ooKTEUjto. habia negado el igui en Kl¿ poia doeu De la menna hennonra. Hable un manjuá, dígalo Quien a ena Madilena , Pues que lo sací de pena La pcaa que día I* dio. EL CORTESANO. Toma v'rvo te lo do. Para una doSa Leonor, Qu'es en todo tanta dama , Y Gualvez, qu*es en la íkma Con las de mayor valor. £s de tanta perficion , Como en ella se verá, Si viene otra rdna Sabba Para ver su Salomón. Toma vivo te lo do. Para doña Ana Mercader, Pues con su mercadería A todos abatiría , Y no para abatidos ser. Todos s*abaten en vella, Nadi deja de servilla. Aunque perderá la silla Quien irá encontrado d*ella. Toma vivo te lo do. Para tres puertas al cielo Que harán perder de vista. Si no es águila la vista Que las mire d*este suelo. Adevínelas , señor , Que la segunda es muy lind?, Mariángel , Cathalinda , Joanamor. Toma vivo te lo do. Para una matadora, Qu'es en todo mucho bella, Quien dirá quien fuere d'clla. Sano era, mas no agora. Aunque cierto yo diría Ou'es contraria á su nombre , EL CORTESA .0. 389 Y en ella no sanaría. Toma vivo te lo do. Para doña Theodora De Carros y de Artes , Que de tan gran arte es. Que á las damas enamcmi. Porque no es poco saber No matar envidiosas y Que son las menos hermosas . Delante su parescer. loma vivo U lo do. Para una aragonesa D* Aragón y de Casada , Doña Francisca nombrada y Que era toda gentileza. Dígalo quien lo dirá, Qu*es su don Juan Valterra , Que no está debajo tierra Quien bien enterrado está. Toma vivo te lo do. Para dos de gran blasón , Doña Mencía, doña Ana, Quien d*ellas muere no sana, Madre y hija entrambas son. Son de hermosura tan bella. Como no tiene respuesta. Que no paresce ser fiesta Si las dos no son en ella. Toma vivo te lo do. Para las tres saboyanas De la casa de Saboya , Que quien menos vea y oya Las dará por muy galanas. Todas son tan 'angeles, De hermosura valenciana, 590 EL COaTBSANO. Dofia Bcatris y Doñana, Con doüa Frandica tres. Toma vk» te lo do* Para una Donata Blancí, Qtt*es de moy alta canda, Que filio fuete canda, Casaria mU galanai. Iñan degoa tras ella. Pues naació debajo estrella Para siempre ettnlla ser. ^ Toma vkfo te lo do. Para una ni cufiada. Mujer de Blanes, su hermano^ Que no le darán de mano De graciosa y avisada* Pues que tiene tsl ariso, Qu*el espgo en que se nün, Tras so marido aospín, Pues en él Te «n Narciso. Toma vkfo te lo do. Pan quien nada le falta Que pueda tener , seflon. Que un Milán voló en buen hora , Por volar garsa tan alta. Sepan , pws, qu^es esta dama Doña Joana de Cardona, Que muy caro da penona Que tíene mocho de fama. Toma wvo te h d»* Para una linda Pallas, Con un Margarit casada , Que por servir no da nada , Que servirla es por demás. Porqu*es escupir al cieloy EL CORTBSANa 39 1 Que se vchreri i U cara, Pues es cosa mucho can Lo lili precio en este suelo. Toma vkfQ téh d$. Para una d*este lón. Que sm hottn á nadi da , Que no es como Dalídá, Aunque es mujer de Sansón. Adevinénmela» pnet. Que entre todas damas cabe Que don Pedro Sans lo sabe» Pues que so medalla es. Toma wvo te lo do. Para doña Beatriz Vique, Pues es dama tan de ver, Que de quien no debe ser Por demás es que repique. Tiene pacto con ventura, Que tema della contento , Que muy gran merescimiento Tarde para en desventura. Toma vivo te h do, 'Para dos lindas Violantes, Madre y h^a son las dos. Que mucho deben á Dios, Pues que son muy importantes. Pallas serán y Pujadas, Pues que suben á tal alto, Que daría mortal salto Quien siguiese sus pisadas. Toma vivo to' lo dú. Para tres de muy gran vuelo, Garzas son estas Garcías , Que ú viviera Macias, Muriera tras este vuelOt EL CORTESANO. Doña Joana lo dirá , Villarasa , linda dama , Que si tal señuelo llama , Qualquier ave le verná. Toma ví-vo te lo do. Para una qu*cs el norte De hermosura en el amar. Estrella del navegar, Guia del galán de corte. Doña Joana Jofre es ésta, De los cortesanos guía , Que estrellas á mediodía Hace ver á quien le cuesta. Toma vivo te lo do. Para tres lindas cometas Que sacan rayos de fuego , Quien los mira queda ciego D^estas lindas FenoUetas. Cuando se muestran en fíesta Señalan caso de muerte, Para el de muy mala suerte, Que con ellas no hará ñesta. Toma vivo te lo do. Para dos que están vecinas. Que la una es milanesa , Y la otra es ferraresa , Muy hermosas clavellinas ; Pues que son d*ellas claveles , Dos que son mucho de ver, Un Milán con un Ferrcr, Que parescen dos joyeles. T"/>»»»/7 ntiiin tp lo no. EL CORTESANO. 393 En este lugar quinquisera. Dícese doña María Sanoguera mucho bella, Que cualquier dirá por ella^ Por María yo amaría. Toma vkfo te ¡o do. Para una doña Joana Que la gracia está en su nombre, Vida y muerte dará al hombre De Vilanova y galana. Es de muy gran hermosura, Hija del Rey del amor, Pues da vida al amador Que le da la sepoltura. Toma vivo te lo do. Para dos cuñadas bellas Doña Esperinca. Despcs, Qu'el oro y ruchicler es, • Con doña Joana Centellas. Son la más bella cadena Que s^ha visto en los nascidos, Pues que tienen sus maridos Libertados y en cadena. Toma vivo te lo do. Para una Castellví Que nombran doña Rafela, Quien tras su castillo vela, Mejor vellador no vi. Fortaleza tanto bella Nunca se podrá ganar. Porque no llega el amar A tomar almena della. Toma vivo te lo do. Para quien valen por ciento Que siempre serán nominadas, *5. EL CORTESANO. Ejemplo y paz de cunadas Por su gran avlsamiento. Doña Castellana es una, Y el otra doña Violante, Que de poniente á levante Como ellas fué ninguna. Toma vivo te lo do. Para doña Dorotea Pellicer y de Scribá, Que bien para mal le va. Pues no es matadora fea. Es de tal arte sabida, Que no se puede atinar. Que sabe también matar, Qu'en la muerte da la vida. Toma vivo te lo do. Para una linda Cardona, Paloma del alto cielo, Que siempre la veis al cielo, Pues del cielo es su persona. Un Milán, gran volador, Por ser alto su volar. Se vinieron á cazar, Que no fué caza mejor. Toma vivo te lo do. Para tres Borjas Joanas, Que Joanas son y Boijas, Sayas traen con alfotjas De mil gracias y ademanes. De sobrinas tienen talle Del gran Honorat Joan, Qu'es el más gentil galán Que se vio de sala y calle. Toma vivo te lo do. Para una doña Luis:\ EL CORTESANO. 395 Penarroja y de Pujadas, Que no teriii malas hadas Quien por ella tenga risa. C Guiy de quien han llorar, Porqu*es dama tan en todo, Qpe en servirla de mal modo» Luego puede comulgar. Toma tnvo te b do» Para una doña Mencía Margarit y de Mascó, Quien á tí no te buscó Todo bien desmerescia. Más linda que Cleopatra, De las más lindas que vi, Por idolatrar en tí, Muerta estás por idolatra. Toma vivo te lo do. A doña Agraida Parda, Y á su hermana la Rubina, Que con su doña Agustina Danzarán alta y gallarda. Porque son tan altas tres, Y de tanta gallardía , Que baja no danzaría Quien danzase con sus pies. Toma vivo te lo do. A las lindas escribanas Que están siempre bsgo velo. Como imagines del cielo , Aunque estén á sus ventanas. Ellas y Vilaragudas Gustan de cualquier que pasa, Pues el gusto más traspasa De las más bellas y agudas. Toma vivo te lo do. EL CORTESANO, Para doña Madalena Sanoguera y de Pujadas, Que en seguille las pisadas, Será gloria toda pena Es de tal contentación Todo lo que veis en ella, Que lo que no fiícrc dclla Todo es descontentacion. Toma vix/o te lo do. Para un^ gentileza, Que en su cruz no morirá, A quien crucificará Si es Andrés de tal Andresa. Cuando se nos mostrará Veréis si digo verdad. Que ciega va en claridad. Voluntad que ciega está. Toma vivo te lo do. Para aquella muy galana, De don Diego Ladrón hija, Qu'en la gala poco aguija Quien no va tras doña Joana. Qu*ella tiene por legado Que su padre le dejó, Qu'el galán que la sirvió. Quede por galán marcado. Toma vivo te ¡o do. Para otra Doñana Vlque, Que de Betera es señora. Que de todo se «uriseñora Quien no halla le replique. Que yo le consejaría No viese á Margarimata , Q i'es Margarita que mata, Que también la matiria, EL CORTESANO. 397 Toma vivo te ¡o do. Pan una doña Marqueta, Qu*e8 Condesa d*Almenara| Que le huirán la cara, Si no es mi gran milanesa. De la cerda de do Tiene, Cuelga luego al que la mira, Que por mucho que Mspin , Mucho ménoe TÍda tiene. Tima vivo te ¡o do. Para tres lindas Vidalas, Que la una es Aguilar, Águilas son en volar , Que muy altas van sus galas. Guárdeme Dios el Milán, Aunque ya guardado está , Que la garza muerto le ha , Que mata todo galán. Toma vivo te to do. Para un Ángel y Angela , Devinen quién puede ser, * Que sin ver se puede ver Qu*en ser Ángel se verá. Y es el Ángel su marido, Adevinénmela pues, Esa dama Borja es, Que á los dos he conoscido. Toma vivo te h do. Para un otra su hermana , Que bien la conoscerán , Que en su gracia la verán Castellana en valenciana. Es de Boija y gran saber, Y en todo gobernadora. Pues gobierna esta settora EL CORTESANO. Un gobernador Fcrrer. Toma vivo te lo do. Para una Alpont^ y Parda De mi parte tú irás, Y en llegando le dirás Fuera, fuera, guarda, guarda j Aquí traigo un motecillo. Miren bien lo que diré , Y es esto que cantaré : Motiana en el castillo. Toma vivo te lo do. Para dos lindas que vi, Que son para más que tres, Que la una Parda es, Y la otra es Castellví. Adevinen la canción , Pues no son desconoscidos Los nombres de los maridos, Que ellas Vilanovas son. Toma vivo te lo do. A doña Laudomia irás. Que un galán dixo por ella , Ésta es cierto la más bella Qu*en mi gala vi jamas. Ésta remontó mi corte , Por ella sé qu'es amor , Laudo mia sorte amor. Laudo mia sorte. Toma vivo te lo do. A una que fue y será Doña Marquesa de Heredia, Que su gala fué comedia Que jamas enfadará. Porque puso ley en gala Para hacer un servidor, vivo » ;« -^^^^^^^^^^m Pin uní 1 doai ^^^^^^^^^H De Robles , que rebles ioa ^^^^^^^^^^^I 2u=, ^Olglt, iti un ladrón. Cu«. [lia 50 b lo podía. El mayo r ladrón ha sido Don l'oes Diego queíó Ladrón d'ellj ; colgado en velb. Yell jd'cT Tme ■Live » h d». Pa rauíu 1 doñaRaphela, Que, IcAli nimia fué mujer. Ouei "'""quefudaj.cr. Que i .lempt Nu incp ei n gala puso dsma, CUE» ,i q.«= ren baduF Una. jam.i singular Dcil ipla román crisma. risa u h ^^^^^^^^^^ A Dofiai ^a MompiUl., j^^^^^^^M Som el Petrarcha la «ieR^^^^^^^^^^H Pues lencianos en Castilla, como vuestro padre 4on Luis Ladrón de Castellanos en Portu- gal, que es oñcio de lisonjeros, que por él vos podrían decir don Diego lisonjero. Dixo don Francisco : Joan Fernandez, pues vos os habéis vengado de don Diego en apodarle á cinfoynero, yo le apodo á mel- cochero, que se hace pagar mala miel por buena á los que no tienen gusto , como se «iguió en Portugal en etfte cuento que oi- réis : Un castellano melcochero iba ven- diendo melcocha en Poitugal diciendo ccá la buena melcocha , á la buena melcochai>, y. un portugués díxole : Melcochero castelau, nan dezis ben, que sendo os castelaos suzios, muito mejor diréis, que ellos hablan dado para hacer reir, y ansí fueron puestos en sendos asnos á caba- llo, de la misma manera que hablan voltea* do, mostrando sus desvergüenzas, y mandá- ronles dar cien azotes por paga á cada uno, y el pregón decia : A los desvergonzados^ sean en sus desvergüenzas azotados. Por donde se puede entender que á todos los. que hacen, ó dicen, ó piden con desver- güenza, es bien pagalles con la misma mo- neda d'esta manera ; á los que hacen algún placer desvergonzadamente, sean pagador con desvergüenza como éstos fueron, y á los- que dicen desvergüenzas para hacer reir^ EL CORTESANO. 409 desvergonzarse para hacelles llorar; y á lo» que piden con desvergüenza lo que no de- ben, no dalles nada, y decilles lo que ya diré á vosotros , y es esto : Viendo la voes^ tra se pierde la mia , que con la poca ver- güenza que me habéis moteado, os he res- pondido. Dixo el Duque : Qué os parece, mastre Zapater, qué buenas lanzas han corrido es- tos caballeros cortesanos, y cuan poco se han corrido de los apodos que se han hecho, mostrando la severidad que los avisados han de tener para mostrar que ni en las burlas ni en las veras deben salir de seso, sino es- tar siempre en consideración, para bien res- ponder y obrar en todo lo que conviene, como mostró Julio César en su primera edad, que siendo de la parte de Mario, fué preso de los contrarios, y traído delante Sila. Y rogándole todos que lo soltase por ser muy mancebo, respondióles : jOh caba- lleros! ¿'para qué rogáis que yo dé libertad y vida á quien muestra su presencia, qu'es para dar y quitar libertades y vidas ? ¡ No veis vosotros que en él hay muchos Marios? Yo haré lo que me rogáis, sólo por mostrar que tengo tan poco miedo de Mario como él muestra tener de Sila. Vete, Julio César, y dirás á tu Mario que si te he dado la vida. 10 EL CORTESANO. s por tener muy poco miedo á los que le :)arescen á él. Palabras fueron como de tal v^aron, mostrando lo que debe hacer el hom- bre sabio para mostrar ser fuerte ; que en nin- guna ocasión contraria , ni en burlas ni en veras , muestre ser vencido. Mastre Zapater : Señor, parésceme que no se puede decir por vuestra excelencia lo que dice nuestro valenciano : Qui la es- plana la gasta, pues ha declarado tan bien las burlas d'estos caballeros cortesanos, que ha mostrado el fruto que se debe cpger de los que echan flores por la boca ; y ú los que leen y oyen razones avisadas, no gus- tan de lo que vuestra excelencia ha gusta- do, no muestran entender lo que leen y oyen, que si lo entendiesen, ó trabajasen de entendello, haríanse avisados, que muchos lo serian si quisiesen ; diránme algunos que no hay quien no quisiese ser avisado, mas cor mo sea don de Dios, él lo da á donde quie- re. A esto les respondo con lo que dice el Papa á los judíos que le están esperando con sus cerimonias, cuando vuelve á Roma de la coronación que le hacen en San Joan de Letran , y son estas palabras : Lex ves- tra est bona , sed est male intellecta, Dicién-r doles, vuestra ley es buena, mas es mal en- tendida de vosotros. Así se puede decir á EL CORTESANO. 4I 1 los que dicen que nuestro Señor Dios da la gracia adonde quiere, verdad decis, mascn- tendeislo mal si creéis que si á unos da gra- cia especial de sabiduría por nacer debajo la estrella que nascen , ó por lo que á su Majestad le place, que á los otros no la da- rá. Esto es muy gran error, porque Dios tiene prometido, dicho por su boca, que á ninguno dejará de dar gracia y gloria , que trabajará de alcanzarla haciendo buenas obras ^ con que nadi se confíe que por sus propios merescimientos meresce el Paraíso, sino por virtud de la muerte y pasión de Jesu-Christo, nuestro redentor. Gilot : Señor mestre Sabater, puix axí es <:om vos dieu, yo bem puch salvar vivint ab ma amiga Beatriz si fas bones obres. El canonge Ster : Demonium habet ; y es ]o dimoni la sua Beatriz, que li deu preicar «sta taulegia, que vivint amigat pot anar á Parays ab k> diable al eos. Gilot: Blasfemavit, que ma dit que yo tinch lo diable al eos tenintlo ell en la gepa, ■que si per Beatriz ho diu , no te tall de dia- blesa com la mare del seu corbinet Ster, que cascunani la lloguen pera bailar ab los dia- bles de la roca de intern. El Canonge : ¿ Nos pijor que cada nit es llogue la tua Beatriz , ó farsatriz pera bailar 412 £L CORTESANO. t vestida con á heme en la farsa de Lope ¿kí* Rueda, y tornát á casa ab lo porro l4é4i, oli per paga, com á beata almofnera? Gilot: Senyor Duch, ¿pera que t^iOft) aquest tartugot? nous entraré mesen casa^slf nol llansau á la gola del valí, 6 donaolo^f^ bachiller Molina que vaja a Castella ab-el^. que per los hostals del camí guanyaiá'i dif»^ ner diner, mostrando; dient que es lo diabk:^ de Viterbo, y fará millor guany que ab kts medalles que amostra. Molina: Gilot, nunca creí tanto como* agora que un loco hiciese ciento, que saca* do me has de donde estaba escondido pam escuchar lo que en mi vida he oido ni visto como agora, que en banquete tan bien ban- queteado, todos estén tan firmes, que ni|w guno ha perdido los estribos ni la silla, sino el canónigo, que te los ha hecho perder en tocarte á Beatriz; y tú en tocallc á la ma-^ dre de su hijo Corbinet Ster lechas hecho perder su silla giba, que no se la veo á cues- tas , según anda derecho en disparates. El Canonge : Gilot, ara tens sabata de toa peu , lo diable te ha fet tocar esta cigala que pera tots ni haurá, que per ser tan gran char- rador, en casa de mestre Sabater li han po- sat nom lo bachiller Cigala. Gilot: Canonge, armeuvos los dos contra 11, posauvoí de espatles servirnos hi per ídella h vostra gepa á ' i-os y á mf, : ,■ yo ti- srvos he per llcu, y n ,rme ab 1 la gepa nrodellat, y ab les vosi :res ]!euhade5 farem n corro de bous, y la bo u será M alfarás, patge del mal recaudo. Molina: Señor Duque, grandes humores se 5on movidos aquí con mi venida; vuestra excelencia calle y mire, y pángase en talan- quera porque no le dé algún liviano d'estos pondió el duque de Caidona p^mio^ gf^ entrando por un corro de torft, fiia jpfr A se hacia en Valencia, ymo un bneti^ vio- lando de los que suelea volar en taleí Ao^^ valencianas, y dióle en el rostro, y dbp^ : Per alcri me ha pres lo Íleo. Así j>Qedp j|> decir; lo que más d'esto siento es ^o^ éa excelencia se haya reido de lo que habla «.^ castigar por holgarse /más con Gilot ^^ae conmigo, por parecelle mejor sos ktias^pte^ las mias, y á esto respondo con este cuenco que diré : Un señor de Italia de casad<^^Co- lunna holgábase mucho de tener truhanes 7 locos en su casa, y tenía uno como Gilot muy desvergonzado y atrevido, y reprendiéndole un ñlósofo por ver que todo era de locos 7 muy poco de sabios, trabajó mucho de t^- ncr en su servicio al Dante; y por no sip: este Colunnes dantista, sino truhanista, el truhán era muy favorescido y el Dante muy olvidado, y estando muy arrinconado y siem- pre mudo al rincón de una sala donde aquel dia se hacia gran ñesta, el truhán diciendo y haciendo muchas locuras para hacer reir. EL CORTESANO. 4I5 traía una ropa muy rica á cuestas que su se- ñor le habia dado, y pasando por donde estaba el Dante, díxole burlando del: Qui sa far el bufone e rico garzone. Respondióle el Dante : Quando io trovero un signore si- mile á me , como tu hai trovato simile á te, saró rico. Gilot: Sénior Duch, bonalansha pegada aquest Bachiller Cigala. Duque : Gilot, á tí te lo pegó, que á mí po- co me tocó, que por divertir locos se pueden sufrir, qu'es muy grande enfermedad estar siempre én gravedad; si no, dígalo Molina cuando muere su harina ; a donaires y razo- nes mostrando por los mesones las medallas que ha llevado; y en habelles acabado de preicar, él se convida á c^ar con el má& embaucado, y queda bien aposentado de me- sa y cama. En cada lugar ó villa hasta llegar á Castilla. Y es muy gran sabiduría la bue- na truhanería ; pues mejora al decidor, y da placer al señor, si no queda por refrán que el señor es el truhán, y el truhán es el señor. Gilot : No he oit cosa que millor me do- nas á les orelles que lo que vostra excellen- cia á dit pera que tot hom vixca, lo albarda pera que no muirá de fam , y lo~ señor del mal de grave tat. Mas ab tot azó en son seni esta algunes hores lo canonge Ster. 41 6 IL CORTISAKO. El Canonge : Mas no caant toca lo tea relonge. Gilor : Habieu de dir ab lo vottic bstalL Malfaras: Señor Canónigo : Rasen tiene Gilot ; puet no le dejaste» acabar la naon que comenzado había. Paretcíttesme gato «arpador, que con la zarpa quita la carne de la boca del perro, como el otro dia. noi hizo reir a todos los pajes estando ¿k-.me- ta, que yo llamé al perro del codnero que «•taba emprisionado en la cámara de la se- fior dos días habia, por haberle comido aa comida y y soltéle porque moría de haapbttt y díxele : Sírveme de paje, y darte he á ce- nar; y estándome delante rabeando de ph- «er, como el Canónigo estacón el rabo de 4U loba delante^ la señora dona Hicrónima, trujéronme un buen pedazo de camero ain cortar y y antes que yo le tomase ya le vi en la boca del perro, y un gatazo como el Ca- nónigo que le estaba detras, tiróle un zar- pazo y quitóle la meitad de la boca, y dame á mí con el otra zarpa en las narices porqne no cobrase mi carne , y fuéroñse huyendo hasta la cámara donde cenaba el secretarlo Sis, y yo tras ellos diciendo €i los ladrones del gato Ester y perro Gilot]», que me han hurtado la cena ; y tomárnoslos, y el secre- tario dio la sentencia que cortase la nariz al BL CORTESANO. 4I7 perro Gilot y el rabo al gato Ester. Lo uno está por hacer, porque el perro es amigo mío, y lo otro esta hecho, que no sé quién ha cortado el rabo de la loba del canónigo Ester. El Canonge, Habit de Sempcre, ¿c6m se poden comportar aqüestes tacanyeries; que vajcn per ací taya rabos? Ais potreros de mules se comporta azó, que nos faria sino davant vostra ezcellentia, que toe so riu. El Duque, Canónigo, n'os enojéis, que yo ^s daré otra loba mejor, y será la sefíora doña Hierónima, pues ha sido loba en esco- ger á vos por servidor. El Canonge, Vostra excellencia per pa- bil de ciri de morts me deu teñir, que es- pabilant me van ací,'ab les ullades que con- tra mí li veig fer. Nom tinga ningu per pt- bil, que nou so, niu vull ser, com alguns •ques dezen espabilar. Gilot, Señor Duch, bomremey, sino vol ser pa bil, fiavil pa, que pijor.es que de cen- teno. Joan Fernandez, Sefior Canónigo, Gilot dice bien, que porque no os digan pabil, os •debéis dezar decir vil pa. El Canonge, Yo so content, si vos aca- ban ab It señora doña Hierónima, vostra múller, que menje de mí. Que los caballers »7 41 8 EL COKTttAMO,: que fan lo donos, ab cobles j cuentos y gis- ics de can poca vergonya cota vas feu, toc» parent en ser alcabots de ta muUct; si na digau lo cuento del porch cspf, y lo del armat, que molt á costa vos ira y della fcren. Juan Fernandex. Mira qué tacha, que te- niendo bandos mi mujer conmigo me ar- mase yo; Y escando [ras una puerta de una cámara armado y desnudo, entró en buíca mia diciendo : Adonde es este traidor de mi marido. Yo dfxele, hélc aqu( cómo os espera; y ella djó voces diciendo : Donei, correu, que mont marit es tornat orat. Yo dfxele mira cuán endiablada y brava sois, que tengo de ir por casa siempre armado para valcrme con vos; y ella tornóse á reir y dísome ; Axous val, que yous agüera mort, sius trobara desannat, y JiícímiMp*^, El Cavenge. Lo .mal no eatáén fero, úiu»i en diro, que be >é yo que les donei brarcv lo marit ben armat les amansa, y ávoltetnot basta quien ha menester algún compuTO,. que si me portaba mí, yous poiarc tanta. pau en vostra casa, que li poran dirlo tcxn- plum pacis com lo deis Romans. yoan Fernandez.. No entraréis vos en este templum pacis que decis, dno como salió un truhán que habia entrado en acha- que de hacer oración á la diosa de aqucL; EL CORTESANO. 4I9 templo, y halláronle con una moza, y man- daron que anduviesen ella y él desnudos por Roma azotando el uno al otro; y él, cuando le daba, le decia : TofMy vivo te /# ' do y y ella á él: Toma , porque se cansó. Y si queréis veros en esto, yo tengo en casa una mozuela de Logroño, que por mucho que le digáis toma vivo te lo do, ella os respon- derá toma porque se cansó. El Duque. No riamos más, que piensa reventar; las doce dan agora; vamonos á reposar, y no falte nadi de los que estanios aquí, que la máscara de Malfiírás, de Ios- griegos y troyanos, es cierto mañana á la no-^ che. Acudieron^ todos el otro dia en el mismo lugar, y el Canónigo Ester estaba en unt ventana aguardando á la máscara para dar aviso al Duque, y dixo : Senyor Duch, puir me habe fet Monjuhí lo de Barcelona, ja he descubert los cuatro galeons galans ab> la conserva que tostemps porten de les qua- tre galeres, que per la capitana, que es 1» señora doña Hierónima, he dit galeres, que vol dir galán eres. El Duque. Canónigo, por vos se puede decir, no con quien r asees, sino con quie» pasees. Nacistes catalán y habeisos hecho galán sirviendo la señora doña Hierónima^ 4S0 EL CORTESANO. que de aquí en adelante os haré nombrar mosen Hierónimo Ester. El Canonge. Señor , á la darrería 70 exiré y ab una neboda de una tia. Doña Gracia, En verdad que no tenéis razón de quejaros , que motes de damas fa- vores son. Si no dígalo don Diego Ladrón» Don Diego, Señora doña Gracia, el Ca- nónigo me parece que ha venido á trasqui- lar y queda trasquilado, como carnero sardo- de cuatro cuernos, que de la tisera queda bravo , que no hay rodela que lo espere ; si me empresta la que trae á cuestas , yo le es- perare. El Canonge. Don Diego, Esperaume ab lo broquer de roble queus ha portat vostra muller, y sil vos pase, restar vos han loa. corns del meu moltó per Uesió, y á Dea siau». 422 EL OOÉTBSAMO. que allá en la sala tindré camp k ▼oMii gala. . -«> Don Diego. Dalde grítm, ptjeé; ddíe- grita : Al lobo, al lobo, gibt!gabk| ItiaÉilt- ñestas, tartugote, carnero sardo, gorihii '■■■ ■f" pelado. , El Duque, ^Qaéesestb, Ctnádfó? |{|ií griu es la que siento? iQ6mo wtaút asodilc» . de color? El Canonge, Senyor, yo yt esticb, C0BÍ€ roba pelada al coll de corredor » 'que tdt hSil - me corre y fa menyspieti de mí/per ciÜI- xer en vostra excellcncia quey pi«li^^lüL puix sen riu. Lo diablc me ha fet Qi0mi% escaramusa vaix, que tots mthan pifijit % vergonya , hanme avisat los patges com i go- . :sos, que si non foradevotde'sentaf^itéMÉy ' me haguerent rosegat. Yo'm vull retraúrcíeti . la mía cambra y exiré désfresat com á ira- re ab la máscara que vostra excellencta ittíe ha donat, y nom descobra, que vull aguay-" tar a la senyora dofía Hieronima y á mon TiOr ya ; envidiado de Alexandro Magno por 1^ pluma de Homero, que muy altamente 4e: sus hazañas escribió. Mire las más fuertes )r ricas armas que se han hecho fabricadas de: Vulcano. Y el mote dice.: Las mejores que se hallaran si á Policena armaran. Este que agora viene es Ajaz Telamcm,^ griego , hijo de Hesiona , hermana del rey' Priamo , y la que Hércules Griego robó de Troya. Fué tan fortísimo en armas, que pu- so espanto á Héctor cuando los dos coniba- , tieron y se vinieron á conocer por primos ^ EL CORTESANO. 43 I hermanos ; de quien Héctor, siguiendo el costumbre antiguo, tomó el Baltheo, que es^ el militar, y él le dio un cuchillo que Ajaz. se mató con él , porque los griegos, deman- dando Ulízes y él las armas de Achiles, des- pués de muerto, las dieron al tímido Ullxes y las negaron al muy temido Ajaz. No sin gran propósito debe traer sobre las armas aque- líos animales que la hembra mata al macho al engendrar, y los hijos matan la madre al nacer, que son víboras. Oya el letrero lo que dice : Víbora es mal parescer; lo que muere al engendrar, mata al nascen Diomedes, el muy valeroso y sabio griego,, hijo de Thideo es éste que ve , que después de muerto Achiles y Ajaz era el más va- liente y osado de los griegos. Mire qué ri- cas y bien invincionadas armas que trae,, con muchos ojos cerrados por todas ellas. Y el mote que dice : A ojos cerrados se han de mirar cuidados. Ya que todos Tueron entrados , estando donde habian de combatir, hecha que fué la señal , vinieron con muy gran saña una para el otro, el rey Priamo, troyano, y el rey Agamenón, griego, y en haber rompida sus picas pusieron mano á las espadas, que gran espanto ponian los golpes que se da- ban , y el Duque mandó señalar al trompe- 432 EL CORTESANO. ta porque las damas hablan perdido la color -de sus caras de la ferocidad dellos, y cesa- ron de combatir. Luego tras éstos vino al palenque el iñ- vincible Héctor, troyano, con muy grin braveza contra el ferocísimo Achfles, g^e- go, y diéronse tan grandes encuentros de |>i- cas, que la tierra que pisaban teníblába; y poniendo mano á sus espadas , sallan tin grandes centellas de fuego de los es|>aiitb- sos golpes que se daban, que las dáiiíts, 'de temor de ser abrasadas, sénálaroh al Du- que , y el trompeta señaló y tesaron 4^ «combatir. Vino como un bravísimo toro agalochaSo al palenque el rey Menalao, griego, mili- do de Helena, contra el muy fueirtc Párii» troyano, que lo esperó con más ferocidad -que ira, por tenerle su mujer, que el agrá- viador debe ser defendedor.' Rompió Ment- lao las tres picas, que bien mostró estar pi- cado, y daba tan fuertes golpes, que Páris se desapiadó; y viniendo á las espadas, hicie- ron tales cosas, que si elimo mostré» ser her- mano de Héctor, el otro peleó como Achi- les; pues la mayor parte de las lumbres se mataron del aire que movian los grandes golpes que se daban. Señaló el trompeta, y ¿Icombate dellos cesó. la honra no tener respeto i pa- cra Trohilo, troyaiio, y Ajaz Telamón , griego; diíronsc tan grandes gol- pes de pica, que Gilot, de gran miedo, se echó á los pies del Duque, y diio : Señor, Uansau diablci de vostra casa, que axó no aon homes. Y el canónigo Ester se puso en las capaidas de Ja señora doña Hicrónima, y dÍJtole : Señora, nos troba al cor sino aun lo te l'amor; y viniendo á las espadas, tan grandes fueron los golpes que se dieron , que Héctor dÍJto : No pelean como primos aunqje son primos hermanos; y el trompe- ta señaló y dejaron de combatir. Los postreros fueron Eneas, troyano, y Diómcdcs, griego, que del golpe de la pri- mera pica dio con la rodilla en el suelo, y á la segunda que rompieron, Eneas perdió un paso de tierra, y á la tercera pensaron caer. Pusieron mano á las espadas, y los golpes fueron tales, que de temblar todo aquello, algunas gorras, que damas traían en las cabezas, cayeron. El Duque mandó seña- Jar al trompeta y dejaron de combatir uno contra oi tros al palenqu e, y de la gran furia dieron c. on ¿1 en tierra , que temblando cs- taban lai i hojas de los árboles. El grande 434 ^^ CORTESAKO. aire que levantaron del combatir, la inayor parte de las lumbres mataron; las damas te^ pusieron detras sus caballeros; el Real peB«- saron que cayera del terremoto que smtie- ron, que paresce que el mundo scIiiukÍui, de la cruel batalla y grandes golpes que 8& daban, que jamas sintieron el trompeta que señalaba que cesasen ; y estando en esto te pararon como encantados , porque entr^ Apolo tañendo con su citara, que compu- so para representar á la dulce armonía qne los siete cielos de las planetas hacen. EUte- fué un gran sabio de Grecia, y el primera que halló el arte de la medicina; tuvo un hijo que se decia Astrolapio, que amplió mucho esta ciencia ; murió herido de rayo^ celestial , y la gente bárbara quemó todoa sus libros, y de allí adelante no quisieroii más medicinarse, creyendo que Dios le ha- bia muerto porque daba veneno mezclado con la medicina , y por esto no la usaron por tiempo de cien años, hasta que Athana* ses, rey de Persia, que fué docto en ella, la resucitó. Este Apolo fué aplicado al cuar- to planeta, qu'es el sol, después de muerto. Entró en esta fíesta con la ninfa nombrada Syringa, que tan dulcemente cantaba, como él con la cítara tañia. Fué de tan gran sua- vidad esta música por lo que representaba BL CORTESANO. 435 y los efectos que hace, que hizo cesar la gran batalla de los troyanos y ^griegos. Re- presentaron á Syringa y Apolo muy al na- tural dos grandes músicos , que cantaron los romances que oiréis, y el primero es del rey Priamo de Troya , que es este presente ROMANCE. ¡ Oh buen Priamo troyano^ Ktj de los fuertes troyanos, Héctor maestra y sus hermanosi Tales hijos de taj^^re. To mujer, y d*ellos madre^ Se volvió perra ladrando,* La noche que vio quemando Troya con todo tu estado. Cuando te vio degollado De manos de Pirro el griego, Que bien era griego niego. Pues con agua más ardía. Lágrimas todo lo vía De tus hijas y troyanas, ¡Oh entrañas inhumanas De Pirro, perro cruel! Llevarate en Grecia con él Para más honrado ser, Que no trioniá el vencer. Vencido de crueldad. Reinó tu pro^ridad Cincuenta dos a&oe vida,. Hasta ser Troya perdida Con tu corona real. 43^ BL CORTESANO. De dolor que das señal , Que no hay persona alguna. Que no llore tu fortuna, Y á tu Héctor sin igual. Del gran Héctor, troyano, es este otro ROMANXE. Hóctor, príncipe troyano, ^ Quién tema sabiduría, Que no £üten las palabras Cantando tu ralenda? La mujer del griego UUzes A su mando escribí^ Que por Grecia el nombre de Héctor Muy gran espanto ponía. Y ella, cuando le nombraban. Su rostro el color perdía. Temiendo que su marido A sus manos moriria. Fué de griegos tan temido, Que nadi se le atrevía A esperalle uno á uno, « Sipo con gran compañía. Los griegos por temor del Dqáran su guerrería. Sino que Eritrea dixo . Que Troya se perderia. £1 más íuerte de los griegos A la fin desflaquecia. Que tu muy gran íbrMeza A todos siempre venda. Llegó el dia de tu muerte. Que fortuna lo quería, EL CORTESANO. 437 Achiles y U ti:aicion Se juntaron aquel día. No te Tino cara á cara Porque mucho la temía. Que si por traición no ñiera Nadi matar te podía. De Páris Alezandre, troyano, es este otro ROMANCE. París Alexandre hermoso , . Hijo del buen rey de Troya, Caro te costó la Jtya De los griegos que llevastes. Al rey Menalao robastes Su linda mujer Helena, Cual la culpa tal la pena A tu Troya le fué dada. A traición le fué robada A Menalao su mujer, Y á traición se vio perder Troya y su gran Illion. Tú mataste con razón Achiles que lo mereció. Que si á traición Héctor mató,* Con lo mismo te vengaste. A la fin también pagaste, Siguiendo tu mala suerte, gue Pirro te dio la muerte. Hijo de quien tú mataste. 4S8 ^^ CORTESANO. Del fuerte Trohilo, troyano, esette otro ROMANCE. m Trohilo, fuerte troyano, Si fortuna lo quisiera, Héctor nunca muerto fuera. Pues en tí mo se vía. Tu muy grande valentía A los griegos espantaba, Qtit cualquier griego pensaba No volver más á su tierra.' Tú dieras fin á la guerra Cuando vino el Amazona Á socorrer en persona Á tu Héctor, que halló muerto. Puso gran fuego en el puerto Y quemó la griega armada, Porque estaba confiada Vencer con tu corazón. Todos dirán con razón Achiles no te mató, Sino aquel que te crió , Que secretos de Dios son. Del valeroso troyano Eneas es este otro ROMANCE. La noche que Troya ardia Partióse Eneas troyano. Navegando por las mares, Á Cartago es allegado, Ciudad de la reina Dido, Do fué bien aposentado. BL CORTESANO. 4)9 El y todos sus troyanos Por su puerto s*han entrado. £n llegar delante d*ella, A sus pies s^ha arrodillado $ Apiádate , te&ora , D*este Eneas desdichado. Esta Reina piadosa Dixo : Bien seas llegado $ Cuéntame | troyano Eneas , De Troya lo que ha pasado. Reina Dido , pues que mandas Renovar dolor llorado» Yo te contaré llorando Troya cómo ha quedado. Diez años tumron griegos Guerra sobre nuestro estado | Y á la fin de los diez afios ^u real fué levantado; Fmglendo volverse á Grecia , En sus naves s*han entrado , Dejaron un hombre en tierra , Que Si non era nombrado. Dixo que en la griega armada Ya se hablan embarcado i Yo huí la noche antes Y escondíme en este pradoi Porque me cupo la suerte Que fuese sacrificado , , Por placar al dios Neptuno Y el mar no estuviese irado. Dejaron este Caballo De madera bien labrado , Por el Paladión de Pallas Que de Troya os han hurtado. Creímos Sinon el griego ^ EL CORTESANO. De sus griegos consejado , Para darnos á entender Todo lo por el contado. ^ Yo les dixe que quemasen £1 caballo, que era engaño, Por su mal no me creyeron Y á la ciudad fué llevado. Haciendo ñestas de Baco, Los troyanos se han turbado y Y quedáronse durmiendo , Que el placer es descuidado. Y pasada media noche , Salieron los del caballo j Los griegos desembarcaron , Y por Troya s'han entrado. Dieron fuego á toda Troya > Nuestro Rey fué degollado, Y delante del sus hijos , Sólo yo soy acampado. Entre tanto fuego y sangre , De Héctor fui aconsejado , Que volvió del otro mundo , De los dioses enviado. Díxome , vete , Eneas , A buscar nuevo reinado ; Lleva los dioses de Troya , Que poi esto te han guardado^ Lleva tu padre y tu hijo , Y entra en mar aconsolado , Que los dioses te dirán Que serás bien fortunado. Que si el cielo no quisiera Derribar á nuestro estado ^ A traición no me matara Achiles falsificado. EL CORTESANO. 44 I Por la muerte de Patrodoi Su amigo muy amado , Que maté delante Ttgjz Con las armas d*él armado. Pensando que fuese Achillet ^ Derríbele del caballo i Y córtele la cabexa Y envíele muy honrado. Lo que yo no ñií de griegos ^ Que muerto fui deshonrado , Fuera los muros de Troya Siete veces arrastrado. Abracémonos , Eneas | £n lugar tan desdichado} Donde yo perdí mí reino | Y tú te vas desterrado. Del rey Agamenón, griego, capitán de todos los griegos, es este otro ROMANCE. £1 griego Rey de Micena , Agamenón, puso mano, Para vengar su hermano De quien le robó su Helena. Como alma que va en pena Por la Grecia discurriendo , Arma , arma , va diciendo , Venguémonos de troyanos. Todos con armas en manos 9 MU naves juntado hanj I Haciéndole capitán, De troyanos se vengaron. IL CORTESANO. 44J Que jamas temí las armas, Como tú lo has mostrado, Cuando te halló Ulíses Como mujer disfrazado. Del rey Peleo, tu padre^ Y de tí fué ordenado. Por no Yerte en esta guerra, Que te había amedrentado. Mas si tú tanto deseas Ver tu Patroclo vengado, Combatámonos los dos Mañana en campo aplazado. Y será con un concierto Por nuestros campos jurado. Que si tú vences á mi, Haremos vuestro mandado. Y si yo te venzo á tí. Todos estéis á mi grado. Pláceme dixo Achiles, Y su guante le ha dado. Los griegos no lo quisieron, Por haberse ya probado Héctor más fuerte que Achiles, Aunque no más esforzado. Del muy sabio y esforzado Diomedes, griego, es este otro ROMANCE, Diomedes el buen griego^ Tan fuerte como avisado. Muertos Achiles y Ajaz, A los griegos ha emparado» > EL CORTESANO* Él hizo venir i Pirro, Hijo de Achiles, nombrado Porque vengase la muerte Que á su padre habían dado. Diomedes le traía En batallas á su lado, Que con al les páresela Achiles haber cobrado. Esforzó al griego poder Que estaba desanimado, Que Diomedes tomó Troya, De muy sabio y esforzado. No volvió más á su casa, Porque se vio mal casado. De Troya se fué por mar, Y en Pulla fué bien llegado. Parte del reino de Dauno, De fortuna le fué dado, Cerca del monte Gargano Ciudades ha edificado. Los suyos edificaron Ñapóles por su mandado, Y en la isla Diomedea Otros suyos han poblado. De su nombre la nombraron Por ser nombre tan nomhrado, Donde está su cuerpo hoy dia, Honradamente enterrado. 1 ser acabados los romances se fueroír ^polo y la ninfa los del torneo, y mo- una conversación que turó hasta el con mucha diversidad de pláticas gra- jocosas. Y por excusar prolixidad, don- EL CORTESANO. 447 de veréis C. hablará caballero, y con laD.da- ma. Comenzó el Duque y dixo : Platique- mos de condiciones, que son menester ma- chos pareceres para dejarse bien entender, y pues yo he movido esta plática, haré las preguntas para sacar respuestas de tales cortesanos, que no serán menester réplicas. Díganme, pues, ¿de qué viene una condi- ción que no se deja acabar de entender? C Seiíor, yo diría que de sabio ó de loco le viene á quien tal condición tiene, que muy gran locura es no dejarse entender para bien hacer ; y gran saber es no descu- brir la in tinción que sea para perdición, como se sigue entre enemigos, que saben proveer contra quien se deja comprender; no lo digo por las mujeres, aunque algunas dellas tienen esta condición , que en habelle entendido se ríen de su marído; y éstas son las que no quieren bien á sí ni á otri, y no sé de qué viene, querríalo saber para aprender. D. A las que sabes mueras, aunque no tengo que responder por mí, sino por vos, que modorra me paresce que tenéis en esto que hablado habéis. C. Señora , no es modorra, sino modo ra- zonable, que bien es que no sepa la mu- jer, si no es leal su marido, que encubrír esto es de sabido. 44^ EL co&TisAira D. A otro perro con ese hueso. C. Por mi mujer lo debe decir, que pei«^ ra y perro es en roer , que nada k pinpdft esconder, que más saBe que el diablo» |Ni(i entiende lo que callo y cnanto hablo* Z>. Diable so pera entendren, peiqve wá llanci la diablesa pintada, quem porcia 4 casa plena de afcTts. . ^ I C. Señora doña Hierónima: Non iii^^ ' festo. . , ' ' Z>. Don Luis Milá, feu del resto» ^ptí com aguant lom adoban , qne no pnt á mil. marit, quant los dos vos coblejau. C. Señora mujer, el latin que don Luis Milán os ha dicho, se nombra adoba len- guas; una tiene adobada de ternera, ¡ojalá la vuestra fuera! D. Si tan malos fuesen los lenguados como son los deslenguados, no los nombra- rian los franceses perdigones de mar. Dixo eL Duque : Buenas lanzas se han corrido, que bocas bien enfrenadas no ha- cen embarreradas , y volvamos la hoja. De- címe de que viene la muy mala condi- ción de celosos. C. Los celos, señor, son hijos del amor, los buenos son legítimos, que son los avisa- dos, y los malos son bastardos, que son los necios ; los locos son alborotadores, como los EL CORTESANO. 449 _úc Giloc ; tos necios son rebuznadores como los del canónigo Ster; los sabios son faki- risueftos, como los de don Luis Milán , que los tiene risueños sobre tristes» mostrando con una ^Isa risa que siente lo que de pa- labra no se debe dar á sentir. Dixo el Duque: Por mejor tengo no mos- trar celoso sino receloso secreto, apartando todo lo que puede mal hacer con sabio mo- do, que, aunque sea poco el fuego, descuido lo enciende todo. D. Si justicia se hiciese de celos, cuántos hombres veríamos á la casa de locos. C. No quedarían las mujeres en la po- sada, que un casado poco há envió á su perrochia para que- tocasen la campana, di- ciendo que tenía fuego en su casa, y los que fueron á socorrelle dixéronle : ¿ A dó está el fuego, que no le vemos? y el respon- dió : En los celos de mi mujer lo ñauaréis, que peor son que fuego celos de mujer, que no se pue^e socorrer. Dixo el Duque : Tan buenas son estas lanzas como las pasadas, pasemos adelan- te. Mucho querría saber qué os paresce de una condición demasiadamente dulce. D, Señor, la bona condición ha de ser agredolsa com á magrana de Xativa, que lo dols de les mullers fa bon agre en los ma- 29 450 EL CORTESANO. rits, y esta es bona mixtura pera conservar la honra deis casats. Dixo el Canónigo : Veritajt es, sino que^ á voltes si mésela algún gasta honres. Respondió Gilot : Almenys no les gasta- rá un tartugot gasta pa tal com vos , espanta pardals, aborrit de cuants hostals es anat per festejador orat. D, Gil, may te vist tan grasiós com al> lo meu servidor mesen Coster , que may en- tra en lo terrer mosen Ster. C. Paso, señora doña Hierónima^ que el Canónigo no's quien quiera > que hijo es de una panadera, y quedó pan lisiado al en- hornar. Dixo Gilot : Be dieu señor Joan , que al enfornar se fan los pans geperuts. Dixo el Duque : ¿Pues tan gran mar ha levantado el gasta honras del canónigo Ster? sepamos qué cosa es honra, y dígalo mas- tre Zapater, que lo sabrá mejor; y rogadO' >^ de todos, dixo : Yo diria, no apartándo- me de la ley de Dios, que la honra es el valor de cualquier persona , mas ha de ser la que á Dios place, y no la que Luci- fer quiere ; y así es mucho de notar que con sola su palabra, diciendo fat^ fueron hechas todas las criaturas , y pudiendo con lo mismo echar á Lucifer del cielo, no EL CORTISAKO. 45 1 quiso SU Majestad que fuese echado, ñno resistiendo á modo de batalla sus minis' tros loA buenos ángeles, mostriindo que justamente se puede resistir y pelear por la verdadera honra, que es conservar jus- ticia y verdad, como ellos hicieron á vo- luntad de Dios, resistiendo y peleando contra la injusticia y la mentira, que es el diablo; por donde nos debemos mirar siempre en Cristo, nuestro sefior inmacu- lado , espejo de cristal , siguiendo aque- llas letras que dicen en tomo d'él : Omnis vita Cbristi actio nostra est. Diciendo que toda la vida de Cristo debemos imitar, pe- leando por la justa honra, conservando lo que Dios nos da ; y es de entender por su ley, como mandó á los judíos, que siempre fueron vencedores peleando por la honra de Dios , y así no osó Ale * n de na kombrc desnudo lla no bebe Con el calis que me da. Jttgad i pasa Gonzalo Vos y el que t%ti cabo tos , Y reírme de los dos. Si jugamos á pasar , £1 Gonnlo quiero ser Para daros más placer. Limpiaos vuestros ojos Y pestañas , Que están llenos de lagafits. Secáronse por mi mal Lágrimas de mis entrafias, Y han quedado en las pestañas Secas por una seftal. Id pidiendo con un guante Para ver lo qw os darán Todas cuantas aquí están. Yo bien andaré pidiendo Lo que mucho ha menester Este pobre de placer. Buscando por estas damas, Decilde, si hay Mencía, Hermosura y alegría. Mencía , Quien os hfeo bien sabía Qut criaba en vos dos cosas. 31 la»*^** Y entre tristes »1«^- ^ ooe toqué» ?»'**•' y„ os mando q«f^ Vos las tocareis a t wé como ma»^***» Yo lo haré co ^^^ pues q^c ^"" S\n hacer «6»! «" «^ Aftfi cabello» 1 Me . Yo me quitaré la gorra, Pero no de la cabeza. Que en vos nunca se estropíeca. £n el suelo arrodillado Soplicad á una dama Que os mande meter en fama De muy frió enamorado.* Agora , por Dios eterno. Veo mi trabajo en vano, Pues que siendo un verano Me tienen por un invierno. LIBRO buscando por estas damas y Decilde , si hay Francisca, Quien os ama bien s'arrisca. Francisca , Quien os ama bien s'arrisca. Que si muere por tal dama y Siempre vivirá su fama. Yo os mando que digáis De cuantas soy servidor, Para daros por traidor. A traidoras ser traidor , Pues no hay otro remedio Que á traidor traidor y medio. Por mostrar qué gesto hacéis, Reios sin alegría Con una risada fria. Vuestro amor anda tan frió, Que helando mi placer, El reír frió ha de ser. Yo os mando que digáis De las gracias que soléis , Y que vos os las riáis. Que solo las reiréis. Yo haré lo acostumbrado Vuestras gracias diciendo , Y ellas me han tan maltratado , Que no quedaré riendo. Buscaréis por estas damas, Di MOTES. 489 Y diréis á Margarita : Vuestra gracia es iofinia» Margarita, £t su gracia infinita , Tanto que los que la miran Ladetsean y sospíran. Jugaréis otro y vos Con los manos á la esgrima y Y el que quedará encima Sea señor de los dos. Hartas veces he jugado Con mis males á la esgrima , Pero nunca fui encima, Pues no os he señoreado. Y'os mando, si vos queréis, Que digáis una mentira D 'aquellas que vos soléis. Nunca mentí, por mi fé, En deciros que soy vuestro. Pues lo siento y lo muestro. ' Bajad bajo á la entrada Y subid con gran presencia, Y haréis una reverencia A la que n'os tiene en nada. Aunque no me tenga en nada No me quiero maldecir. Pues me veo ya subir La escalera del entrada. ; 490 LIBRO Buscaréis por estas damas Si hubiere Chatalina, Y decilde que es divina. Chatalina £n sus obras es divina, Y humana cuando mira Al galán que la sospira. Id pidiendo con un guante, * Para ver lo que os darán Todas cuantas aqui están. Yo bien andaré pidiendo Lo que más ha menester Este pobre de placer. Haceos á la ventura , Y decid á dos ó tres Que os digan qué hora es. Las horas de gian contento, Cuando las quieren contar Más presto suelen pasar. Abajad bajo á la puerta Y pedid á dos ó tres Cuanto tenemos del mes. Si ha de ser en mi favor, Dende agora os lo muestro, Si me asentáis por vuestro En libro de servidor. Buscaréis por estas damas DB MOTBS. 491 Si hay Angela alguna , Y decilde, sola una. Angela, Ángel es, ángel será, Y á quien día es el bueno Siempre está de gloría lleno. Punchad vuestra mala lengua Con un alfilé delgado, Pues que sois tan mal hablado. Porque sienta mayor mengiu Ha causado mi pasión , Qu*en hablar mi corazón Lo borra todo la lengiu. Menaaalda con el dedo A quien vos sois servidor, Por ver si hará de miedo Lo que no hace d^amor. Pláceme , mas yo recelo Qu^esta burla cueste cara , Pues será escupir al cielo Y volverme á la cara. Volved los ojos en blanco. Mostrando muy grande enojo, Y diréos tan blanco el ojo. De haber sido tan franco Y de verme tan cativo, Volveré , pues que no vivo. Mis tristes ojos en blanco. LIBRO Buscaréis por estas damas Si hay alguna £ peransa, Y diréis sin confíanza. Esperanza, £n su nombre hay confianza Y en sus obras no es tal, Pues á mí me hacen mal. Mete el dedo en vuestra boca Y mordelde con gran saña y Y será muy buena maña Si engañáis alguna loca. Ninguna veo tan loca Que se deje ya engañar, Sino mordiendo el lugar Con que se gana la boca. Preguntad á una dama Si llegáis á treinta años, Que, según vuestros engaños, Mas nos muestra vuestra fama. Si engañando á quien engaña Perdones s'han alcanzado, ¿ Cuántos habéis vos ganado ? Echad fuera esos pajes. Vayan fuera de la sala , Pues parecéis maestresala. Muy mejor parecería , De mayor nombre y fema. Maestro en cama. DE MOTES. 493 Buscad bien por estas damat Si halláis alguna Incs , Y decilde : una es. Inés, En el mundo una et , Sola Fénix en el mundo, Sin igual ni nn segundo. Pues que sois buen casidor. Haced con un pañezuelo Un señuelo. A quien yo haré señuelo Me verná urde 6 temprano A la mano. Id delante una dama Y decilde un donaire De buen aire. Yo iré delante aquella Que no sé sino mirarla Y contemplarla. Preguntad á una dama Si sois para ser amado O desamado. A quien yo preguntaré Ya yo sé qué me dirá , Según os va. Buscaréis por estas damas , Diréis á Beatriz, Tú mi sola emperatríx. r Beatriz £s mi sola emperatriz ; Y hame muerto con jusdciay Pues no mata con malicia. Pues que sois un espantajo^ Espantad una doncella Y n'os alleguéis á ella. Si suelen morir d^amores. Mejor soy para matar Que no soy para espantar. Preguntad á una dama, Si mostráis en ser callado Enamorado. Yo se lo preguntaré , Y en mi gesto lo verá Y creerá. Mal os está vuestra gorra f Ensayadla á uno ó dos Si estará mejor que á vos. Gorra que tan bien criada Siempre ha sido para vos, ¿ Por qué burláis de los dos ? Buscaréis por estas damad,. Y si Anna se hallará, Decilde vos mi manná. DE MOTES. 495 Aniu Es como una maniu D^illá del cielo caída, Muy ubrosa é bien ubida. Soplicad á vuestra dama Qa€ por toda una semana H*ot mire de mala gana. Ya quisiese mi ventura Que á mirarme m volviese, Y fuete como quisiese. Vuestra capa está bien hecha ^ Y en mirarla he conocido De la bolsa que ha salido. En ser corU y tan estrecha. Ya yo se lo que mandáis Que sea muy largo y hecho, Que quien es corto y estrecho Con razón lo motejáis. Estiraos esas calzas. Que no diga algún donoso Que son calzas de gotoso. Son tan viejos mis amores y Que de viejos han rugado. Mis carrillos y calzado. No es dése cuerpo esa capa> Y pues no es de galán, Ensayalda algún truhán. 49^ LIBRO Pues queréis que me la quite, Vístasela el más gracioso, Y será vuestro donoso. - La dama qu*en su mote está , Si la veis en esta sala , Decilde con mucha gala : Laudomia, Laudomia. Laudomia es La que siempre fué después, Y antes della De su nombre la más bella. Preguntad á una dama Que de qué os ha venido Estar tan descolorido. ' Desque perdí la esperanza, Que es color del amador. He perdido 1^ color. Preguntad á una dama Cuándo, poco más ó menos , Seréis vos de los muy buenos. Muy bueno para bellaco Soy yo siempre y seré En lo que sé. Si la veis en esta sala , Decilde á Violante : Ya soy vuestro diamante. Violante, DB MOTEi. 497 Yo soy vuestro diamante Falso, pues que ser no puedo Anillo de vuestro dedo. Sabed de cuantas aquí están y O de quien querréis pedillo. Si destar flaco, amarillo. Sois salido tan galán. Donde sobra tanto afán , Con razón puedo decillo, Que yo soy el amarillo, Y lo flaco es el galán. Si halláis en esta sala A María, Decilde: yo os amaría. María , Con razón os amaría Como hombre, Si no por vuestro gran nombre. Vuestro amor viejo y rugado Bien será que lo mudéis, Porque ya n*os parecéis, Que andáis muy corcovado. Ponerme quiero una muda Y mudar nuevo amor Para parescer mejor. Que quien muda Dios le ayuda. Saquen algo de comer, Que ver quiero ú maxcab 32 De la suerte que habláis. El que no puede tragar Ningún bien en sus pasiones, Maxca siempre las razones. A la muy linda Felipa Decilde muy sospirando: Con vos tiene amor gran mand< Felipa, A vos sólo se aplica Este mote tan señor: Toda cosa vence amor. Quitaos la capa y sayo, y veremos si el jubón Es mejor que no el sayón. Lo encubierto es lo mejor, Que lo que se puede ver No da tanto de placer. Enviadle un recaudo A quien mal recaudo os da. Por ver qué responderá. Ella me responderá Lo que siempre suele hacer, El callar por responder. Id delante una dama Con mesura Y decilde la ventura. DE MOTES. 499 Yo le Jiro Ij ventura, ^uc bien 1j só por su mano, l*ucs me cunvirtiú en gitano Lo cruel de su hermosura. Si la veis en e^tx sala. Diréis á 1j linda Elena, Vos li gluiia, yo U pena. Elena, Vos la gloria , yo la pena , Pues no st)y por mi tristura Vuestro Fáris en ventura. Preguntad á una dama, Si tenéis de gracioso Tan poco como de hermoso. No soy cierto gracioso, Pero doy gracias á Dios ^ue si no soy para vos , Para otra soy hermoso. Dccilde que os adevinc Una dama Que soñastes en la cama.